A.U
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Intentando encontrar la salida a través del humo, Ahkmenrah tose con fuerza sintiendo como se queda sin aire cada vez más rápido. No puede ver por donde va, tropieza con las cosas en el camino, el fuego es lo único que ilumina el lugar. Llamas que no logra esquivar queman su ropa, calentando su piel a niveles preocupantes. Debe salir de allí, pero se encuentra mareado, desorientado. Conoce ese lugar de pies a cabeza, pero en esa situación se siente perdido. Se quedó de último en la evacuación, ayudando a que todos salieran lo más seguros posible. No diría que fue un error, esperaba ser el único que quedaba allí.
El museo en el que trabaja había comenzado a incendiarse, no sabía cómo, si algo o alguien lo había causado, pero luego podrían resolver eso. Primero debía salir de allí, no quería morir quemado.
—¡Bomberos! —Ahkmenrah escucha que alguien grita, lo que llena de esperanza su corazón. —¡Si queda alguien, por favor grite!
—A... —sin fuerzas, sin aire, a Ahkmenrah se le dificulta hacerse notar. —¡Aquí! —pero saca fuerzas desde lo más profundo de su cuerpo, gritando y caminando hacia donde escuchó la voz. —¡Aquí! —intenta llamar la atención del bombero que había entrado en busca de más personas, pero tropieza con algo en el suelo y cae, lastimandose el tobillo. —Agh. —tosiendo, se queja e intenta levantarse, pero no puede. El pecho le duele, la garganta le arde, la mirada se le nubla mientras siente el calor de las llamas consumirlo. Va a morir allí.
—¡Hey! —pero luego escucha una voz y siente una mano que lo mueve, haciendo que abra los ojos. Una luz intensa golpea los ojos de Ahkmenrah, viniendo del casco del bombero que le había encontrado. Sintiéndose salvado, Ahkmenrah saca fuerzas para levantarse con ayuda del hombre. Y quizás no era el momento, pero en cuanto el bombero lo rodea con un brazo, se siente extrañamente familiar.
Cojeando hasta la salida, Ahkmenrah sonríe cuando sale del museo y recibe el aire frío de la noche. Inmediatamente los paramédicos le reciben, perdiendo el agarre del bombero que le salvó. Y otra vez tiene ese pensamiento de haber experimentado ese sentimiento de pérdida de algún lugar, lo que le hace doler el corazón.
Piensa que quizás está sintiéndose así porque sigue desorientado por el humo, pero una vez está sentado en la camilla dentro de la ambulancia, esperando a que atiendan a los demás afectados por el incendio, sigue sientiendose extraño. Necesita volver a ver al bombero que le salvó, necesita hablar con él, necesita... entender por qué se sintió así cuando le tocó.
Intentando bajar de la camilla, es detenido por una voz que reconoce.
—¿Qué cree que hace? —el bombero que iba a buscar aparece por si solo, entrando en la ambulancia para sentarse en los asientos a su lado. —Se lastimó el tobillo, no debe moverse.
En cuanto Ahkmenrah ve claramente al bombero, su corazón salta alto antes de hundirse en un sentimiento entrañable que no sabía de dónde venía. Siente que le ha visto de alguna parte, reconoce esa mirada azul cielo, los mechones de cabello dorado, la piel de porcelana aunque esté algo enrojecida. Siente, de repente, que ha encontrado algo que perdió.
—Quería... encontrarte. —responde sin pensarlo, sonando profundo e íntimo, extrañamente aliviado, como quien finalmente alcanza lo que deseaba luego de tanto dolor.
La sonrisa también está allí, pero no logra conectar de donde la conoce, donde la ha visto antes. —¿Nos conocemos de algún lugar? —pregunta, enfocando su vista e intentando obligar a su memoria.
—No. —responde. —Pero también me resultas familiar. —el bombero sentado a su lado le mira con curiosidad, no puede negar que sintió algo extrañamente familiar cuando rescató a aquel hombre. Incluso, ahora que lo puede mirar sin todo aquel humo, siente que le a visto antes. Es como si su cuerpo y mente le reconocieran de alguna parte, pero no pudiera encontrar de dónde. Aquella mirada, aquellos rasgos, aquella voz... se siente como algo que olvidó hasta ese momento. Por eso estaba allí, sintió que debía ir con aquella persona, asegurarse de que estaba bien.
Manteniendo la mirada en el otro, parece que van a llegar a eso que tanto se preguntan, cuando otro bombero aparece en busca del rubio.
—¡Espera! —Ahkmenrah detiene al hombre que había ido a ver que estuviera bien, quien le mira atentamente sin decir nada. —Ten mi número. —dice sin pensarlo, buscando desesperadamente algo en donde anotarlo. —Volvamos a... reunirnos.
—Si, eso... eso estaría bien. —pasandole una libreta y un lapicero que tenía en su pantalón, el bombero le sonríe. No es correcto lo que está haciendo, pero siente que debe volver a ver a esta persona.
—¡Ahkmenrah! —el chico en la camilla grita, haciendo que el bombero voltee a verlo una vez que ha salido de la ambulancia. —Es... Es mi nombre. —explica sentado desde donde está.
—Curioso nombre. —el bombero rubio le dice desde la entrada de la ambulancia, regalándole una última sonrisa esa noche. —El mío es Lancelot. —también se presenta.
—¿Como el caballero? —Ahkmenrah se siente raro al escuchar ese nombre, se siente ansioso, siente... que debe correr hacia esa persona y tenerla en sus brazos. Algo lo grita en su interior, una fuerza desconocida que le cuesta entender.
—Si. —Y luego Lancelot se va, pero Ahkmenrah está seguro de que no será la última vez que lo vea.