30- "¿Puedes quedarte? I"

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Maurizio enciende su cigarro, en aquel balcón. Una mano extendida lo toma por sorpresa.

—No lo pierdas—aclara, al mismo tiempo que entrega el encendedor—o tu hermano nos matará.—

Su hija, recién bañada, lo toma y enciende un cigarro más.

—¿Tu amigo se fue?—

—¿Tu novia se durmió?—

Ambos, padre e hija, intercambian miradas. Comprenden que la respuesta es la misma. Vuelven su vista al frente, intentando volver al silencio. Pero la inquietud de Alma no lo permite.

—No confio en él —aclara la morocha.

—Yo... Tampoco —afirma su padre.

—Entonces, ¿Porque debería ir?—reclama enojada, para luego comenzar a caminar en círculos y continuar su reclamo.— Ese imbécil es cómplice. Si no también el asesino de mí madre. ¿Cómo estás tán seguro de enviarme?— Se detiene, esperando una respuesta.

—Tambien arriesga su vida para que sigas oculta. Primero nos informó de las intenciones de tu abuelo. No te entregó—

—Pero lo hará. ¡Es la mano derecha de Mijail Belova!—

—Por supuesto que lo es. ¿De qué otra manera tendríamos está información? Además, antes de Mijail sirvió a Ludo.—

—Precisamente.—Maurizio intenta contraatacar, pero Alma lo interrumpe— "La lealtad es apreciada incluso por el enemigo".—

—Hoffman es quien me ayudó todo este tiempo a mantenerte oculta. Es quien trata de convencer a tu abuelo de elegir otro sucesor...—

—¿Realmente puedes confiar en sus palabras?—interrumpe la morocha—¿Nunca cuestionaste la facilidad con que fue perdonado? Siguió a mí madre "fielmente" aún así hoy es mano derecha de Mijail Belova. Pusieron precio a tu cabeza, a la de Vittorio y a tantos más. Se vieron obligados a ocultarse. ¿Porque con Hoffman fue distinto?—

—Porque...—

—Te diré porque. Él la entregó. Jamás le sirvió a mí madre, le servía a él. Y conmigo será igual, cuando tenga la oportunidad la aprovechará. Y tu se la estás dando.—

—Tienes razón. Tal vez eso es lo que está sucediendo, pero ¿Que tan lejos crees llegar sin su ayuda?—

Alma indignada desvía la mirada. La frustración domina su expresión. Su padre tiene razón, pero su orgullo no le permite rendirse.

—Podemos continuar cómo hasta ahora, hemos estado bien. Jamás nos han capturado.—

—Si. Nosotros podemos continuar así, pero Gisela no.—

Alma entiende el punto al que su padre quiere llegar. Intenta contraatacar, pero, antes de poder hacerlo él continúa hablando.

—Ella, tarde o temprano, se convertirá en una carga. A menos que planees enseñarle todo lo que sabes, desde tu nacimiento, mientras duerme.—

Maurizio le da un golpe de realidad al orgullo de la morocha.

—Piensalo bien, hija. Tratar con su padre ya es complicado para ella. ¿Quieres añadir más dolor a su vida?—

—No, no quiero.—

—La muerte, las traiciones de quienes amamos, el peligro... Fueron, son y serán visitas frecuentes en tu vida. Ella no está preparada para enfrentar esto a tu lado.—

—¿Piensas que podría traicionarme?—

—Ella te llamo a ti cuando la capturaron. En lugar de ponerte a salvo te dirigió hacía el peligro. No la culpo, solo es una niña tratando de sobrevivir. No resistirá en tu mundo, es hora de dejarla ir.—

Alma escucha con atención cada palabra de su padre. Las comprende, no es tonta, aún así aceptar está realidad será doloroso.

Gisela no es como ella. Si algún día la capturan, no se quedará callada. Alma puede protegerla. Pero Gise no puede hacer lo mismo.

—Aun me quedan algunas horas para decidirme.—

TQF: "Te ame en tu otra Vida"Where stories live. Discover now