CAPITULO 21

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Alexandra

"Algo está pasando", me he dado cuenta que Mase y Dan han estado tensos los últimos tres días, así intenten ocultarlo cuando están frente a Melina y Richard. Cuando estoy a solas con Mase he intentado preguntárselo, pero el desgraciado siempre me elude llevándome al orgasmo que mi mente queda frita después.

Esta noche logro mantenerme despierta, sin que él se dé cuenta siento cuando se levanta de la cama y sale de la habitación. Cuento hasta cincuenta y es cuando abro los ojos lista para seguirlo.

Descalza y en la semi oscuridad camino por el pasillo hasta llegar al salón de la entrada, al estar en completo silencio intento escuchar un mínimo ruido que me guie hacia donde este. Camino hacia la cocina y por las puertas corredizas noto a tres hombres vigilando lo que parece un cobertizo. Cuando abro la puerta siento el aire fresco de la noche erizándome la piel.

Los tres al verme cerca inmediatamente bajan la cabeza —¿esta Mase dentro?

—Si, mi señora —"mierda, es demasiada formalidad". Al intentar entrar uno me bloquea y yo retrocedo —lo siento, pero los señores dieron la orden de no dejar entrar a nadie, "¿señores?... eso quiere decir que Dan esta adentro".

—Sino me dejan entrar igual estarán en problemas, porque gritaré alertándolos, sin mencionar que me dejaron aquí afuera con los pies descalzos —dos de ellos se miran entre sí dudosos de si ceder o no, mientras que el otro se aparta dándome paso. Su mirada vacía me estremece al pasar por su lado que cuando estoy dándoles la espalda no dudo en darla la vuelta y verlo de nuevo; cabello negro, pero muy corto, tiene un poco más de la altura de Richard con una complexión media, es bien agraciado si no fuera por esa mirada negra tan vacía que carga, "es como un cascaron".

—Lo señores están bajando la escotilla —me indica y si su mirada ya era vacía, su voz es mucho más. Al asentir el cierra las puertas dobles de madera e inmediatamente las luces se encienden. Al ver alrededor todo es como un cobertizo común, hay instrumentos de limpieza y jardinería, al ver al suelo noto el tapete sucio que bien puede pasar desapercibido si estuviera extendido.

Al acercarme con cuidado siento como en cierta zona al hacer presión se hunde, levanto con cuidado el pie y parte del suelo se levanta mostrando una entrada. Es pesada, el levantarla me hace doler un poco las costillas y el brazo, más logro hacerlo y de nuevo otras luces se encienden mostrándome las escaleras de bajada.

Mi piel se enchina y el estómago se me encoge, todo mi cuerpo me advierte del peligro que hay abajo, todas las alertas se encienden y me gritan que no baje, "respira y cálmate, esta es la vida que escogí". Tomando una respiración profunda bajo escalón por escalón. Al llegar al fondo el ambiente es mucho más frio, todo es pared de piedra gris sin ningún rastro de luz natural. Un grito amortiguado me estremece la piel y la sigo.

Lento voy acercándome hacia el ruido y estos se vuelven mucho más claros hasta que estoy frente a una puerta metálica —¡TE DIJE QUE NO SE NADA! —el grito me estremece aún más y el nudo se convierte en una bola en mi estómago.

—No te conviene mentir —la voz de Mase es clara como el agua, pero es un tono que solo lo he escuchado usar cuando recién despertaba del accidente —ya de por si cavaste tu tumba al atreverte a lastimarla.

—¡NO SABIA QUE ERA REALMENTE IMPORTANTE!

—¡DEJA DE MENTIR! —otro golpe y salto temblando. A los segundos la puerta se abre y veo a un Dan tenso y mirándome entre confundido y con enojo.

—¿Qué haces aquí, Alexandra? —siento mi boca seca ya que la imagen que tengo en estos momentos de él es para acojonar a cualquiera. Lleva los brazos descubiertos y parte de ellos los tiene con manchas de sangre.

MI OBSESIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora