Episodio 5 - "Milo"

51 3 0
                                    

Una vez ya instalada en mi nueva oficina, me dedico de lleno a mi proyecto. Sí, lo he perdido todo en cuestión de días, pero la vida continúa y no me va a esperar mientras me hago bolita y lloro comiendo helado. Es mejor llorar mientras hago mi proyecto. Estoy inmersa en mi trabajo, hasta que un chico un poco menor que yo se para frente a mi escritorio.

— Ah, ¿Eres la nueva? —me sonríe simpáticamente— ¡Hola, mucho gusto conocerte! —me hace una reverencia y me extiende la mano— Me llamo Milo. Milo Kang. Por favor, siéntete bienvenida.

—Ah... Gracias —le sonrío, un poco desconcertada por su amabilidad excesiva y le estrecho la mano— Yo soy Yoshiko Yamada. Pero, no soy nueva en la empresa. Llevo aquí 3 años.

— ¿3 años? ¿Y qué haces aquí? —se sorprende. No parece que quiera hacerme sentir mal, más bien parece ser muy curioso—

— Es una larga historia. —sonrío con tristeza—

— Oh, bueno, ¡Ya habrá tiempo para que la cuentes! Ay, de haber sabido que vendrías tan pronto, te hubiera recibido y ayudado con tus cosas.

— No te preocupes. Pude hacerlo yo sola perfectamente.

— No lo dudo, ¡En absoluto! —sonríe, algo nervioso— Con todo respeto, te ves muy fuerte.

Me sorprendo por su comentario y veo cómo se pone más nervioso. Me hace reverencias a toda prisa.

— ¡P-Perdón! —golpea su frente— Siempre hago comentarios fuera de lugar. N-No quise hacerte sentir incómoda. Es algo que me sale por naturaleza... De hecho por eso no tengo muchos amigos ja, ja... —se ríe, pero no parece divertido—

— Ja, ja, no te preocupes. En realidad, sí, me gusta estar en forma. Gracias por notarlo. —le sonrío para relajar el ambiente—

— ¿En serio? Claro, ¡Se nota! Ja, ja...

Él está muy nervioso y no sabe cómo relajarse. Pero, lejos de ofenderme o incomodarme, me parece muy lindo y divertido.

— Milo, ¿Me presentas al resto del equipo?

— ¿El resto del equipo...? —parece que no sabe de qué estoy hablando—

— Sí, quienes nos van a ayudar con el proyecto, ¿Dónde están?

— Ah... Me apena decírtelo, Yoshiko, pero... Tú y yo somos los únicos.

— ¿Qué? ¿E-Es una broma, no?

— Lo siento, pero no. No es una broma...

Él sonríe con inocencia, tal vez para que no explote y le grite. Debería agradecer que hoy ya he agotado suficiente mi batería, porque ya no me quedan ganas de gritar, así que me resigno y solo suelto un suspiro exasperado.

— Bueno, sí pudo ser peor.

Milo me mira sin entender lo que digo.

— P-Pero, ¡No te desanimes, Yoshiko! Ya verás que tú y yo seremos un gran equipo. Dime, ¿Tienes alguna idea para el proyecto? ¡Porque yo tengo muchas!

— No, Milo, estamos perdi... —me interrumpo a mi misma y me percato de lo que dijo— Espera, ¿Dijiste que tienes ideas? ¿Cómo cuáles?

Milo me lleva a su escritorio, que por alguna razón está apartado de todos los demás. A diferencia de los demás, su escritorio está ordenado, aunque con bastantes manchas de café en la alfombra.

— Aquí es donde trabajo. Siéntete libre de husmear lo que quieras. No hay secretos.

Miro con atención un par de dibujos de Kaijus y Ultraman. Me detengo a ver uno en especial.

— Es Gigantron. —murmuro—

— Sí, de todos es el más magestuoso, ¿No crees? —él se acerca a mi lado—

— ¿Magestuoso? —levanto una ceja—

— Todo el mundo dice que los Kaijus son villanos, pero, no hay nada que lo compruebe.

— ¿Entonces son héroes? Que yo sepa, los héroes no destruyen ciudades ni matan personas inocentes.

— De hecho, todos los héroes al enfrentarse a una amenaza mayor han aportado a la destrucción de una ciudad, al menos en las películas... Pero, a lo que voy, es que no son villanos ni héroes. Tal vez solo los estamos malentendiendo. Puede que haya algo que no vemos... —mira su dibujo con esperanza. Casí es como si los admirara—

— Estos dibujos... ¿Los hiciste tú?

— Me gusta dibujar en mis ratos libres. ¡Oh, espera a ver esto! —corre emocionado hacia su computadora. Comienza a teclear frenéticamente y al rato aparecen imágenes y notas digitales frente a mi—

— Wow... Me impresionas, Milo. —le sonrío con complicidad—

— Gracias. —se para con orgullo—

De pronto una de las imágenes me llama la atención.

— ¿Ese es... Ultraman?

— ¿Oh? —se pone nervioso— Ay, olvidé que dejé eso ahí... E-Es que soy muy fan suyo... Aunque me da un poco de pena.

— También era su fan.

— ¿En serio? —se alegra—

— Sí, cuando era niña.

— Por eso me da pena. —su alegría desaparece—

Ignoro a Milo en cuanto veo a Ultraman. Veo sus ojos por un buen rato. Por alguna razón, me siento como un siervo frente a las luces de un auto... Mi mirada baja a su hombro, hay un círculo rojo rodeándolo.

— ¿Y eso? —señalo el círculo—

— Ah, eso. Es que hace poco tuvo una pelea con un Kaiju y creo que terminó algo herido porque no dejaba de sostener su hombro.

— Mmm... Sí, parece una pequeña dislocación... —sostengo mi barbilla, pensativa— Pero, es difícil saberlo si no está aquí.

— Hey, ¿También sabes de medicina? —me mira emocionado—

— Un poco. Mi papá era doctor y me enseñó algunas cosas. —respondo sin darle mucha importancia—

— ¡Wow, eres genial! ¿Hay algo que no sepas hacer?

— ¿Qué? Oye, me vas a hacer sonrojar ja, ja. Ya no más cumplidos, ¿Ok?

— Sí, disculpa ja, ja...

— Bueno, ¿Por qué no me muestras en qué estás trabajando? —me recargo cómodamente en la silla y le presto toda mi atención—

— Oh, sí, por supuesto.

Abre un documento.

— No lo puedo creer... —me quedo boquiabierta—

Algún Día Donde viven las historias. Descúbrelo ahora