IV

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A.U

—¡Vamos, vamos! —jalando de Lance, Ahk les hace entrar en el vagón del tren justo antes de que las puertas se cierren. —Casi nos quedamos afuera. —se ríe, tomando aire luego de todo lo que corrieron. Era el último tren a casa.

Sosteniéndose del tuvo de agarre al lado de la puerta, Lancelot también ríe. Ve a Ahk a su lado y lo toma del brazo hasta tenerlo entre la puerta y él.

El hombre deja de reír y sonríe con cariño, apoyando la espalda en la puerta y pasando los brazos por la cintura de Lance para acercarle a él en un abrazo.

Hace sólo algunos meses que se conocieron, cuando Lancelot salvó a Ahkmenrah de un incendio inesperado en el museo. No era su trabajo, pero los bomberos no hubieran llegado a tiempo para él.

Lance acaricia la mejilla de Ahk haciéndole reír para luego detenerse cuando siente al rubio acercarse. Viendo los hermosos ojos azules enfocados en sus labios, el azabache sonríe y se acerca el espacio que los separa del beso.

Es pequeño y dulce, una ligera presión que causa cosquillas y latidos descontrolados del corazón. Es obvio que no es suficiente, ambos quieren más, pero no es el lugar para eso.

—Hoy te quedas en mi casa ¿cierto?— Lance coquetea, abrazando a Ahk con su mano libre.

—Tengo que llegar temprano al museo. —se queja sin mucha fuerza, pensando en lo lejos que queda el apartamento de Lance de la estación y el museo.

—Te llevare.

—¿En la patrulla? —Lance asiente, haciendo reír a Ahk. —¿Podré encender las sirenas?

—No. E irás atrás.

—Oh ¿y me leerás mis derechos cuando suba? —Ahkmenrah bromea abrazando a Lance con más fuerza.

—Sólo tienes derecho a besarme y decirme que me quieres. —El rubio dice haciendo subir la mirada de Ahk, quien nota en su pálida piel, el sonrojo de vergüenza por lo que dijo.

—Te quiero. —el azabache se inclina al frente para besar a Lancelot, sorprendiéndolo de buena manera.

—Yo también. —Sonríe Lance como nunca.

O.S 🌸 [Ahkmelot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora