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Para el Día de la madre, el museo Británico organizó un evento especial para todas las madres de la historia.
—Muchas gracias por visitarnos este día tan especial. —Ahkmenrah despide con una sonrisa que enamora a cualquiera que la vea. —Esperamos que la exposición fuera de su agrado, no olviden que el museo está abierto todos los días de 10 de la mañana a 5 de la tarde. —informa entregando folletos sobre las demás áreas del museo. —Los sábados estamos abiertos hasta las 8:30 de la noche.
Ahkmenrah había sido el encargado de dirigir el evento especial por el día de la madre, guiando los grupos por las exposiciones, explicando cada una con una energía que muchos envidiaban. Grupo tras grupo los recibía con el mismo ánimo.
En ese momento, algunas personas se acercan a hablarle antes de que inicie con su siguiente grupo, mostrándose amable mientras responde todas las preguntas que hace, manteniendo una sencilla conversación.
—Ahkmenrah. —Tilly se acerca llamando su atención. —Parece que alguien a venido a verte. —haciendo una señal a un lado del museo, Ahkmenrah no puede evitar sonreír con cariño cuando reconoce dos cabelleras rubias que pasan entre las personas.
—¡Mamá! —Benjamin, cuando lo ve, suelta a Lancelot para correr hasta él.
—Mi amor. —agachandose a su altura, Ahkmenrah recibe a su bebé con un fuerte abrazo, besando uno de sus cachetes. Benjamín le regresa el gesto, viéndole con una hermosa sonrisa. —¿Qué hacen aquí? —Ahkmenrah pregunta mientras peina el cabello de Benjamín, el cual estaba todo desordenado. Aún llevaba el uniforme de su escuela, recién había salido.
—Vinimos a verte de camino a casa. —Lancelot finamente llega hasta ellos. —Ben no podía esperar para entregarte algo.
—¡Cierto! —el pequeño niño de seis años suelta a Ahkmenrah para ir con Lancelot, pidiendo que le dé su mochila. Colocándola en el piso, Benjamín rápidamente saca de ella dos cosas.
Regresando con Ahkmenrah, este presta su completa atención a lo que su hijo le entrega. Es un pequeño libro hecho a mano, además de una rosa de papel.
—Feliz día de las madres. —Ben toma la cara de Ahkmenrah para acercarlo, dándole un beso en la frente. —¡Te quiero mucho, gracias por ser mi mamá!
—Ben. —notando que sus ojos se llenan de lágrimas, Ahkmenrah se siente tan conmovido por el gesto. Es la primera vez que celebran ese día. —Gracias a ti por ser mi hijo. —Ahk lo atrapa en un abrazo, repartiendo besos por su rostro. —Te amo Te amo Te amo.
—Son tan lindos. —Lancelot logra escuchar a unas señoras que observan la escena. Y él sólo piensa: «Si, lo son. Son mi familia.»
—Estas haciendo la cara de un padre orgulloso. —Tilly, que no para de tomarle fotos a Ahkmenrah y Ben, se acerca a un lado de Lancelot. —De seguro estás pensando en algo cursi.
—Así es. —el rubio acepta con una enorme sonrisa digna de un caballero de cuento de hadas. —Pasame todas las fotos. —luego le dice a la chica.
—Debes ver el libro, cada hoja es un dibujo de nosotros. —Ben explica cuando Ahkmenrah lo suelta, señalando y explicando cada dibujo. —Aqui sigo durmiendo en tu barriga. Papá me mostró una foto. Y aquí fue cuando salimos sin papá al parque ¿Te acuerdas? —mira a Ahkmenrah, quien asiente, escuchando atentamente la historia de cada dibujo. —¿Te gustó?
—Me encantó todo. —Ahkmenrah vuelve a abrazar a Ben, está vez levantándose con él en sus brazos. —Gracias, mi príncipe.
Notando al grupo de personas que esperan el próximo tour, Ahkmenrah se desanima un poco, teniendo que despedirse de su familia.
—Te vendremos a buscar para cenar. —Lancelot toma a Ben en sus brazos. —Espera por nosotros. —luego se inclina para besar los labios de Ahkmenrah.
Y durante el resto del día, Ahkmenrah se sintió ansioso por volver con su familia, permaneciendo con la rosa de papel que Ben había hecho para él.