CAPITULO 7

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Mase

Las 3 semanas pasaron y con ellas también mi paciencia. En todos estos días Melina supo bien el cómo ocultar su rastro, "no entiendo cómo ha podido hacerlo". La única manera de saber si seguían con vida era por las llamadas esporádicas que le daba a Dan y este tampoco le ha dado la gana de decirme donde están ya que no quiere tener problemas con su hermana.

Estoy fuera del edificio de ambas que cuando identifico la camioneta de la familia Ferran me levanto del capó de mi auto y la veo, "cabello negro como la noche y piel algo bronceada por el sol". Alexandra sale de la camioneta con una sonrisa bastante grande que puedo sentir como todo mi interior se llena de luz por solo verla.

Melina sale de la parte del copiloto y el señor Ferran la sigue, con mucha tranquilidad me acerco hasta quedar detrás de la pelinegra por la que estoy obsesionado —bienvenida de vuelta Alexandra —ella se sobresalta girando y viéndome directamente mientras que ese color rosáceo invade su piel.

—Mase...—toco con mis nudillos su piel muy suavemente, "¿Cómo pude pensar en alejarme de ella?". —¿Qué haces aquí?

—Esperándote —un golpe en la cabeza me hace tomar distancia de Alex y veo detrás mío —también te esperaba a ti, fosforito —Melina me da un golpe en los abdominales que me hace reír.

—Disimula algo que no están solos —mira detrás mío —nos vemos en la noche —le guiña el ojo cosa que me despierta la curiosidad y Melina se aleja. Con la mano saludo al señor Ferran y con Melina entran al edificio dejándome a solas con Alex.

—¿Algo que deba saber? —pregunto y Alex niega con una sonrisa traviesa. Entrecierro mis ojos y sin que lo espere la tomo de la cintura y la cuelgo en mi hombro.

—¡MASE!, ¡¿QUE HACES?! —ella se ríe y yo nos hago dar vueltas —¡BAJAME!

—No hasta que me digas que se traen tu y Melina —me detengo y la miro, pero ella frunce sus labios y nos vuelvo a hacer girar desatando su risa e igual la mía.

—Alexandra —una voz grave me detiene y me encuentro a un señor que reconozco por la foto que vi cuando investigué su vida.

—Papá...—la bajo y ella se acomoda la ropa —te presento a Mase Conte, un amigo —noto su nerviosismo y camino hacia el extendiéndole la mano.

—Mase Conte señor, un gusto —el padre de Alexandra me mira fijamente que no acepta al instante mi mano. Al agarrarla el apretón que da es uno fuerte que si no fuera que estoy acostumbrado a entrenar, hubiera hecho una mueca.

—Marco Kiereva —me suelta la mano y se cruza de brazos a la vez que Alexandra va a su lado. El señor Kiereva es un hombre igual de mi altura, ancho, con el cabello muy corto y una barba prominente, pero cuidada ya bañada con canas. Lleva una camisa gris y pantalones negros, si bien esta vestido como empresario, tengo el presentimiento de que no siempre se dedicó al mundo empresarial —¿no eres algo mayor para ser amigo de mi hija?

—Papá...—se queja Alex.

—Nos conocimos porque soy muy cercano a los Ferran, señor —le explico. El sigue mirándome muy serio que Alex lo agarra del brazo desviando su atención hacia ella.

—Mase es un buen amigo papá, no lo intimides por favor —el señor Kiereva la ve y parte de esa seriedad se va cuando la besa en la frente.

—No lo estoy intimidando, ¿verdad, señor Conte? —cuando me hace la pregunta puedo ver que esa seriedad ha vuelto, "bien, al parecer tendré algo de dificultad con mi suegro".

—Para nada —sonrío y el asiente volviendo su atención hacia Alex.

—Tu madre te está esperando, ve —Alexandra duda, pero accede y me deja a solas con su padre. Ambos la vemos hasta que entra y es cuando su padre habla.

MI OBSESIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora