5 años después.
Madrid – España
Alexandra
Regresar a esta ciudad me trae tanto buenos como amargos recuerdos, la mayoría de los edificios han cambiado más algunos se conservan a como los recuerdo —¿estas segura de querer vivir en este barrio?, mira que con Izaac podemos tenerte un departamento en un edificio muy bien equipado y vigilado —me rio por su sobreprotección cuando en estos últimos años me ha dejado el cuerpo con moretones y exprimido hasta el último gramo de energía con sus entrenamientos.
—Que si demonio —lo despeino a modo de molestarlo —además el barrio no me es desconocido, ya he vivido aquí —se detiene en frente de una casa blanca de dos pisos modesta. Lo que me hace salir del auto rápidamente no es la nostalgia, sino las dos personas que están en la puerta. Me quedo parada agarrándome de la puerta del auto con inseguridad de avanzar —si los aceptas, ellos quieren vivir contigo —dice Dominik cuando lo miro, está apoyado sobre el techo de su convertible negro con una sonrisa amable —ve —me insta a moverme con la cabeza y con inseguridad avanzo hasta quedar frente a las personas que me criaron como su hija durante 19 años, al momento de intentar decir algo soy abrazada de forma fuerte y repentina que mis palabras mueren antes de si quiera poder hacer un mero sonido.
—No sabes cómo te he extrañado —mis brazos la envuelven y aspiro su olor llenándome de una nostalgia tan grande que me hace cerrar los ojos —mi hermosa hija —al separarse noto sus lágrimas —perdón —se apresura a decir mientras se seca las mejillas —no debí llamarte así, sé que sabes que yo...—titubea negando —no lo volveré a decir si te sientes incomoda o no te gusta —tomo sus manos y una de ellas la llevo hasta mi mejilla donde me apoyo.
—Si aun quieres aceptarme como hija, por mi está bien...mamá —sus lágrimas vuelven a aparecer y esta vez su abrazo es más fuerte y se lo devuelvo de igual forma. Al ver hacia en frente la vergüenza aparece y el recuerdo de como lo trate la última vez me hace querer meter la cabeza en un hueco.
Me separo de mi madre y camino la poca distancia que queda plantándome solo a dos pasos de distancia —me alegra ver que estas bien —dice manteniendo las manos en los bolsillos, volver a escuchar su voz remueve muchas cosas dentro mío.
—Los Petrova son muy buenos anfitriones, pero todos unos sádicos a la hora de entrenar —esboza una media sonrisa con mi comentario.
—Si, sé muy bien como pueden ser sus entrenamientos —siento mis manos picar y los nerviosos solo van en aumento. Alguien me empuja por detrás y termino tropezando en su dirección y el me agarra antes de que caiga —¿estas bien? —el sentir de nuevo su calor rodeándome me hace actuar por inercia y envuelvo mis brazos alrededor de su cintura.
—Perdón por cómo te trate la última vez —digo sobre su pecho y siento como una de sus manos peina mi cabello. Levanto la mirada y como recuerdo su expresión se suaviza —¿aun puedo seguir siendo tu hija? —me envuelve en un abrazo besando mi cabeza de forma prolongada.
—Nunca has dejado de serlo, il mio tesoro —una pequeñas lagrimas se escapan de mis ojos mientras sonrío cuando me dice ese apodo.
—Bueno al parecer volverás a estar consentida —me alejo de mi padre viendo detrás de mi hacia Dominik.
—Solo estas celoso que a mí me consientan —este se ríe y me acerco hacia el —¿a qué hora sale tu vuelo a rusia?
—En 4 horas —asiento —recuerda siempre quién eres y cuál es tu objetivo.
—Jamás podría olvidarlo —digo y este asiente antes de alzarme y colgarme en su hombro —¡Dominik me harás caer! —me rio.
—No olvides ir a tus prácticas, Izaac ya ha preparado todo y sabrá si faltas a una.
—Si, si, no lo voy a olvidar, ahora bájame que la sangre se me está subiendo y si vomito juro que lo hare dentro de tu auto —de forma rápida me coloca de pie. Su enorme mano me despeina riéndose y yo lo golpeo en su abdomen —avísame cuando llegues.
—Lo hare —mira hacia mi padre —te la encargo —ambos se dan la mano como una forma de cerrar un acuerdo —nos estaremos viendo, маленькая нимфа —Dominik se aleja hacia su auto y noto como algunos vecinos se quedan embobados al verlo irse.
—¿Lista para desempacar? —pregunta mi padre y yo asiento, mi madre se nos une y los tres entramos en la que se convertirá en nuestra casa, "disfrutaré de los días tranquilos antes de que llegue la tormenta, porque una vez empiece las calles de Madrid se llenaran de sangre y esta vez no será la mia"

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MI OBSESIÓN
RomanceLIBRO 1: SAGA REENCUENTROS Y SECRETOS Fui criado para gobernar, mi padre toda la vida me enseñó como tenía pensar y actuar para conseguir lo que deseo. Me guío y dictó cual camino debía seguir para conseguir y recuperar una grandeza pasada que nos f...