Una historia donde a Iván (Spreen)
le piden que para mejorar su imagen de empresario famoso busque a algún Omega y tenga un matrimonio. Para solucionar eso Ivan decide comprarle a la familia Carrera ( una familia muy pobre) a su hermoso hijo menor...
Estaba en la puerta principal igual que siempre para intentar abrirla y ver que estaba cerrada, mas se equivocó. La puerta se abrió y se quedó mirando a todos lados pensando que era una broma del Alfa. Asomó la cabeza y vio a los mismos hombres de siempre vigilando el área. Dio unos pasos fuera y miró a todos lados porque de día todo se veía diferente en el lugar. Vio hacia el invernadero y comenzó a caminar para ver qué había dentro pues pareció que había alguien allí.
-¿Necesita algo? -preguntó uno de los hombres que llegaba a su lado.
Rodrigo lo quedó mirando medio dudoso porque los hombres se veían mucho más serios y aterradores que Iván. Tragó saliva y, tomó una postura lejana y grosera igual que siempre.
-Solo voy a caminar, mantente lejos de mí.
El hombre lo quedó mirando unos segundos. Eran diez hombres que andaban vigilando el sitio, pero cinco eran Alfas y los otros cinco eran Betas.
Siguió su camino hasta que llegó al invernadero donde vio que estaba lleno de verduras. Entonces, vio una mujer agachada casi al final. La quedó mirando unos segundos porque estaba demasiado entretenida revisando algunas cosas y no se daba cuenta de que había alguien en la entrada hasta que escuchó a Rodrigo preguntar:
-¿Quién eres tú?
Ella alzó la mirada para ponerse de pie mientras limpiaba sus manos en su delantal.
-Ah, joven Rodrigo, soy una de las empleadas.
-¿Qué haces aquí? -inquirió porque se supone que todos habían sido despedidos.
-Estaba revisando las verduras.
-¿Por qué nada más estás tú aquí?
-Bueno, yo solo vengo a revisar estás cosas en la mañana y tarde y luego paso el tiempo en mi casa. El joven Iván les dio vacaciones a todos.
Rodrigo al oír eso el enojo lo domino por darse cuenta de que el Alfa le había visto la cara de idiota al decirle que los había despedido a todos. Y encima en descarado le seguía diciendo que el era el mentiroso.
-Maldito infeliz -soltó.
-¿Disculpe?-preguntó la mujer por no haber oído bien.
-Nada, olvídalo. ¿Exclusivamente vienes a ver estas cosas?
-Sí, pero también me dedico a cocinarle algunas cosas para irlas a dejar a su trabajo.
-Así que ese idiota tenía a alguien que le cocinaba mientras que yo tenía que hacer todo solo-farfulló.
-¿Necesita algo?
-Sí, vamos dentro de la casa.
-El joven Iván me dijo que no debía entrar y...
-Lo que diga el joven Iván me lo paso por el culo. Se supone que también debes hacerme caso porque estoy casado con él, así que vamos dentro. He estado muy solo estos días, así que, vamos, ¿sí? No soy tan malo como parezco.
La mujer soltó una pequeña sonrisa y le pareció gracioso, mas nada dijo.
-No se preocupe, uno se puede dar cuenta de que no es como aparenta ser. Las personas más buenas suelen ser heridas y por eso luego usan caparazones de crueldad y frialdad.
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