4- "igual a papá"

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Un cigarro es encendido en aquel balcón. Es Lucio, recién bañado. La sangre de muchos estuvo en sus manos, pero está, era distinta.

Vittorio, más que amigo, era familia. El mismo lo consideraba su tío, así como su padre un hermano. La idea era hacerlo entrar en razón, pero él había cruzado la línea, los había expuesto.

Fue una decisión difícil, pero habría mucha más sangre derramada si esto no se resolvía. Sangre de la familia.

Era consciente de ello.

De pronto, una mano extendida lo interrumpe.

—No encuentro mí encendedor. ¿Me prestas el tuyo?— pregunta "Juli".

—¡¿Otra vez lo perdiste?!—Cuestiona Lucio— Cómo que ya es costumbre lo tuyo.— Extiende su encendedor.

—No es para tanto. Es solo un estupido encendedor.—Responde su hermana.

—No es solo el encendedor. La tarjeta de acceso de hace tres años tambien— Contraataca el hermano—Sabes perfectamente que en este negocio no nos podemos dar el lujo de ser despistados. Hay consecuencias por eso. ¡Gravísimas consecuencias!—

—¿Que consecuencias? No encender un estupido cigarro.—responde "Juli" altaneramente.

—"Julieta", cuando perdiste tu tarjeta de acceso nos tuvimos que mudar. Las consecuencias no solo te afectan a ti imbécil.—Reclama Lucio, para luego lamentarse—¡Ay! Tenía todo mí ganado allá. Ahora por tu culpa tuve que volver a socializar.—

—Primero, ese no es mí nombre. Lo sabes. Segundo, no es mí culpa que sean unos malditos paranoicos. Supuestamente, estoy muerta o peor, ni siquiera existo. ¿Quien me buscaría?—Trata de encender su cigarro, para poder calmar su enojo, pero se interrumpe a si misma para seguir reclamando—Aparte, hace tres años tenía 14 y el castigo sigue en pie. ¡Ya, Superenlo!—

—Es cierto, pero tenías once cuando empezaste oficialmente en el negocio.—

—El tipo era un pedof*lo que jamás creyó que una niña podría hacerle algún daño. El busco su propia muerte. Y no tiene nada que ver.—

—Claro, el que hayas evadido guardias, cámaras y balas como un maldito fantasma con apenas once años no tiene nada que ver. A veces no entiendo cómo alguien tan entrenada, capaz e inteligente puede ser tan despistada como para vivir perdiendo su encendedor.—

Lucio se resigna dispuesto a observar, en silencio, el paisaje en compañía de su hermana pequeña.

Ella finalmente enciende su cigarro, para calmarse y disfrutar aquella vista en silencio. Pero la curiosidad le gana.

—¿Realmente alguien pagaría tanto solo por cog*r?—a lo que su hermano asiente, con la intención de volver al silencio.

Pero la curiosidad de su hermana es mayor que su deseo de permanecer callados.

—Pero solo por una virgen.—Lucio vuelve a asentir.—¿Que diferencia hay?—más que una pregunta para él, es un comentario.

Pero él igual responde.

—Algunos hombres creen que hay algo muy mágico en su pen* que puede cambiar lo que una mujer vale—

—Entonces, yo ya no valdría. No soy virgen.—Lucio se ahoga por la mezcla de la repentina risa y el humo de lo que estaba fumando.

—Ante sus ojos si, estúpida.—Vuelve a reírse involuntariamente, aún está ahogado. Los inocentes cuestionarios de su hermana pequeña no ayudan.

—Entonces, también sos virgen—afirma su hermana, y el vuelve a reir—¡Contéstame idiota! Es en serio la pregunta—reclama "Julieta".

TQF: "Te ame en tu otra Vida"Where stories live. Discover now