El niño Alquimista de Acero

Más que un dolor de estómago

   - Llama , hermano. No deberías ir.

   La armadura trató por todos los medios de mantener a su hermano febril en la cama.

   - No és una escuela, Al . No puedo faltar porque solo estoy resfriado.

   - Yo diría que es algo más que éso. Vomitaste todo por la noche.

   Mientras se envolvía en su abrigo rojo, el niño de trenza dorada le dedicó una mirada de reproche.

   - Tal vez algo me cayó mal.

   - Eres tan terco - reclamó Alphonse, cerrando la puerta al salir.

   Acompañó al niño pálido. Lo dejó frente a la puerta de la oficina y luego salió, pero decidió no ir a la biblioteca. Se quedaría cerca por si su hermano lo necesitaba.

   - ¡ Hola Jefe !

   Havoc era siempre el que lo saludaba primero. La Teniente lo saludó en segundo lugar y notó que se quedó un segundo extra detenida en su persona. Fuery asintió con la cabeza, al parecer Breda no había llegado.

    La puerta de la oficina interior se abrió y apareció Falman, quien le hizo el estúpido saludo que lo obligaba a él a secundarlo. Mustang apareció tras el hombre y frunció el ceño un momento.

   - ¿Dónde está Breda?

   - ¡¡ Aquí, Señor !!

   El hombre entró acaloradamente y se dirigió al centro del lugar.

   - Bien .Estamos todos - asintió el Coronel - Pueden comenzar con el trabajo habitual, nos vendrán a inspeccionar en dos horas.

   Edward se dejó caer en su asiento. 2 horas de esclavitud. Su estómago comenzó a revolverse molesto y a los pocos minutos se levantó para salir corriendo, en busca de los baños. Sintió la típica pesadez en la nuca y le dió el tiempo para llegar a los retretes y vaciar lo poco y nada que había logrado ingerir por la mañana. Estaba seguro que la comida del restorant nuevo le había hecho mal. Enjuagó su boca y tragó un sorbo de agua. Su cabeza le molestaba también. Se giró para salir y casi choca con el cuerpo de Havoc.

   - ¿Estás bién, Jefe?

   El hombre lo había visto salir disparado de la oficina y lo siguió justo para ver que el niño enjuagaba su boca.

   - Si. Ya estoy bien.

   El niño le hizo el quite y caminó nuevamente por los pasillos hacia la oficina común.

   La hora no parecía avanzar. Edward había comenzado a ver nublado y le costaba enfocar las palabras en negrita de los papeles que trascribía. Le había dicho a Alphonse que estaba resfriado, pero sabía que no era así. Tenía molestia en un sector específico en su estómago, más los vómitos y un calorcillo que le provocaba extrañamente escalofríos.

   Levantó la vista y vió que solo había abanzado una hora. La bilis le subió a la garganta en un burbujeo ácido y nuevamente sintió la pesadez en su nuca. Se levantó, esta vez tratando de no parecer desesperado y salió al pasillo. Corrió a los baños.

   Riza sintió algo y revisó a todos sus compañeros que trabajaban . El escritorio vacío de Edward la hizo pestañear confundida.

   - ¿Dónde está Edward? - preguntó a toda la sala.

   Havoc miró también hacia el espacio vacío.

   - Tal vez fué al baño. Creo que está un poco enfermo.

   Todos continuaron con sus cosas. Sabían que el niño tenía un sistema inmunológico un poco débil. Ya en los 3 meses que lo conocían había pasado varias veces enfermo.