Jonas
Pasar el fin de semana juntos se volvió algo obligatorio. Era algo que hacían desde antes, claro, pero con la inminente mudanza de Dom colgando sobre sus cabezas, bueno... habían comenzado a pasar más y más tiempo juntos. Si sus familias notaron algo negativo o extraño en ese comportamiento, no dijeron nada. Emer estaba seguro de que sus padres sabían lo que pasaba entre ellos, pero que no les importaba. No en un mal sentido, sino que no iban a hacer un escándalo por eso. Jonas no estaba tan seguro y tampoco quería descubrirlo, así que no preguntó nada y siguió con sus planes. Sus planes. Tampoco estaba seguro de que fueran los mejores, honestamente, incluso pensó que estaba metiendo la pata en más de una ocasión.
Especialmente esa tarde.
Lo planeó todo con antelación, lo que implicó pedirle ayuda a Emer, quien terminó con una idea mucho más complicada y teatral de lo que le hubiera gustado, pero era el plan que tenían, la única oportunidad, así que Jonas la tomó incluso cuando esperaba que le explotara en la cara. La cosa era sencilla, según Emer. Aquel fin de semana sus padres iban a estar fuera de la ciudad, así que les comentó que invitaría a Dom y Jonas a pasar la noche, cosa que era verdad. La señora Green se aseguró de hablarlo con la señora Martin y su madre, eso les dio puntos extra y les aseguró los permisos, Jonas tuvo que reconocerle eso al mejor amigo de su novio. La parte complicada comenzaba después, en realidad.
—¿Vas a irte? —preguntó Dom atónito, una vez que Emer les abrió la puerta para dejarlos pasar y se despidió de ellos.
—Pero claro —respondió el rubio con una sonrisa divertida en los labios.
—¡Pero esta es tu casa! —Dom sonó ligeramente angustiado, lo que solo hizo que Emer sonriera más.
—Y se las estoy prestando —se dirigió a la puerta antes de que Dom pudiera detenerlo—. Cierren bien la puerta, mi mamá dejó la cena en la cocina —comenzó a cerrar la puerta detrás de sí, pero regresó en el último momento—. ¡Ah! Si llama, me estoy bañando. Diviértanse.
Esa última palabra salió de la boca del chico con el tono de una de las canciones que Emer estuvo practicando durante semanas para sus audiciones en las universidades además de la NYU. Antes de cerrar la puerta miró directo a Jonas y le dedicó un guiño. El chico hundió el rostro entre las manos, completamente avergonzado. Cuando se animó a levantar la vista, encontró a Dom mirándolo. Por la expresión en su rostro pudo decir que estaba sorprendido y, quizás, un poco sonrojado.
—¿Tú sabías que él... que nosotros... que la casa?
Sí, en definitiva, estaba nervioso.
Jonas abrió la boca para explicarse, tal vez debería comenzar por ahí, contarle sobre sus miedos e inseguridades, hablar de las cosas que lo mantenían despierto durante la noche, sí, eso era lo que debería hacer. Tener una charla honesta y a corazón abierto, pero ya habían tenido muchas de esas y el tiempo se les venía encima. Habían hecho cientos de planes y tenían muchos acuerdos, Jonas no quería hablar o explicarse. Así que avanzó hasta donde estaba Dom, lo sujetó por el rostro y lo besó sin darle oportunidad de preocuparse por nada más. Al comienzo, Jonas pensó que Dominic estaba tan conmocionado que no iba a hacer nada, que estaba haciendo el ridículo al haberse dejado convencer por Emer para hacer todo aquello. Se alejó un poco, se lamió los labios con nerviosismo.
—Yo lo siento. No pensé...
No tuvo oportunidad de terminar. Dom rodeó su cintura con un brazo y lo acercó a él tanto como pudo antes de volver a besarlo. Al comienzo fue como todos los besos que habían compartido, solo los labios de su novio moviéndose lento contra los suyos, entonces la fuerza con la que Dominic lo sostenía aumentó. Jonas sintió los dedos aferrándose a su ropa en puños y la lengua del chico presionando contra sus labios y, aunque lo sorprendió mucho, se lo permitió. Nunca se habían besado de aquella manera, para empezar, no era como que hubieran tenido la oportunidad, estaban rodeados de amigos y familia todo el tiempo.
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Afterglow
RomanceJonas Lee no esperaba nada cuando comenzó su primer año de preparatoria. Era un Don Nadie y esperaba que las cosas continuaran de esa manera. Entonces conoció a Dominic Martin, estudiante de último año, miembro dorado del equipo de básquetbol. Nada...