29-"Refugiada"

7 1 0
                                    

Alma oprime el botón del ascensor, su hermano está sacando del auto a Iván, que está desmayado por el sedante. Continuará así un par de días, al menos.

—¿Y? ¿No piensas ayudarme?—Reclama Lucio.

—Tu quisiste traerlo. Por mí se hubiese calcinado.— contesta Alma.

Ella intenta encender un cigarrillo que tenía en el bolsillo del blazer blanco, ahora teñido de sangre. Es inútil. Tanto el cigarro como el encendedor están húmedos.

—¡Hola! Cuando mandaste a Gisela para acá ¿Quien crees que la cargó hasta tu habitación?—vuelve a reclamar su hermano.

La morocha se rinde. Guarda el cigarro, quizá para otro momento. En el que tenga más paciencia.

—Espero que a tu chico no le moleste mancharse un poco—

Toma el otro brazo de Iván y juntos ingresan al ascensor.

—Lo baño y borro las evidencias.— bromea Lucio.

Ingresan la contraseña y suben.

—Hablando de baños.—Continua Lucio— Que bueno que terminaste antes, tienes todo un día para quitarte el hedor a sangre y encontrar como explicarle a tu novia porque la drogaste.—

—Muy gracioso—responde con sarcasmo su hermana.

—Sigo sin entender. Cómo puede nublarse tu juicio cuando de ella se trata. ¿Cómo planeas explicarlo?—

—Ya se me ocurrirá algo.—interrumpe Alma.— Por ahora, de verdad, necesito un baño.—

—Si. Apestar a muerte no ayudará a qué te perdonen.—

La puerta se abre, directamente en el departamento. Continúan cargando a Iván, hasta la habitación de Lucio.

Maurizio los observa, pacientemente, sin siquiera saludarlos.

Lucio permanece al lado de Iván, acomodandolo en la cama, controlando sus signos vitales.

Alma, en cambio, se dirige hacía el living. Donde se encuentra su padre, un arma sobre la mesa de cristal y un invitado que conoce, aunque solo lo ha visto en fotos, pero él parece conocerla.

Desde que ingresó no deja de observarla. Con una evidente sorpresa.

No hay que ser un genio para darse cuenta. "Es alguien que conociste en tu otra vida" cómo suele bromear Maurizio.

—Por mucho que me mires, ella no revivirá —Aclara la morocha.

Ella comienza a quitarse el blazer, mostrando sus tatuajes. Para que Dante entienda que por mucho que se parezcan,  ella no es Ludo.

—Hija el es... —

—Dante Hoffman. Mano derecha de Mijail Belova. Nuestro "aliado encubierto".

—No podría haberlo descrito mejor—

—Tan encubierto, que le pasó al jefe el arma para que asesinara a mí madre.—

Dante baja la mirada. Lo que dice no es mentira. Hace años de aquel suceso, pero continúa martirizandose. Después de todo él fue cómplice.

—¿A qué vino señor Hoffman?— la pregunta de Alma lo devuelve a la actualidad.

—"El Jefe" sabe que estás viva.— responde Dante.

Alma cruza los brazos, aún permanece en pie.

—Te está buscando....—

—Se lo encargo a usted—interrumpe la morocha—Buscarme. ¿Es su trabajo, verdad? Debe llevarme para cumplir con su jefe.—

Dante vuelve a tragar saliva.

—Hija tarde o temprano...—

—El señor Belova me capturara. Ahorremonos el discurso.—interrumpe nuevamente la niña— Mejor si es usted quien me lleva hasta él.—

—Alma, yo...— intenta excusarse Hoffman.

—¿Cómo es que confías en él?—reclama la morocha a su padre.

—Cuidara de ti a partir de ahora...—aclara Maurizio.

—¿Cómo cuido de mí madre?—interrumpe nuevamente Alma.—¿Que no lo entiendes? Él no fracaso en cuidarla, él la entrego. Aún así...—

¡PAFF!

Algo que cayó al piso, rompiéndose, interrumpe aquella discusión.

Todos voltean en dirección al sonido.

Es Gisela. Se despertó. Para mala suerte de su novia, mucho antes de lo previsto.

Alma corre hacia Gise, que con dificultad se mantiene en pie. Quiere tomar sus manos, pero su novia la rechaza, retrocediendo.

Gisela tropieza y cae. La imagen de Alma no ayuda mucho. Gise se arrastra y gatea, intentando huir en dirección al ascensor.

Pero, sin importar la fuerza o la cantidad de veces que oprima el botón, solo podrá abandonar el edificio con la huella de Alma.

Al observarse en la puerta espejada del ascensor, la morocha, entiende. Si ella despertara de su sueño y fuera recibida por alguien con tal apariencia, también huiria.

Alma retrocede. Dándole a Gisela tiempo para procesar todo. Incluso que no podrá escapar sin su ayuda.

Dante no entiende porque ninguno, excepto él, pensó en darle un balazo y eliminar evidencias. Conociéndolo, Maurizio, toma el arma y la entrega a su hija.

Ella se coloca en cuclillas, a la altura de Gisela. A una distancia segura. En medio de esa distancia deja el arma.

Gise ni lo duda, toma el arma y apunta a su novia.

Dante se pone en pie, dispuesto a intervenir.

—No te metas—le ordena Maurizio.—deja que ella se encargue.—

Se retiran al balcón. Dejando a ambas solas en el living.

—¿Quien caraj*s eres?—cuestiona Gisela.

—No voy hacerte daño—afirma Alma.

—No fue lo que pregunté.—aclara Gise—Y tus acciones dicen lo contrario.—

—Si en ese momento decía la verdad ¿Habrías venido?— pregunta Alma, haciendo dudar a su novia.—Primero debía ponerte a salvo.—

—Apenas y siento mis piernas. ¿Esto es ponerme a salvo?—reclama Gise.

—Es temporal. Lo que te di solo te haría dormir, recuperarás la movilidad completa mañana, tal vez.—

—¿Tal vez? ¿Siquiera entiendes la gravedad de lo que hiciste?—vuelve a reclamar Gisela—Dime ¿En qué te diferencias con mí padre?—

—En que yo no te haré daño. Pero voy a prender fuego a todo el que intente lastimarte.—

—¿Que hiciste?— pregunta Gisela, con las manos temblorosas.

Alma se acerca, quitándole el arma con delicadeza. Para que no se asuste. Ambas cruzan miradas. Y la morocha afirma:

—No volverán por ti, jamás.—

Gisela rompe en llanto.

Su novia no está bien de la cabeza. Eso es obvio.

Pero ella tampoco está tan cuerda, porque aunque sea consciente que la muerte y el peligro siempre rodearan la vida de Alma:

Esa asesina, la hace sentir a salvo.

TQF: "Te ame en tu otra Vida"Where stories live. Discover now