El niño Alquimista de Acero

Angustia y dolor

   - Ya pedí los componentes y la ensamblaré el fin de semana.

   El joven uniformado de lentes, Kain Fuery, caminaba por las oscuras calles junto a un niño alquimista bajito de abrigo rojo. El niño había ingresado hacían unos pocos meses y ya se había ganado el corazón de todos en la oficina del Coronel Mustang. A él le caía bién el chico, aunque a veces sus métodos toscos y ruidosos lo hacían retroceder pero su hermano menor, que se "escondía" tras una enorme armadura, lo había dejado más que a gusto. Era también alquimista pero era mucho más amable y fácil de llegar a él. Él hizo una amistad y hablaban siempre sobre tecnología nueva. Ahora en cambio caminaba junto al Alquimista de Acero, niño de 12 años que obtuvo el título de manera excepcional.

   - Podría arreglarlo con alquimia - le iba diciendo el de abrigo rojo.

   - No me quites la diversión  - rió Kain.

   Si bien no era tan tarde , la calle estaba extrañamente vacía. Una luz los cegó de pronto y Kain fué empujado con fuerza al tiempo que el ruido de un vehículo se aproximaba hacia ellos.

   Fué como en cámara lenta que sintió su cuerpo casi volar y vió que el niño levantaba su pierna izquierda y ponía su brazo derecho en una posición que le pareció como para frenar algo.  "Algo" pesado que los cegaba con una luz. Su cuerpo se azotó en el suelo y el sonido del choque lo hizo girar a tiempo para ver al pequeño cuerpo volar por el aire, golpeando el capó y luego aterrizar en el suelo. Por instinto se intentó poner de pié , tratando de asimilar lo que había pasado. Ni siquiera iban por la calle. El vehículo, un camión pesado, se había detenido y del magullado frente salía humo. Sus ojos se dirigieron a la figura roja que intentaba moverse al igual que él. Sintió un dolor en su hombro derecho.

   - ¡ Mierda ! - Ed se giró en el suelo para ponerse de pié. Vió el vehículo abalanzarse sobre ellos pero no le dió el tiempo para transmutar porque debió sacar a Fuery del camino. Su pierna izquierda le dolía hasta la cadera y su mano de automeil temblaba por el impacto. Su cabeza zumbaba. Aún sentado en el pavimento vió salir a un hombre grande del camión.

   - ¡ Malditos militares ! ¡ Hijos de puta ! ¡ Los mataré a todos ! - gritaba el hombre que había  bajado del vehículo y Kain pudo ver que llevaba en las manos una especie de gancho.

   Como el que tenía más cerca era el niño de abrigo rojo, el hombre caminó hacia él.

   Kain buscó su arma mientras escuchaba al hombre gritar todo tipo de blasfemias.

   - ¡ Deténte ahí ! - le gritó intentando ponerse de pié.

   A Edward se le nubló la vista por un momento. Vió al hombre acercarse a él pero su cabeza estaba confusa aun por el golpe recibido y creyó que tal vez venía en su ayuda. Abrió enorme los ojos cuando pudo darse cuenta de la situación. El hombre gritaba en contra de los militares y de pronto sintió que su reloj de plata le era arrancado de su bolsillo.

   - ¡¡ Oye !! - le dió un manotón al hombre para que se alejara ,solo para sentir un dolor agudo en su hombro derecho.

   - ¡¡ Maldito Alquimista Estatal !!

   Los ojos desorbitados del hombre los tenía fijos en los suyos.

   - ¡ Aléjate de él !

   La voz de Fuery le llegó clara desde atrás del hombre. Un fuerte sonido y el brazo derecho de su atacante se separó del suyo. Sintió un dolor horrible como cuando Winry desamblaba su automeil. En fracción de segundo el hombre tenía nuevamente algo metido en su hombro. Un dolor más agudo le recorrió todo el cuerpo.