—La gente debería dejar de empujarse así. —comenta Ahkmenrah cuando han salido del subterráneo.
—Creo que una señora me clavó el codo en el estómago. —menciona Lancelot algo indignado. Ahk se ríe un poco por su ceño fruncido.
—Por lo menos ya salimos de allí. ¿Estas seguro de que bajamos en la estación correcta?
—Confíe en mi, rey. —le sonríe el caballero con seguridad. Ahkmenrah no es rey de nada, Lance lo sabe, pero le encanta cuando se lo dice.
[...]
Diez minutos de camina después, Ahkmenrah y Lancelot están entrando en un encantador parque natural.
Juntos uno al lado del otro, rozando sus hombros de vez en cuando como si quisieran estar más cerca, caminan y platican hasta llegar a donde se hará la proyección de la película.
Llegan justo a tiempo para ver la película que Ahk quería, sus ojos brillan con emoción cuando juntos se sientan en el césped y la película comienza. Es una hora y media de historia de Egipto.
Aunque Lancelot esta más entretenido con el hombre a su lado y las expresiones que hace ante alguna mención errónea de algo, de vez en cuando algo capta totalmente su atención.
Ahkmenrah habla; habla mucho en toda la película, mencionando que es real y que no, como era cuando él estaba vivo y como eran las cosas en su familia. La gente que no está tan lejos y logra atrapar alguna que otra cosa de lo que dice, imagina que el moreno ha de ser alguna clase de profesor o historiador muy entusiasta que conoce demasiado de la historia egipcia.
[...]
—No puedo creer que tú propio hermano allá cometido tal injusticia. —menciona el noble caballero de Camelot. En algún punto de la película hubo una pequeña parte dedicada a Ra y sus descendientes, donde la familia de Ahkmenrah era la protagonista.
—Está bien. —el faraón se encoge de hombros quitándole importancia. — Ya han pasado cientos de años.
—Moriste muy joven. No disfrutaste nada. —piensa Lancelot en voz alta y suena triste porque lo esta. —¡Si hubiera estado allí-
Ahkmenrah levanta la vista hasta Lancelot, quien se a quedado callado a media oración. Repentinamente se a dado cuenta de que no tendría sentido lo que iba a decir porque él no es real, es la representación en cera de un personaje ficticio, no una persona real que hubiera podido existir en los años en que Ahkmenrah estuvo vivo. Sin embargo esta vivo ahora. Todo aún es muy confuso.
—¿Si hubieras estado allí? — Ahkmenrah alienta a que continúe. Ambos habían estado caminando un rato por los alrededores del parque luego de la película, ahora están parados a la mitad de un solitario sendero.
—Si hubiera estado allí... —Lancelot piensa en continuar lo que iba a decir, decidiéndose por decirlo a la final. Con sentido o no, es lo que piensa y esta seguro hubiera hecho. —te hubiera protegido con mi vida.
Las palabras y la sinceridad en que son pronunciadas atacan al por ahora latente corazón de la momia viviente.
—Gracias Lance. —dice Ahkmenrah con un enorme aprecio hacia la persona parada frente a él. Sus ojos no se apartan de los otros, ambos están hipnotizados por el brillo de la otra persona. Todo parece ir en cámara lenta, como si tuvieran todo el tiempo del mundo, sus cuerpos se acercan.
—¡Cuidado! —entonces grita alguien detrás de Ahkmenrah. Con unos rápidos reflejos, Lancelot toma al faraón y lo atrae hasta su pecho para quitarlo del medio.
Una chica en patines parece ir sin control, su pareja corriendo detrás de ella. La chica pasa rápido y sin poder frenar, el chico detrás de ella corre para alcanzarle y se disculpa rápidamente con ambos hombres.