Los días siguientes, Angel y Manuel continuaron fortaleciendo su amistad y confianza. Durante sus guardias y momentos de descanso, compartían no solo experiencias médicas sino también personales. Angel encontró en Manuel un confidente dispuesto a escuchar y entender sus temores más profundos.
Una tarde, mientras caminaban por los pasillos del hospital después de una ronda, Angel decidió abrirse más. "Manuel, hay algo que quiero contarte," comenzó, su voz cargada de sinceridad. "He tenido algunas experiencias complicadas en el pasado con el amor. Me da miedo volver a sentirme tan vulnerable."
Manuel asintió con comprensión, deteniéndose para enfrentar a Angel. "Es completamente comprensible sentir ese temor, Angel. El amor puede ser complicado y a veces doloroso. Pero también puede ser hermoso cuando encuentras a alguien que realmente te entiende y te respeta."
Angel se sintió aliviado al escuchar las palabras tranquilizadoras de Manuel. "Gracias por escucharme, Manuel. No sé qué haría sin tu apoyo."
Manuel sonrió cálidamente. "Estoy aquí para ti, Angel. Siempre."
Con cada conversación, cada gesto de apoyo, Angel comenzó a sentirse más seguro de abrir su corazón nuevamente. La presencia constante de Manuel en su vida no solo le brindaba consuelo, sino también la esperanza de que el futuro podría traer algo más que miedo y dolor.
Con el paso de las semanas, la amistad entre Angel y Manuel floreció aún más. Se encontraban a menudo en la misma guardia, colaborando en casos difíciles y compartiendo momentos de risas y complicidad entre turnos agotadores. Manuel demostró ser no solo un excelente compañero de trabajo, sino también un amigo en quien Angel podía confiar plenamente.
Una tarde lluviosa, después de una jornada particularmente intensa, Angel y Manuel se encontraron en el mismo pasillo del hospital. Ambos lucían cansados pero satisfechos por haber ayudado a varios pacientes durante el día. Decidieron refugiarse en la sala de descanso, donde el sonido de la lluvia golpeando las ventanas creaba una atmósfera tranquila y acogedora.
Sentados frente a una taza de café caliente, Angel rompió el silencio. "Manuel, estoy agradecido de tenerte en mi vida. No solo como colega, sino como amigo. Me has ayudado a superar muchos miedos y dudas."
Manuel sonrió con ternura. "Y yo estoy agradecido de haberte conocido, Angel. Eres una persona increíble y valiente. No todos tienen la fuerza para enfrentar sus temores como tú lo has hecho."
El elogio de Manuel hizo que Angel se sintiera reconfortado. "A veces siento que he pasado tanto tiempo tratando de protegerme que me olvido de vivir realmente."
Manuel asintió, pensativo. "Es fácil caer en esa trampa, pero recuerda que vivir también significa arriesgarse, abrirse a nuevas experiencias y personas."
Angel reflexionó sobre las palabras de Manuel. "Tienes razón. Creo que estoy listo para dejar atrás mis miedos y comenzar a vivir plenamente de nuevo."
Manuel colocó una mano reconfortante sobre el hombro de Angel. "Estoy aquí para apoyarte en cada paso del camino, amigo."
Mientras Angel y Manuel continuaban su conversación en la sala de descanso del hospital, la luz eléctrica parpadeó y finalmente se apagó por completo. El sonido de la lluvia afuera se intensificó, creando una atmósfera aún más íntima y tranquila dentro de la habitación oscura.
"Se fue la luz," murmuró Angel, mirando hacia las ventanas empañadas por la lluvia. A pesar de la oscuridad, se sintió reconfortado por la presencia serena de Manuel a su lado.
Manuel se acercó un poco más a Angel, apenas visible en la tenue luz que entraba por las ventanas. "Sí, parece que sí. Pero estamos bien aquí juntos."
El corazón de Angel latía con una mezcla de nerviosismo y emoción. La proximidad de Manuel y la atmósfera cargada de intimidad bajo la lluvia lo llenaban de una sensación cálida y reconfortante. Se sentía seguro, protegido y profundamente conectado con Manuel de una manera que nunca había experimentado antes.
"Manuel," comenzó Angel, su voz suave pero llena de determinación, "hay algo más que quiero decirte."
Manuel asintió en la penumbra. "Dime, Angel. Estoy escuchando."
Angel tomó una respiración profunda, reuniendo valor. "He estado sintiendo algo más que amistad hacia ti. Algo que no puedo ignorar más."
El corazón de Manuel parecía latir más rápido. "Yo también, Angel," admitió con voz suave. "He sentido lo mismo."
Sin decir una palabra más, Angel se inclinó hacia Manuel en la oscuridad, sus labios buscando los de Manuel con suavidad y determinación. Fue un beso cargado de emoción contenida, el resultado de semanas de conexión emocional y complicidad compartida.
Bajo el sonido constante de la lluvia y en la penumbra de la sala de descanso del hospital, Angel y Manuel se encontraron en un momento que sellaría su destino juntos. El beso era tanto un descubrimiento como una afirmación de sus sentimientos mutuos, una promesa de explorar lo que el futuro les tenía reservado.
Después de un momento que pareció eterno, se separaron lentamente, sus frentes apoyadas una contra la otra mientras recuperaban el aliento. El mundo exterior podía haber estado oscuro y tumultuoso, pero dentro de esa pequeña sala, Angel y Manuel encontraron una luz nueva y brillante que los guiaría hacia adelante.
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COLORES DE LA VIDA
RomanceLa novela "COLORES DE LA VIDA " sigue la vida de Ángel Antonio, un joven artista y estudiante de medicina en Ciudad de México, quien enfrenta sus miedos y el dolor del pasado mientras encuentra el amor y la aceptación en Manuel, en un viaje hacia la...