Jonas
Sábado, nueve de marzo. Hasta hace unos meses atrás, hasta hace un año atrás, aquel era un día común y corriente, pero ese año era algo importante. Ah, estaba realmente nervioso, se las había arreglado para mantener la calma en la escuela, al menos tanto como le resultaba posible, porque, a pesar de que había tenido su momento de valentía para poder confesarse y asegurarle a Dominic que estaba dispuesto a seguir adelante con aquello, la realidad era que la situación le asustaba. Pero curiosamente, no le asustaban las cosas que asustaría a cualquier persona en su situación, o sea, siendo un adolecente asiatico, tímido y, al parecer, gay. Estaba seguro de que los demás chicos en su posición estarían preocupados por ser descubiertos y juzgados, de que sus familias les den las espaldas, que sus amigos o compañeros de trabajo puedan pensar mal de ellos.
Y claro, a Jonas también le preocupaba aquello, sabía que las cosas podrían ponerse muy feas, porque entendía el lugar donde vivía, la forma en la que sus vecinos y profesores pensaban, lo que muchas personas de su edad podrían pensar de ellos si se enteraban, pero eso no era lo que a él le asustaba. Lo que más asustaba a Jonas Lee era que, ahora que estaba saliendo con Dominic (aún le costaba creer que estuviera saliendo con Dominic), él se diera cuenta en algún momento, de que en realidad no era la gran cosa. Le preocupaba que pudiera llegar a verlo de la misma forma en la que él se veía, entonces su relación se iba a terminar. No solo su noviazgo, ¿podría llamarlo así?, sino su amistad.
—¿Ya estás listo o vas a cambiarte de ropa otra vez?
La voz de Jara lo sacó de sus pensamientos de una forma brusca, tanto que Jonas pudo contemplar en el espejo el pequeño salto que dio. Miró el reflejo de su hermana y frunció un poco el ceño.
—Lo haces sonar como si fuera algo malo —un puchero se formó en los labios del chico al tiempo que bajaba la vista para terminar de abrochar su camisa.
—No es malo, es solo —la chica hizo una pausa, como si estuviera tomándose un momento para buscar las palabras adecuadas—, peculiar —concluyó—. ¿Desde cuándo te importa tanto cómo luces?
Jonas siempre fue un chico de lo más sencillo, elegía su ropa por comodidad, con base en qué tan seguro se sentía con ella. Eso provocaba que no fuese el chico más con más estilo o con el mejor sentido de la moda, no le importaba si los colores en las prendas que elegía combinaban o si llevaba encima tres o más diseños. Pero, justo ese día, pasó mucho más tiempo del usual frente al espejo y se cambió en más de una ocasión. Se encogió un poco sobre sí mismo al sentirse descubierto; su hermana tenía razón, no era nada malo, solo era obvio, demasiado. Suspiró.
—Solo quería probar al diferente, ¿de acuerdo? —no dio más explicación, no tenía por qué hacerlo y a Jara no pareció importarle mucho.
La vio encogerse de hombros.
—Omma dice que te dejaremos en el restaurante antes de ir al estudio, apresúrate.
Incluso con su forma de hablar, un poco cortante en apariencia, Jonas notó la forma en la que las comisuras de los labios de la chica se curvaron ligeramente, conteniendo una sonrisa. Jonas se llevó las manos a las orejas y presionó. Sintió ganas de meterse en la cama, debajo del enorme montón de cobijas que tenía acomodadas en el baúl al pie de su cama. No eran algo que necesitara debido al clima, cálido prácticamente todo el año, pero descubrió tiempo atrás que el peso lo ayuda a tranquilizarse, era un lugar seguro para él, un entorno controlado y donde nada podía lastimarlo, al menos así se sentía. Pero no tuvo oportunidad de hacerlo, incluso cuando no lo llamarón para pedirle que se apresurara, Jonas escuchó a su madre y hermana moverse por la casa, escuchó la puerta delantera abrirse y, tras tomar su cartera, salió a toda prisa para alcanzarlas.
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Afterglow
RomanceJonas Lee no esperaba nada cuando comenzó su primer año de preparatoria. Era un Don Nadie y esperaba que las cosas continuaran de esa manera. Entonces conoció a Dominic Martin, estudiante de último año, miembro dorado del equipo de básquetbol. Nada...