Cap 9

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Escuchó sus pasos caminar por el pasillo y ahora no los escuchaba calmados en lo más mínimo. Sintió que ahora, afuera de su habitación, estaba caminando un gigante que estaba esperando el momento en que él saliera del lugar para atacarlo y devorarlo.

Se quedó sentado en su cama abrazando sus piernas y aún seguía estando asustado. No sabía porque Iván había regresado tan temprano, pero imaginó que no había sucedido algo bueno. Soltó un suspiro y vio el mueble que había puesto en la puerta para evitar que él pudiera entrar, aunque sabía que ni siquiera un bloque de cemento lo iba a frenar si deseaba hacerlo. Siempre lo había visto grande, intimidante, con un rostro serio y unos ojos negros llenos de peligro, pero ahora todo eso había aumentado mil veces peor.

Escuchó ruidos abajo y no supo lo que estaba haciendo, pero Iván estaba botando todo lo que había sobre la mesa. Piso más de un tomate que había caído al suelo y tiró todo al piso como si fuera algo totalmente asqueroso.

El enojo que lo estaba dominando era casi irracional, pero sentía su cabeza caliente por el enojo que recorría todo su cuerpo. Había llegado a su casa un tanto molesto por algunos problemas en la agencia, pero ver a Rodrigo sentado con Tomas hablando felices y como si fueran los dueños de la casa, lo había superado. Las ganas que tuvo de tomar a su trabajador para golpearlo hasta matarlo fueron tantas que tuvo que ocupar una fuerza descomunal para poder controlarse y no hacerlo. Las formas en que había imaginado golpear su cabeza con sus puños y sus pies se podrían categorizar como inhumanas y descabelladas.

No solía ser violento y siempre tenía paciencia con todos, no solo con Rodrigo, pero cuando se enojaba muchos lo categorizaban como un verdadero monstruo. No iba enfrentándose con cualquiera por simple gusto y muchos lo conocían por ser amable, paciente y una buena persona, pero, al igual que muchas otras personas, Iván también tenía sus demonios interiores que solían salir a la luz para asustar a los demás.

Por unos segundos, se quedó viendo la comida tirada en el suelo. No entendía como a otra persona lo podía tratar bien, cuando a él, que era quien estaba ayudando a su familia , le estaba haciendo la vida imposible.

Pasó las manos por su rostro para terminar en su cabello soltando un suspiro porque sentía que podía tirar la casa abajo. Sin más, solo salió de la casa cerrando la puerta con fuerza y se subió al auto para marcharse. Rodrigo lo vio irse, tragó saliva y no supo lo que estaba sintiendo, pero no era una buena sensación.

Bajo las escaleras con cuidado pensando que Iván podía aparecer gritando de nuevo con ese rostro lleno de terror y sus ojos profundamente negros por el enojo.

Sabía que algunos Alfas solían cambiar el color de sus ojos debido a sus emociones, pero nunca creyó que un Alfa se podía ver tan aterrador por eso. Al llegar a la cocina, se quedó parado viendo como todo estaba tirado. Se arrodilló en el suelo para tomar un plato roto y se sintió mucho peor. Pensó que Iván le iba a agradecer por haberle preparado algo bueno y que, de alguna manera, todo se iba a volver un poco mejor entre ellos, pero se dio cuenta de que no iba a ser de aquella forma.

Cuando el llego a aquella casa siempre solía rechazar la comida de otros y tirarla al suelo sin duda alguna, pero era primera vez que sabía lo que aquello podía provocar. Al ver su comida tirada en el suelo que había preparado con esmero y ganas le hizo sentir casi miserable. Sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas y comenzó a recoger las cosas con cuidado para no hacerse alguna herida debido a los platos rotos.

 Sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas y comenzó a recoger las cosas con cuidado para no hacerse alguna herida debido a los platos rotos

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La Compra De Un Omega- Rodrivan (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora