13- "Mentiras piadosas"

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—¿No eres muy lista verdad?—

Pregunta Alma a la morocha, que está desesperadamente intentando liberarse de las ataduras.

—Soy más de actuar primero y pensar después.—contesta la morocha.

—Puedo notarlo.—Protesta Alma.

—Quédate tranquila, en el infierno le deben estar dando una cálida bienvenida. Ciertamente este mundo no perdió nada con su muerte.—

—Si no lo hubieses asesinado, ya estaríamos...—

—¿Libres?—Cuestiona la morocha enojada.—No te hagas falsas ilusiones Linda. Si no lo hubiese hecho, nos volverían a capturar y habrían terminado lo que empezaron.—

—Eso no lo sabes. Podríamos haber huido.—

—Claro que si—responde con sarcasmo la morocha—¿Crees que eran los únicos hombres que tenían en todo el edificio? ¿Realmente nadie escuchó mis gritos? ¿Alguien llamo a la policía? Y si lo hicieron, ¿Sirvió de algo? ¿No viste al put* oficial que los acompañaba?
Confia en mí linda, no es la primera vez que me atrapan en un lugar así.—

—Si lo sabías, ¿Porque huiste?—

El silencio de la morocha hace evidente la respuesta.

—Prefiero la muerte a qué alguno de esos animales me toque.

—¿Y las demás? ¿Pensaron lo mismo?—

—Créeme linda. Llegaste tarde al show. Si hubieras visto todo lo que les hicieron, la manera en que las rompieron entenderías porque Emma dijo "Gracias".

Alma comprende la mirada vacía de la chica en uniforme.

—Ese era su nombre. Tenía 14 años. Por lo que oí la vendieron a un viejo pedof*lo. No sé las demás, pero Emma está mejor muerta.—Aclara la morocha.

Alma asiente. La morocha tiene razón.

—Su nombre era Emma. ¿Cuál es el tuyo? pregunta Alma.

—¿Que importa? Seguramente acá nos lo cambien. O simplemente nos llamen put*s.—

—Entonces te llamaré Marta.—

La morocha la observa con algo de desconcierto.

—No me dices tú nombre. Si quiero que la mentira funcione al menos debería llamarte de algún modo.

—¿Que mentira?—

—De cómo nos conocemos.—Aclara Alma.— Recuerda. Eres Marta, estamos saliendo hace un tiempo. Nos conocimos en una fiesta, te salve de un idiot* y desde entonces soy un poco...—

- ¿Posesiva?

—Protectora—

—Creo que posesiva le queda mejor.—

—No soy posesiva. Solo protejo a los míos.—

—Ahh...  De todas formas ¿Para que la historia?—

—Dijiste que no querías que te tocaran. El tal Iván dejo claro que los matará si tocan a una virgen. ¿Entonces?—La morocha (Marta) se ríe.

—No creo que sean tan idiotas como para creer eso.—

—Fueron a buscarnos, violaron a las vírgenes y nos dispararon. Créeme, son más que solo idiot*s.—

—Si, ya entendí. ¿Pero porque Marta y no a la que intentas proteger? ¿No sería más fácil de recordar?—

—No eres tan inocente como Gisela.—

—Ciertamente no lo soy. Tu pequeño ángel inocente y tu ya habían huido, por lo que oi. ¿Porque estás aquí?—

—Mate a tres de los suyos. No se iban a detener hasta atrapar al menos a una.—

—Y decidiste que serías tu. Te entiendo. También tengo una amiga por la que haría cosas locas como está.—

—¿Amiga?—

La puerta se abre de golpe. Asotandose contra la pared. La morocha da un brinco en su silla por la sorpresa.

—Si lo haces con delicadeza, la puerta igual se abrirá.—Alega Alma.

Iván está notoriamente enojado. No por el comentario, ya estaba así antes de entrar. Pero el sarcasmo no ayudaba.

—¿Tienen idea de cuánto perdí hoy?—

—¿Porque es nuestra culpa? Tus hombres nos dispararon.—reprocha la morocha.

—Mataron a uno de mis hombres

—Y tu a los demás.—aclara Alma.

Iván no comprende como no parece haber una pizca de miedo en sus rostros. Se ríe.

—No saben dónde están ¿o si?—

—¿En una carnicería?—contesta sarcásticamente la morocha.

—No, creo que estamos... En un hotel, tal vez—Alma le sigue el juego a la morocha.

Ambas ríen. Iván dispara cerca del pie de Alma. La morocha se asusta. La otra chica ni se inmuta.

—¿Creen que estoy jugando?—

Alma observa el piso, dónde impactó la bala, luego dirige su mirada a Iván.

—¿Y tu? ¿Crees que yo juego?—Lo desafia— Tus hombres empezaron al tocar a Marta.

—¿Quien es Marta?—Pregunta el joven. Alma señala, con la cabeza, a la morocha.

—No entiendo el problema.—se acerca a Alma y la sostiene por el mentón.—Creo que tu tampoco. Para mí o mis hombres no valen más de lo que los clientes estén dispuestos a pagar por ustedes.—

—Precisamente. Dijiste que pagan más por las vírgenes.—

La morocha ríe. No puede creer que Alma realmente continúe con la mentira.

—Ustedes no son vírgenes.—Afirma Iván.

—No, no lo somos.—responde la morocha. De todas formas nunca creyó que la mentira resultará.

—Es cierto, ya cogimos. Pero creo que yo no cuento.—contraataca Alma.

Iván abre bien grande los ojos. Tal vez, no haya perdido tanto como creyó.

—¿Son?—

—¿Novias? Si. Tus estúpid*s hombres intentaron tocar a mí novia y les llegue cómo el karma.—

—¿Son vírgenes?— era toda la información que a Iván le importaba. Para saber a qué precio debía venderlas.

—¡Claro que no! Linda deberías dejar de mentir. Podríamos terminar en una situación todavía peor.—responde la morocha. Pero Alma se mantiene firme en la mentira.

—No somos vírgenes,—le responde Alma a Iván—pero si te refieres a qué nunca hemos estado con un hombre, pues no. Nunca.—

A Iván le brilla el rostro al pensar en cuanto ganará por solo estas dos. Es la mejor noticia que tuvo en el día. Se retira de la habitación para continuar con sus negocios.

La morocha quedó con la boca abierta, no puede creer que realmente creyera eso.

—Te dije que son realmente estúpid*s—

TQF: "Te ame en tu otra Vida"Where stories live. Discover now