Después de varios días entrenando a la bebé, siento como si Mina, Ken, la bebé y yo fuéramos una familia. Desde la muerte de papá, no había vuelto a sentirme segura entre cuatro paredes. Pero, hoy, tengo una nueva y hermosa familia. Y quién sabe, tal vez un día, Ken y yo tengamos nuestros propios hijos... ¡Pero, es muy pronto para planear eso!
Luego de aquel día, en que las tres consolamos a Ken por estar tan estresado, él ha continuado con su responsabilidad de ser Ultraman. Su cansancio disminuyó un poco, pero aún así, cuando lo veo llegar tan cansado, siento una presión en el pecho que me recuerda lo poco que puedo hacer por él. Hoy, Ken llegó más tarde de lo que esperaba y se ve aún más cansado que de costumbre.
— Ugh... —se tumba en el sofá— Estoy al borde del límite...
Me siento a su lado y le ofrezco una copa de vino mientras sostengo una para mí en la otra mano.
— Yo creo que te mereces un premio por todo lo que haces por nosotros. Sé que ya no vivo aquí con ustedes...
— Porque tú así lo decidiste. Para mí sería mucho mejor que te mudaras con nosotros. —toma mis manos entre las suyas y me mira a los ojos de forma suplicante— Así podría protegerte y la bebé te vería más... Y adicionalmente, tú y yo pasaríamos más tiempo juntos...
Me sonríe coquetamente, a lo que trato de responder con calma, pero mis mejillas rojas delatan el efecto que él tiene en mí. Intento con todas mis fuerzas calmarme, efecto de ello, me aclaro la garganta y me siento demasiado recta en el sofá.
— T-Tú sabes que tengo mi propia casa. Además, no quiero vivir en tu casa de mantenida, solo esperando a que tú trabajes y yo no tenga que hacer nada. Me gusta ganarme la comida que me llevo a la boca y el techo que protege mi cabeza de la lluvia cuando voy a dormir.
— Lo sé, mon amour... —besa el dorso de mi mano, haciendo que mi piel se erize— Por eso te admiro tanto. —suspira— Sé que ya tomaste tu decisión, así que dejaré de insistir por ahora.
Cuando me habla, su voz suena más ronca. Está haciendo muy difícil contener mis emociones ahora mismo. En un intento de evasión hacia mis propios sentimientos, tomo un gran trago de mi copa. Luego de un rato comienzo a relajarme, así que decido reanudar la charla que no dejó que terminara.
— Ken, quería hablar contigo sobre algo muy serio.
— Claro, dime. —deja su copa a un lado y extiende sus brazos a los lados del sofá— Soy todo oídos, preciosa...
Otra vez, su voz parece un gruñido. Vuelvo a sonrojarme, pero me obligo a calmarme, ya que lo que tengo que decir es más importante.
— No quiero que cargues con todo el peso de ser Ultraman solo.
Mis palabras lo toman por sorpresa.
— ¿Qué quieres decir?
— Ken, no tienes que estar solo en esto. Te lo digo porque te quiero... Ser Ultraman te está consumiendo poco a poco. Todos los días llegas a casa cansado porque eres el único que tiene la responsabilidad de salvar a la ciudad todos los días.
— ¿Dices que debería dejar de ser Ultraman?
— ¡No, para nada! —al darme cuenta de que le grité, tapo mi boca con ambas manos— Perdón, estoy algo nerviosa...
— Está bien, Yoshi. Solo dime, ¿De qué se trata todo esto? ¿Qué es lo que me quieres decir?
Deja su posición cómoda en el sofá para acercarse a mí y me presta toda su atención. Yo trago saliva y finalmente, reúno el valor para decirle lo que quiero hacer por él.
— Yo puedo ayudarte.
— ¿Qué? ¿De qué hablas? ¿Cómo podrías...?
Hace ademanes de incredulidad y se ríe con ironía y confusión.
— Puedo ayudarte si uso la tecnología de tu padre también... Sí soy Ultrawoman.
Ken me mira con incertidumbre, y luego estalla.
— Yoshi, ¡mi padre fue Ultraman por 30 años! El decía que mantenía el equilibrio. Y yo decía que era cool. Pero ser un héroe no es lo que te imaginas... Tienes que tomar las decisiones difíciles. Y elegir quién importa más. Y eso no es lo más complicado. Lo complicado... L-Lo sabrías sí lo fueras, ¡Pero no! No puedo permitirlo.
Lo escucho, pero sus palabras, las mismas que he escuchado durante tanto tiempo, despiertan la ira dentro de mí.
— ¡Estoy harta de esa palabra!
Ken me mira con sorpresa, pero no me detengo.
— ¡Siempre escucho esa palabra! "No, Yoshi, no puedes ser doctora", "No, Yoshi, no puedes cuidar de ti misma sola", "No, Yoshi, no puedo ascenderte", "No, el proyecto no será tuyo" ¡NO, NO, NO, NO!
Mi pecho se mueve de arriba a abajo con rapidez mientras Ken me mira, incrédulo de mi reacción.
— ¡Estoy harta! —siento que algunas lágrimas se me escapan, pero continúo aún así— ¿Sabes por qué mi sueño era ser Ultrawoman? Porque admiraba la libertad de Ultraman. De niña creía que al ser una heroína, no habría nadie quien me dijera que no puedo hacer algo... Quiero eso, Ken. Quiero ser fuerte... Quiero ayudarte. Quiero que ya nadie me vea como una mujer indefensa ni cobarde...
Cuando me doy cuenta de lo mal que me veo, me cubro la cabeza con frustración y vergüenza.
— Agh, perdón... Creo que lo mejor será que me vaya...
Me levanto a toda prisa, tomo mis cosas y camino hacia la puerta sin detenerme.
— Yoshi...
Escucho a Ken llamándome, pero no me detengo a verlo. Camino en dirección a mi casa. Estoy a unas cuantas cuadras de llegar cuando escucho un estruendo no muy lejos de donde estoy. Me giro hacia todas las direcciones con temor hasta que logro ver la raíz del ruido.
— Neronga.
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Algún Día
FanfictionLa ciudad de Tokio está bajo amenaza de los Kaijus. Desde que tengo memoria, los ciudadanos de mi hogar hemos tenido que hacer lo posible por mantenernos con vida y evitar a toda costa involucrarnos con esos monstruos. Hasta ahora, lo único que pode...