Capitulo XXX VI - La Dosis Perfecta

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Nick estaba ansioso.

Y tremendamente caliente.

Literal, y metafóricamente.

Se encontraba dando vueltas en la pequeña cama acondicionada especialmente para el en el estudio de casa de los abuelos de Charlie.
Así es, a pesar de lo liberales que eran los abuelos de Charlie, las miles de ocasiones que sus padres los dejaron dormir juntos y la prácticamente confirmada evidencia de que su noviazgo no era un noviazgo casto, la madre de Charlie no los había dejado dormir juntos esas vacaciones.

Honestamente, cuando a Nick lo invitaron a un par de semanas en Almería visitando a los abuelos de su novio, pensó que se trababa de la mejor idea del universo.

Viajar al extranjero por primera vez con Charlie y pasar dos semanas juntos en una playa del mediterráneo sonaba como lo mejor que le podía pasar en la vida.

Pero, para su desgracia. Su fantasía estaba muy alejada de la realidad. No es que se la hubiera pasado mal todos esos días, al contrario, al principio todo era muy divertido, obviando el hecho de que lo separaron de su novio a la hora de dormir y obligaron a Charlie a compartir cama con su hermanito. Pasar el día en la playa y conociendo la ciudad compensaron por completo esa parte del viaje.

Sin embargo, al tercer día una ola de calor terrible se desató en el sur de España, haciendo insoportable estar más de 30 minutos afuera. Hasta 41  grados habían llegado. Eso dejaba de lado la mayoría de las actividades que podían realizar.

Intentaron al principio seguir yendo a la playa, pero tuvieron que abandonar la idea cuando Nick olvidó por unos minutos ponerse el bloqueador solar y terminó con quemaduras de primer grado en los hombros.

Por lo tanto, ahora pasaban el día dentro de casa, jugando juegos de mesa, viendo televisión o simplemente tirados bajo el aire acondicionado.

Así que si, las cosas no habían resultado para nada como Nick se las había imaginado. Así que toda esa situación aunada la "sequía" a la que se había visto sometido con Charlie lo tenían completamente frustrado y caliente.

Frustrado y después de ver que el reloj marcaba pasada la media noche, decidió que, ya que no podía tener sexo con su novio en la pequeña casa llena de gente, al menos podría darse un poco de "cariño" el mismo para poder conciliar el sueño.

Masturbarse era lo último que Nick había pensado que haría esas vacaciones, pero al menos eso calmaría un poco su ansiedad y su calentura.

Lentamente, metió su mano dentro de la sábana y comenzó a tocarse suavemente bajo el short deportivo que usaba como pijama.

Su polla cobró vida al instante.

Nick se acarició suavemente, pensando en algunos de los momentos más calientes que había vivido hasta entonces con su novio. Sin embargo pronto pensó que sería una mejor idea algo de estimulación visual.

Sacó su teléfono y buscó su carpeta de fotos privadas, donde guardaba una nutrida colección de diferentes momentos eróticos que había vivido con su novio: había nudes que habían compartido, fotos que se habían tomado el uno al otro y hasta un par de videos cortos teniendo un poco de acción. Sin embargo nada de eso parecía suficiente.

Pensó en buscar pornografia extra pero rápidamente desechó la idea. A Nick no le gustaba masturbarse viendo porno, lo que realmente disfrutaba era tocarse mientras tenía conversaciones subidas de tono con su novio, principalmente cuando había pasado algunos días separados. Disfrutaba usar su imaginación y describir todo lo que le haría a su Charlie si lo tuviera a un lado y leer lo que Charlie le haría a su vez.

Fuertes brazos de rugby (Heartstopper)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora