Episodio 7 - "La cita"

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Son las 8:00 p.m. La hora justa que acordamos encontrarnos Kenji y yo. La dirección que me dió era la de un restaurante de sopa. Cuando entro, él ya está allí. Está sentado en una silla alta.

- Oh, al fin llegaste... -me mira a los ojos. Por alguna razón, tengo un deja vu-

Lo saludo y me siento a su lado. La sopa que él ordenó ya está allí. El vapor llena mi nariz con un olor exquisito y de pronto se me abre el apetito.

- Mmm huele delicioso... -separo los palillos y ambos decimos al unísono "Itadakimasu"- entonces comenzamos a comer.

- ¿Te gusta? -me pregunta sin soltar sus palillos-

- Sí, me encanta. Papá solía prepararme en casa todos los días lluviosos.

- Hablas mucho de tu padre. ¿Lo quieres mucho?

- Sí... Lo quería mucho... -le sonrío tristemente. Él capta rápidamente y se disculpa-

- Oh... Lo siento. ¿Hace cuánto pasó?

- 2 años...

- ¿Y tu madre?

- No la conozco. -doy un sorbo a los fideos tranquilamente- Quiero decir, la conocía, pero en cuanto se divorció de papá no la he vuelto a ver. No sé qué es de su vida ahora.

- Wow...

- ¿Qué?

- Tu vida es más triste de lo que pensaba.

- ¿Eso crees? -le sonrío- tal vez no sea la mejor, pero al menos tengo lo que necesito. Digo, tengo un trabajo estable, soy joven e independiente. No puedo pedir nada más...

- Ja, me gusta tu positivismo. -mira su sopa melancólicamente- Ojalá yo fuera como tú...

- ¿Qué hay de ti? ¿Cómo es tu vida?

- Oh, ¡aquí va! Me encanta hablar sobre mí. -se acomoda en su silla y aclara su garganta- Vivo en Tokio desde que tengo memoria con mamá y papá. Hasta que fui a Estados Unidos, específicamente Los Angeles, donde jugué al lado de los mismísimos Dodgers.

- Impresionante. -lo miro con admiración, lo que hace que se sienta más orgulloso- ¿Y por qué volviste hasta ahora?

Su actitud cambia en un parpadeo. Su energía desaparece y comienza a parecer muy triste.

- Bueno... Eso es porque...

Al ver que es difícil para él contarme, dejo de insistir y poso mi mano con delicadeza en su brazo. Él me mira con sorpresa y luego me sonríe con suavidad.

- Gracias por traerme aquí, Kenji. Pero, me gustaría que fuéramos a otro lugar, ¿Qué opinas?

- ¿A otro lugar? -su actitud arrogante vuelve- Mmm... Me parece una gran idea. ¿A dónde quieres ir?

- A un lugar muy especial para mí. -tomo su mano y hago que se pare para que me siga- Solo ven. Confía en mí.

Ambos subimos a su moto, pero él conduce. Yo solo le doy las indicaciones para llegar a la montaña.

- Oye, ¿A dónde me trajiste? ¿Es aquí dónde entierras a todas tus citas?

Me río levemente.

- No, es... Mi hogar. -le sonrío con melancolía-

Caminamos entre los árboles hasta llegar a una pequeña y polvosa cabaña. Abro la puerta con algo de dificultad y lo invito a pasar. Él comienza a ver a su alrededor todas las fotos y decoración.

- ¿Es aquí...?

- Dónde vivía con mis padres antes... De todo.

Se acerca a un mueble y toma una fotografía. Me sorprendo al ver que sonríe.

- Eras linda desde pequeña... Habrías sido mi crush en la escuela toda la vida.

Me sonrojo, pero intento ocultarlo para que no se dé cuenta.

- G-Gracias...

Doy gracias que no se dé la vuelta y siga viendo la foto.

- ¿Esa es tu madre? Ya ví de dónde sacaste la belleza. -mueve las pupilas al otro extremo de la foto- Y ese debe ser...

- Mi padre. -me acerco- Ryuji Yamada.

- Se ve como alguien sabio y bueno...

- Lo era. El mejor de todos...

Al sentir que las lágrimas se me escapan, me seco los ojos antes de que se de cuenta y me distraigo con otra idea.

- Bueno, hay algo que quiero mostrarte. Ven. -tomo su mano de nuevo y me sigue obediente fuera de la cabaña a un lugar más alto-

Enciendo una linterna y caminamos cuesta arriba.

- ¿A dónde vamos?

- Ya lo verás. -le sonrío-

Las estrellas del cielo nocturno nos acompañan está noche.

- Yoshiko, debes saber que no me gustan los misterios... -dice de forma divertida-

- No es un misterio, es una sorpresa... -le respondo con la misma diversión-

Lo reto de forma juguetona.

- Te apuesto a que no llegas antes que yo.

- ¡Ja! ¿Crees que me ganarás? -responde con el mismo tono competitivo que yo-

- No lo creo, ¡Lo haré!

Antes de que reaccionara, comienzo a correr.

- ¿Eh? ¡Oye! -ríe mientras trata de alcanzarme-

Yo me crié por estos caminos, así que para mí fue mucho más fácil correr cuesta arriba que para él. Termina agotado, transpirando y jadeando como si tuviera fiebre. Me río de él.

- ¿Qué pasa? ¿El gran Ken Sato se agotó de tanto correr? -le digo juguetonamente-

Él se agacha y recarga sus manos en las rodillas mientras recupera el aliento.

- Corro por las bases... Ah... Pero... No por... Caminos así de inclinados... Ja...

Espero a que se recupere y luego le indico que me siga.

- Ven aquí. -camino hacia el centro del lugar y extiendo los brazos a los lados para darle la bienvenida- Mi observatorio improvisado es tu observatorio improvisado ja, ja...

Es un lugar algo apartado de la civilización. No es muy presentable, ya que lleva un par de años sin usarse, pero no está tan mal. Hay una tienda de campaña, una higuera apagada, un telescopio algo oxidado y luces leds colgando, las cuales no se han usado en mucho tiempo.

- Ah... -Ken mira a su alrededor con decepción- Yoshi, no es por ser mal onda, pero... Creo que nos habríamos divertido más en un lugar menos... Abandonado. -dice en broma-

Lo miro con una sonrisa confiada.

- Te diré algo que tienes que saber de mi, Ken Sato. -me giro por completo a él, aún sonriendo- Conmigo nunca dejarás de divertirte.

Entonces, presiono el botón de la linterna y la luz de esta se esfuma al instante. En cuanto hago eso, las estrellas del cielo finalmente se pueden ver con claridad.

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