¡Que Cristi y yo, ¿qué?!

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Capítulo 10

¡Que Cristi y yo, ¿qué?!


-Bien, bien, bien. Todo saldrá bien...- se decía Angie para tener calma. Ella la observaba, sentada en uno de los muebles de la sala. Su tía caminaba de un lado a otro, se veía hermosa con ese vestido azul. Ya casi todos estaban en la sala, esperando a la Condesa y a Cristina que aún no bajaban de sus habitaciones.

-Cuando sea grande no tardaré tanto.- dijo Sofi con un gesto de molestia y los brazos cruzados.

-Cuando seas grande tú serás la última en terminar.- le llevó la contraria Memo.

-¡Claro que no!- La pequeña se paró desafiante frente a Memo.

-Tranquilos.- llamó su atención el conde, mirando su reloj. Jaló a su hermanita y la sentó en sus piernas para evitar que se le fuera encima a Memo.

-No seas impaciente, cuando seas mayor entenderás porque tardan tanto.

-Pero tú eres mayor y no tardas.

--Si, bueno... porque yo soy práctica.- Llevaba una camisa blanca de lino y un pantalón beige. Se escucharon unos pasos y a los pocos segundos Sofía y Cris aparecieron. La condesa llevaba un conjunto, en color crema, de pantalón y blusa sin mangas. Se veía bastante cómoda y fresca. Cristina se había puesto un vestido blanco, le llegaba por arriba de la rodilla, strapless y con una cinta beige rodeándole la cintura y haciendo un lindo lazo a un costado. Tenía el cabello recogido y maquillaje discreto. Se veía muy linda.

-Que guapa te ves.- Le dijo el conde a su hija, dándole un beso en la mejilla.

-Ella es guapa siempre.- Aclaró ella acercándose también.

-Tienes razón, mis mujeres guapas.- Guillermo besó a su esposa.

-Bueno ya, somos guapos todos, ¿podemos irnos?- apresuró Angie.

La familia se dividió y subieron a las dos camionetas que los llevarían al club. Ella fue con sus hermanos menores, mientras Angie y los condes subieron a la otra camioneta. En poco tiempo ya estaban entrando al estacionamiento. Apenas los vehículos se detuvieron, Angie corrió hacia sabe donde. Como anfitriona ella debía estar recibiendo a los asistentes. Sofi fue corriendo hacia su madre, Memo se pegó a su padre y ella se acercó a Cris.

-En verdad te ves preciosa.- le susurró.

-Gracias, tu también te ves muy bien. Me gusta como te queda esa camisa.

-Pues es una de las que tía y tu me compraron, así que el mérito es suyo. Además, tu y yo combinamos perfectamente.- observó mirando su ropa y la de Cris.

Caminaban todos hacia el interior del club. Su padre saludó a varias personas, la condesa platicaba con algunas mujeres del patronato, mientras ella vigilaba a Sofi y veía como a Cris la asediaban varios chicos. Memo parecía inquieto.

-¿Pasa algo?- le preguntó a su hermanito.

-No, bueno... quisiera ir a ver a los caballos.

-Te gustan mucho, ¿verdad?

-¡Me encantan! ¿A ti no?

-Prefiero las motos. ¿Por qué no vas a verlos?

-No... mejor me quedo por aquí.

-Anda, no creo que Alberto se meta otra vez contigo. Dudo que venga, debe tener la cara morada.

-No es eso. Es...- Memo miraba al suelo.- veré a los jinetes que competirán y me sentiré mal porque también quisiera competir.

De Aristocracia y Otras Estupideces.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora