Capítulo 20.
La Sangre Que Nos Une.
Las puertas del elevador se abrieron y salió disparada de ahí. Sus zapatos resbalaron al girar a la derecha, ¿Dónde rayos estaba su familia?
Vio a todos de pie en una pequeña sala de espera. Alberto tenía abrazado a Cristina, ¡¿qué hacía ese imbécil abrazando a su Cristi?!
-Cris...- Habló fuerte mientras todos se percaban de su presencia. Ella solo miraba los ojos de Cris y no lograba descifrar que había en ellos.
-Alejandra, es un placer tenerte con nosotros.- Empezó a decir Tomás.- Llegas justo a tiempo para celebrar el compromiso de Alberto y Cristina.- ¡¿Compromiso?¡- El contrato prenupcial acaba de firmarse.- Vio como el hombre agitaba con orgullo unas hojas.
-Ale, ¿estás bien?- Sofía dio unos pasos hacia ella pero sus ojos seguían clavados en la azabache.
-Cristi...- dijo al fin.- Ven conmigo.- Extendió una mano hacia su hermana, quien se quedó clavada en su lugar.- Tenemos que hablar
-¿Ahora si quieres hablar?- Respondió hostil la chica.
-Alejandra, ¿por qué no te relajas?- Alberto estrechó el abrazo sobre Cristina.
-Suéltala.- Dio un par de pasos hacia ellos.
-No me digas que hacer con mi prometida.
-¡Cristina no es nada tuyo!- Iban a empezar los golpes pero Cris se interpuso, conteniéndola y tratando de hacerla para atrás.
-Necesitamos al donador.- Susurró la chica, mirándola con rabia. ¡Claro! La prioridad de Cristi era salvar a Guillermo, no romper madres.
-¿Por qué no nos calmamos todos?- Escuchó que decía Angie. Ella guio la atención de la azabache y le enseñó las venas de su muñeca.
-¿Tu...?- Su hermana había captado el mensaje. Asintió. Angie se había parado junto a ellas y le golpeaba el costado para que le hiciera caso, mientras Sofía estaba hablando con los demás. Observó a su tía que le hizo una señal casi inadvertida. ¿Quería que viera a Tomás o a los mastodontes que tenía por guardaespaldas, parados a unos cuantos pasos del hombre? ¿O tal vez...? ¡El contrato!
- ... Creo que somos personas civilizadas, aquí no pasa nada.- Sofía se había mantenido hablando, tratando de calmar los ánimos e indicándole a Fausto y a Beny que se mantuvieran quietos, ya que los hombres estaban listos para protegerlas.
-Alejandra, ya va siendo hora que aceptes el compromiso. Todos estamos de acuerdo con él...- dijo con cinismo Tomás.
-Obviamente están todos de acuerdo.- Respondió encabronada y jalando a Cris para colocarla detrás de ella, lejos de las sucias manos de Alberto. - Si fue a base de chantaje. ¿No te sientes patético al ser tu único recurso para conquistar a una chica?
-Y, ¿tú qué? ¿Celosa?- Preguntó el chico con una sonrisa triunfal.
-¡Estoy harta de ustedes!- dijo apretando los dientes. Sentía su Ki a punto de estallar.- Se presentan aquí ahora que mi familia pasa por un momento difícil e intentan chantajearnos. Acorralan a Cristina para que acepte comprometerse con un inútil.
-¡No te permito...!- Empezó a decir Alberto.
-¡Cállate!- Bramó enfurecida totalmente, haciendo que el chico se sobresaltara.- Si crees que me quedaré con los brazos cruzados estás muy equivocado. ¡Cristina jamás será tu esposa!
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De Aristocracia y Otras Estupideces.
Storie d'amoreA sus veinte años, Alejandra no conoce a su padre, pero esa situación pronto cambiará. Por diversas circunstancias tendrá que mudarse a la casa de su familia paterna y vivir con ellos ocultando su verdadera identidad, ya que el prestigio de los San...