Un lugar para estar juntas

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(Este pequeño fragmento NO forma parte de la historia, pero es muy importante que lo leas... estas dos chicas tienen algo importante que decirte).

Había sido una mañana bastante pesada pues su agenda estaba llena desde temprano: tuvo que reunirse con el ministro de economía para determinar si un tema de impuestos era procedente o no, y también había soportado el sermón interminable de su padre por no seguir al pie de la letra el protocolo en la última ceremonia militar.

Sin embargo, para Cristina, la Princesa Heredera de todo el Gran Ducado de Castilnovo, la preocupación más grande en ese momento era saber dónde demonios se había metido Alejandra.
—¿Hay noticias? —le preguntó a Beny apenas su guardia entró a su oficina.
—Sí. Alejandra pasó a La tentation de l'amour...
—¿Me estás diciendo que en un día tan importante esa tonta fue a comprar postres? ¡¿Está loca?!
—Es que... son los mejores postres de la ciudad —murmuró Beny. Inmediatamente Cristina lo fulminó con la mirada haciendo que el hombre palideciera por unos segundos—. Milo dijo que ya estaban cerca, no deben tardar...
Justo en ese instante la puerta se abrió y una joven de mirada verde esmeralda hizo acto de presencia.
—¿Viste que papá mandó pintar la entrada de...? —Alejadnra detuvo su pregunta al ver la expresión de su novia—. ¿Qué?
—¿Ya viste la hora? —preguntó Cristina apretando los labios.
La castaña miró su reloj y parpadeó varias veces.
—Sí, son las 11 de la mañana, hace buen tiempo, ¿no crees? Por cierto, te traje unas donas de chocolate, ya sabes, de esas que te encantan.
Alejandra dejó una pequeña bandeja de plástico frente a Cristina, que miró el contenido y sintió que su enojo se redujo un poco.
—En una hora exactamente darás tu primer discurso como mi prometida, ¿y te largas a comprar donas...?
—Donas deliciosas, perfectas para calmar los nervios de cualquiera —aclaró Alejandra.
—¿Estás nerviosa? ¿Por eso te fuiste?
—No, solo tenía hambre. Tranquila, Cristi —dijo la chica rodeando el escritorio para arrodillarse frente a ella—. Sé muy bien lo que debo decir.
—¿Ah sí?
—Claro, lo tengo todo aquí. —La castaña sacó una hoja bastante arrugada y la aplanó frente a ella—. Empiezo saludando bla bla bla, digo algo sobre nuestro ser creador bla bla bla... pan comido.
—Me alegra ver que tu primer discurso se traduce en un bla bla bla para ti —se quejó ella cruzando sus brazos.
—Milo, ¿podrías dejarnos a solas? —le pidió Alejandra al guardia, que asintió y salió de ahí lo más rápido que pudo—. Creo que solo necesitamos sexo... —La castaña empezó a quitarse la ropa.
Cristina soltó una carcajada y la detuvo.
—En serio estás loca.
—Yo creo que estás muy presionada Cristi. Solo debes relajarte y para eso puedo desnudarme para ti.
—Aquí no, boba. Sabes que no me gusta hacerlo en la oficina, es impropio.
—Dices eso siempre, antes y después de que lo hacemos aquí. ¿Recuerdas la última vez? Tiramos esa maceta y...
—Shhh, alguien te puede escuchar... —dijo la azabache bastante ruborizada.
—Entonces... ¿lo hacemos?
—No —dijo la chica negando con la cabeza—. Perdón por mi neurosis, solo quiero que todo salga bien hoy. Hemos planeado este momento por años y ahora, por fin todos sabrán sobre este proyecto.
—Y no quieres que yo lo arruine y meta la pata, ¿verdad? —Alejandra sonrió.
—Es que darás un mensaje importante, a personas muy importantes.
—¿Te haría sentir mejor si te digo mi discurso? Así podrás verificar que sé exactamente lo que debo decir.
—Esa es una gran idea....
—Bien... —La castaña carraspeó fuerte y relajó el semblante—. «Queridas lectoras, hoy me encuentro aquí ante ustedes para contarles sobre una gran noticia. Hoy quiero anunciar que volveremos a estar juntas, ya que hemos diseñado un lugar donde el ser celestial que nos creó estará en contacto directo con ustedes. Todos los días tendrán historias, anécdotas y cochinadas que las harán reír, reflexionar y desear más amor en su vida. Cristina y yo también estaremos con ustedes, pues son parte importante de lo que somos y lo que hemos logrado: transmitir el mensaje de que todos merecemos ser felices, sin importar títulos, posiciones o apellidos. Todos merecemos amor y por eso las invitamos a entrar a esta newsletter donde nuestro hermoso ser creador hará acto de presencia para decir estupideces cada día. Para Ingresar solo deben hacer clic  abajo en donde dice "Vínculo Externo" o entrar a nallemendez.com»

Cristina asintió con la cabeza con gesto analítico y luego sonrió.
—Eso fue excelente.
—¿Ves? Te dije que lo tenía resuelto.
—¿Crees que las que lean esto ingresen a nuestra newsletter?
—¡Claro!¿No has notado la clase de chicas que leen nuestra historia? Son las más locas, pervertidas y geniales del mundo. Obvio ingresarán a nallemendez.com y leerán nuestros mensajitos todos los días.
—Entonces muy pronto todas estaremos en contacto... y mmmm ¿crees que debamos decirles también que pronto se publicará un libro sobre nosotras?
—No, creo que eso es mejor que sea sorpresa. —Alejandra notó la mirada brillante de Cristina—. ¿Qué?
—¿Sabes algo? Tengo antojo de romper otra maceta... —dijo la azabache con voz seductora, haciendo que Alejandra ensanchara su sonrisa.
Sin perder tiempo, la chica corrió a la puerta para ponerle el seguro y se arrojó a los labios de su prometida. Cristina la hizo retroceder hasta al sofá, donde las dos cayeron de golpe. Unas manos traviesas se colaron entre su ropa...

Aunque Alejandra sabía muy bien que al terminar Cristina volvería a tener cargos de conciencia por haberlo hecho en esa sagrada oficina, por el momento solo quería concentrarse en desnudar y tocar a su chica.

Lo demás podía esperar.

(Todo puede esperar, menos que te des de alta en mi newsletter. Solo entra a nallemendez.com y ahí verás de qué se trata. Ya, fin, listo, vete y deja que estas dos cochinas hagan lo suyo).

P.D Todas las nuevas historias se publicarán en nallemendez.com ya no más en wattpad.

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