CAPITULO 19

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Alexandra

Mis parpados pesan, todo mi cuerpo zumba de adormecimiento y dolor. Lento voy abriéndolos encontrándome con un techo oscuro con luces demasiados brillantes —doctor, está despertando —escucho la voz de una mujer, pero mi vista aún sigue nublada que debo cerrar y abrir repetidamente hasta que tengo una imagen clara —¿me puede oír, señorita?

—¿Dónde estoy? —intento levantarme, pero mi costado me hace quejarme que caigo de nuevo en cama.

—No debe moverse, aun su cuerpo no está listo para movimientos bruscos —respiro hondo e intento recordar que me ha pasado, cuando mi mente me trae imágenes de la carrera, como salí disparada de mi moto y el cómo rogué el seguir con vida. Las lágrimas me invaden que intento contenerlas lo más que puedo ya que no quiero ni imaginar como debo de verme y llorar solo empeorará mi estado.

La puerta se abre estrepitosamente donde Mase entra rápidamente hasta envolverme en su calor —mia piccola —besa mi coronilla repetida veces y me estrecha a su pecho con sumo cuidado que ya no reprimo nada y rompo en llanto.

Mi cuerpo duele, escucho como las maquinas que monitorean mis signos hace ruidos fuertes, pero lo único que me importa es no soltarme del hombre que amo —todo está bien, estas aquí.

—No quería morir —sollozo —no quería perderte...perderlos —mis manos se hacen puños agarrando su camisa.

—No me vas a perder, ni vas a morir —se aleja tomando mi rostro —eres mía —afirma —y no voy a soltarte así signifique desafiar a la misma muerte, ¿entendiste? —me besa con fuerza y no me importa que me duela, el sentirlo me hace saber que sigo aquí con él, con mis amigos, con mis padres.

Cuando nos separamos Mase mira al doctor sin soltarme la mano —¿Cómo está yendo?

—Su recuperación es rápida, más con el medicamento que nos brindó el señor Bernardi —miro hacia mi brazo que lo tengo vendado por completo —las costillas que llegó a romperse le tomarán unos meses en que estén completamente curadas. Debe mantenerse en reposo absoluto y tomar los calmantes cuando el dolor sea insoportable —solo por miedo muevo los dedos de mis pies y un alivio me invade al poder sentirlos, al igual que mis piernas —tuvo una suerte de que el casco haya absorbido todo el impacto en la cabeza, ya que podría haber terminado mucho peor —el simple recuerdo del accidente me hace cerrar los ojos y apretar la mano de Mase.

—Retírate —respiro hondo varias veces mientras escucho como nos dejan solos —¿estas mejor? —lo veo y noto las bolsas debajo de sus ojos. Mi mano va a su mejilla y él se apoya en ella.

—¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

—7 días —su voz suena quebrada.

—Dime por favor que has dormido —el ruego es notable en mi voz a lo que el niega y besa mi frente.

—No podía hacerlo así mi cuerpo lo pidiera.

—Mase —me besa suavemente y yo lo dejo.

—Lo hare pagar mia Ninfa —amenaza en voz baja, pero cargada de rabia —cada dolor y marca que te provocó, lo hare pagar mil veces peor —"debo asustarme, sé que debo hacerlo", mi mente repite lo que debo sentir, pero dentro mío no nace esa emoción. Tomo su mano y noto los mini cortes que hay en ellas, al darle la vuelta su palma lleva el mismo resultado.

—¿Quién fue? —pregunto al verlo a los ojos, su mandíbula se endurece antes de responder.

—El organizador de las carreras —"por eso ese día no me saludó". Mi mente recuenta todas las veces que he ido y fue la única vez que no me saludo o mostró una sonrisa agradable.

MI OBSESIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora