Dom
Los días marchaban de una manera curiosa. Parecían lentos y tranquilos cuando estaba con Jonas en esos momentos robados que tenían para besarse o sostenerse de la mano a escondidas. El simple pensamiento de pasar tiempo con él le sacaba una sonrisa a Dom y lo ponía de un mejor humor de lo usual. Sus compañeros lo notaban, algunos rumores comenzaron a esparcirse entre los pasillos, pero Dom estaba más concentrado en contar los minutos para ir a comer con Jonas y Emer, o para el final de las clases donde podían caminar juntos a casa; había comenzado a acompañar a Jonas a su casa cuando Jara y Emer tenían ensayo del club de teatro, tenía que conformarse con esas pequeñas cosas que les brindaban algo de tiempo a solas, pero... funcionaba, de alguna manera.
Sin embargo, Dom tenía otras cosas en su vida de las que debía ocuparse, como sus exámenes para la universidad. Las pláticas con profesores ya habían comenzado desde antes, todos lo instaban a usar sus buenas calificaciones y su excelente desempeño en el deporte para optar por una buena beca y realizó el proceso de aplicación en varias opciones, pero desde que fue a Nueva York, Dom sabía lo que quería: música. No lo mostraba mucho, solo se le veía con sus audífonos casi todo el tiempo que estaba a solas, pero siempre había música presente en su vida. No hablaba tampoco mucho de eso, pero le encantaba poner MTV por las mañanas o llegando a casa, tenía su colección de discos en su cuarto, amontonados unos sobre otros ante la falta de espacio. Se había enamorado del piano desde que su abuela le enseñó, pero era algo que sus padres no veían como una opción exitosa. Además, contaban con él para que se encargara del restaurante, hacerlo crecer, quizás otra sucursal... su familia no dejaba de hablar de eso desde su cumpleaños.
Al menos sus padres le estaban dando un respiro respecto al trabajo en el restaurante. Así que esa mañana dormiría hasta tarde y la pasaría en casa, e iría más tarde con Jonas. O ese era su plan, pero su hermana lo despertó por accidente, tocando a su puerta justo antes de entrar y sentarse de un salto en su cama.
—Te llegó correo.
Dom se removió ante la voz de Drew, dándole la espalda.
—Déjalo ahí —hizo un ademán vago.
—Es de la NYU.
—¿Uhm? —frunció el ceño y se incorporó un poco para ponerle más atención a su hermana, pero ella alzó el sobre fuera de su alcance.
—Mamá y papá se sorprendieron, nadie sabía que estaba en tus opciones —Drew sonaba un poco seria, pero le cedió el sobre finalmente y miró a su hermano—. ¿Te irás tan lejos?
—No lo sé, yo... —se talló los ojos con la mano libre—. No creo que haya quedado —murmura, no tenía muchas esperanzas a decir verdad, de ahí que ni siquiera hubiera tenido el atrevimiento de postularse en Juilliard. Abrió el sobre con calma, sacó la hoja blanca y leyó:
"Estimado Sr. Martin... Nos complace comunicarle..."
Las palabras lo sacudieron del sueño y salió de la cama, empujando a Drew por accidente.
—¡Oye!
—Lo siento, lo siento —intentó levantar a Drew, luego corrió a ponerse zapatos y cambiarse la playera por una limpia, aunque se olvidó del short de su pijama de Badtz Maru. Bajó corriendo, con el sobre en la mano.
—¿Dom? —preguntó su madre algo extrañada.
—¡Voy a casa de Jonas! —gritó él como si fuera un buen saludo, se puso una gorra sobre el cabello despeinado y tomó sus llaves antes de salir. La bicicleta roja de Drew estaba en el jardín delantero de la casa, así que subió a ella y pedaleó tan rápido como pudo en la ligera frescura de una mañana sabatina.
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Afterglow
RomansaJonas Lee no esperaba nada cuando comenzó su primer año de preparatoria. Era un Don Nadie y esperaba que las cosas continuaran de esa manera. Entonces conoció a Dominic Martin, estudiante de último año, miembro dorado del equipo de básquetbol. Nada...