Cuando la última palabra: "Ultrawoman" sale de mi boca, me invade la vergüenza.
— ¿"Ultrawoman"? —se sorprende por mi idea— Wow, nunca había escuchado una historia así...
— O-Olvídalo, era una... Idea tonta que tenía de niña...
— ¿Qué? ¿Querías ser Ultrawoman?
Se me suben los colores al rostro. Intento ocultarselo, pero es en vano. Cubro mi cara con las manos y él me detiene tomando mis manos y separándolas de mi cara. Su rostro se suaviza y me siento atraída a él cuando siento el gentil toque de sus manos.
— Hey, no tienes que avergonzarte... ¿Qué niño o niña no sueña con ser Ultraman? Yo también tenía ese sueño, ¿Sabes?
Me mira con dulzura. Yo lo miro, aún sonrojada, pero ahora por una razón distinta... No sé qué me está pasando, pero me gusta cómo se siente. Sin embargo, las emociones son embriagantes, así que, para evitar que mi corazón explote, intento evitarlas.
—Me aclaro la garganta y separo nuestras manos con tacto— Sería peligroso que nos quedemos aquí y, además, se hace tarde... Kenji, ¿Me puedes llevar a mi casa?
—Me mira, un poco triste pero comprensivo— Sí, por supuesto... Vamos a mi moto.
Bajamos la montaña. Ambos subimos a su motocicleta y abrazo su cintura para no caerme. Por alguna razón, siento más adrenalina ahora que cuando íbamos camino a la montaña. Luego de un tiempo, por fin llegamos a mi casa y bajo de la moto.
— Gracias por traerme... Me la pasé increíble contigo hoy. —pronuncio con dificultad debido a mi timidez—
— Soy yo quien debe agradecerte... —hace una leve reverencia. No por educación ni cortesía, sino por galantería y caballerosidad. Ahora no parece un hombre en moto, parece un caballero o un príncipe montado en un caballo— Me olvidé por completo de todos mis problemas hoy, gracias a ti. La próxima vez, veré cómo regresarte el favor, Yoshi...
Extiende su mano como si esperara un amistoso apretón de manos. Está vez no caeré en su truco de nuevo. Me acerco y tomo su mano, pero, para mí sorpresa, no me besa la mano, sino... A mí. Me planta un dulce y tierno beso, como las estrellas de la noche, como una brisa de verano, como está noche... Al contrario de lo que me esperaba de un deportista famoso, sus labios se posan en los míos como una delicada mariposa. Se siente como si me curara de un dolor que no sabía que tenía. El beso no dura mucho, pero como si sí lo hubiera sido, permanece en mi mente por el resto de la noche...
A la mañana siguiente, a pesar de que no dormí muy bien, me levanto con mucha energía. Bajo el elevador y me encuentro con Milo.
— ¡Buenos días, Srta. Yamada!
— Milo, ya te dije que me llames por mi nombre. No es necesaria tanta formalidad.
— Tiene razón, me disculpo je, je... Bueno, hoy parece estar de buen humor, ¿Durmió bien?
— En lo absoluto. —tomo un sorbo de café que él me trajo amablemente—
— Ah... —piensa un poco— ¡Entonces, debe estar enamorada!
Me pilla por sorpresa y hace que escupa el café en su prolija camisa blanca. Me apresuro a disculparme y limpiar torpemente con una servilleta.
— Ay, no perdóname, Milo... Me sorprendiste.
A pesar de estar lleno de café caliente, me sonríe.
— Entonces tengo razón. —me mira traviedamente— Usted está enamorada.
De pronto me sonrojo.
— Increíble. ¿Quién es? No sabía que tuviera novio.
— No, no tengo...
— ¿Entonces...?
— Bueno, es que aún no es oficial. Pero... No sé si esto que siento es estar enamorada.
— ¿Cómo es que no lo sabe?
— Bueno, es que no tengo manera de comprobarlo... Nunca estuve enamorada antes...
Milo se sorprende.
— ¡¿Nunca?! ¿Cómo es eso posible?
— Bueno, me han gustado chicos antes, pero nunca me enamoré. Solo fue... Atracción.
— ¿Y nunca ha tenido novio?
—Niego— Nop. En mis 24 años de vida.
— Wow... Es un caso especial... Um... Bueno, mire. —hace ademanes como un conferencista— Cuando estás enamorado, tu corazón late muy rápido, a veces parece que va a salir de tu pecho.
— Ajá...
— Normalmente, cuando estás con esa persona no quieres dejar de estar con ella, pero por alguna razón estás tan nervioso frente a ella que desearías que no estuviera ahí.
— Ajá...
— Y lo mejor de todo, es que cuando no estás con esa persona, todos los momentos que has vivido con ella se reproducen en tu mente una y otra vez hasta que lo único que habita en tus pensamientos es esa persona.
— Wow...
— ¿Qué?
— Todo eso, Milo... Me está pasando como dices con él... —lo miro como si hubiera recibido una revelación—
— Entonces, eso significa que estás enamorada, Yoshiko.
Me quedó atónita, como esas veces que recibes una noticia y no sabes cómo reaccionar. Pero, en este caso, estoy entendiendo cómo se siente mi corazón, pero mi mente no está segura de nada, así que no sé cómo reaccionar ante mis propios sentimientos... La pantalla de mi teléfono se ilumina y cuando la veo encuentro un mensaje.
— ¡Ay por Dios, es él! —veo mi teléfono y lo sostengo como si fuera una bomba a punto de detonar— ¿Qué hago, Milo?
— ¿Qué es lo que dice?
— "¿Podemos vernos?"
Milo me mira con sorpresa, pero emoción.
— ¡Pues dile que sí!
Suspiro, tratando de controlar mi acelerado pulso y tecleo mi respuesta.
— "Por supuesto. ¿Cuándo estás disponible?"
Milo estira el cuello para ver mi teléfono.
— "Sé que hoy es muy pronto, pero no puedo dejar de extrañarte... ¿Qué dices?" —lee él mismo— Wow, qué osado...
— ¿Es malo? —lo miro preocupada, Pero él me sonríe—
— No, normalmente significa que quiere todo contigo. ¡Vamos, Yoshiko, contéstale!
— "Claro. Nada me gustaría más."
— "Paso por tu casa a las 8:00 p.m"
— "Sí. Nos vemos."
— ¡Sí, tienes una cita, Yoshiko! Tienes que prepararte.
— ¿Prepararme? Pero, así estoy bien, ¿No?
Me mira de arriba a abajo.
— No soy experto, pero, la ropa que traes se parece mucho a la de mi abuela.
Le doy un golpe en las costillas.
— ¡Oye! No juzgues mi manera de vestir...
— Ay, ja, lo siento... Pero, en serio, no te haría mal cambiar tu estilo de vez en cuando.
— Mmm, bueno, te voy a hacer caso. Pero, ya nos hemos distraído mucho. ¡A trabajar!
Milo hace una postura de soldado.
— ¡Sí, señora!
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Algún Día
FanficLa ciudad de Tokio está bajo amenaza de los Kaijus. Desde que tengo memoria, los ciudadanos de mi hogar hemos tenido que hacer lo posible por mantenernos con vida y evitar a toda costa involucrarnos con esos monstruos. Hasta ahora, lo único que pode...