Neronga, un Kaiju de rango alto ataca la ciudad justo en el momento menos oportuno para mí. Es en estos momentos cuando detesto ser tan diminuta y débil. No hay donde esconderme ni un lugar seguro donde resguardarme. Y mi casa está muy lejos, no lograría llegar antes de que me ataque. Neronga comienza a destrozar algunos edificios a su alrededor y para mí desgracia está caminando en mi dirección. Cuando está a punto de llegar hasta donde estoy, me cubro con los brazos, pero nunca llega un ataque porque Ultraman llega justo a tiempo y lo hace volar por el aire de un golpe.
— ¡Yoshi! ¿Estás bien?
Se agacha y me sostiene en sus enormes manos.
— Sí... Estoy bien... —exhalo cuando veo a Neronga aproximarse— ¡Cuidado! ¡Detrás de ti!
Neronga le lanza un fuerte ataque por la espalda. Antes de que pudiera recibir daño, él me cubre con sus manos por completo y dejo de ver lo que está pasando fuera de mi refugio improvisado. Escucho a Ultraman quejarse de dolor y a Neronga rugiendo con furia. De pronto, una fuerza colosal hace que salte en medio de las palmas de Ken y comienzo a alarmarme, porque se sintió como si hubiera recibido un golpe demasiado fuerte. Se oye un golpe estruendoso y poco a poco Ken abre sus manos para dejarme ver. Lo primero que veo es el pavimento debajo de los pies de Ken, el cual está destrozado. Ken está sentado en el suelo, pero no se ve nada bien.
— ¡Ultraman!
Al ver mi preocupación, Kenji se ríe.
— No te preocupes... Ve a esconderte. Estaré bien...
Me baja, pero no quiero dejarlo, así que me aferro a uno de sus dedos con fuerza.
— Me niego a irme sin ti.
Lo miro con terquedad, asegurándole que no cambiaré de opinión.
— Ja, ja. Eres tan terca... Ah... Bueno, papá estará de acuerdo con esto... En cuanto te conozca lo entenderá...
Saca de un compartimento de su traje lo que parece ser un reloj y lo deja caer. Estiro mi mano para alcanzarlo y él baja su mano hasta el suelo para dejarme sana y salva. Miro el reloj y luego a Ultraman. Me pongo el reloj y como si algo se encendiera dentro de mí, siento una calidez extraña en medio del pecho, la cual se va extendiendo por todo mi cuerpo hasta envolverme por completo y hacer que crezca. De pronto, todo lo que veía gigante se ve de mi tamaño exacto. Y los autos parecen escarabajos. Noto a algunas personas que me miran con asombro mientras me levanto en una pose heróica.
— Wow... —Ken levanta un poco la cabeza para verme, pero aún sigue en el suelo—
Escucho el rugir de Neronga detrás de mí y le doy la espalda a Ken. Muevo la cabeza a un lado para verlo de reojo.
— Descansa un poco, Ultraman. Yo me encargo de todo a partir de ahora.
Trueno mis nudillos mientras muevo la cabeza hacia el hombro y luego me giro por completo hacia el gigante Kaiju que se dirige hacia nosotros a toda velocidad.
— Muy bien, Neronga, ahora tienes toda mi atención. Pero si quieres a Ultraman, tendrás que pasar sobre mí.
Neronga percibe mi presencia como una amenaza y entonces se olvida de Ultraman para atacarme a mí. Cuando peleo contra él, me siento más fuerte. Puedo sentir cómo mi corazón bombea sangre más rápido y a la vez soy más rápida y más ágil. A pesar de mi tamaño, me siento ligera y flexible. Es la mejor sensación que jamás he sentido. La adrenalina corre por mis venas y comienzo a moverme en la lucha de manera natural. Voy en ventaja contra Neronga y le tiro un golpe que lo hace arrastrarse por el asfalto igual que hizo con Ken.
— ¡Woohoo, toma eso! ¿Viste eso, Ultraman? ¡Acabo de vengarte! —lo miro con entusiasmo mientras él se levanta a duras penas— ¡Ja! Esto es muy divertido.
Entonces, Neronga vuelve a levantarse, pero al vernos a Ultraman y a mí juntos se da cuenta que no tiene oportunidad de ganar está vez, así que da la vuelta y se sumerge en el mar hasta desaparecer.
— ¡Así es, vete! ¡Y no vuelvas!
Al darnos la vuelta, notamos una gran multitud de ciudadanos con caras de sorpresa. Nadie dice nada hasta que comienzan a vitorear con fuerza "Ultraman" y "Ultrawoman" repetidas veces. Ken y yo nos miramos en silencio y luego saltamos hacía el cielo. Volamos juntos en dirección a casa. Yo lo rodeo de arriba hacia abajo y luego, estando abajo, me giro para quedar boca arriba frente a él. Aunque no veo su cara, puedo sentir cómo me sonríe con orgullo. Luego llegamos a casa y comienzo a saltar de alegría.
— ¡Wow, eso fue... Fue increíble, Kenji! La adrenalina, la fuerza que sentí. Todo fue tan magnífico... ¡Quiero sentirlo una y otra vez hasta el último día de mi vida! Ahh... ¿Así que esto es ser Ultraman? ¡Me encanta!
Río y doy brincos como una cabra bebé.
— ¡Wow! ¿De dónde vino toda esa energía? Ja, ja
Ken abre la puerta y la sostiene para que pase primero. Le doy las gracias y él pasa después de mí cerrando la puerta detrás de él.
— No lo sé, es que, sentí tanta adrenalina y mi corazón palpitó tan rápido que... ¡Creí que se me iba a salir del pecho!
Kenji se sienta en el sofá cómodamente y yo me acerco a su lado a saltitos. Apoyo las manos en el sofá y me inclino hacia él con una gran sonrisa.
— Ken, no me digas que sientes esto todos los días y aún así pensaste dejar de ser Ultraman un tiempo...
Él me mira sin saber cómo responder. Mira hacia el suelo y luego me responde con un tono más bajo.
— Sí... Pero, luego hablamos de eso.
Su mirada se vuelve hacia mí con intensidad. Sin siquiera darme la oportunidad de reaccionar, me toma de la cintura con sus dos manos y hace que me siente en sus piernas. Me sonríe con picardía y luego me planta un dulce beso en los labios haciendo que me sonroje.
— Déjame decirte que el traje de Ultrawoman te queda mejor de lo que esperaba...
— G-Gracias... No me esperaba ese cumplido...
— Hay que celebrar nuestra victoria, ¿No crees? ¿Qué quieres hacer...?
Antes de responder le devuelvo el beso sorpresa que me dió, para causar el mismo efecto en él con éxito. Me río al ver su cara hecha un tomate y luego le respondo con calma.
— Quiero una noche de chicas contigo incluído.
— ¿Qué?
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Algún Día
Fiksi PenggemarLa ciudad de Tokio está bajo amenaza de los Kaijus. Desde que tengo memoria, los ciudadanos de mi hogar hemos tenido que hacer lo posible por mantenernos con vida y evitar a toda costa involucrarnos con esos monstruos. Hasta ahora, lo único que pode...