Episodio 13 - "Un nuevo proyecto por comenzar"

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La deducción de Mina me deja perpleja. Ken se sorprende, pero lo digiere más rápido que yo.

-Bueno, al menos no estaré solo en este cargo... -Ken se levanta del sofá y se acerca- Pero, no te angusties, Yoshi. Estoy seguro de que serás una gran madre.

Me sonríe, un poco burlón, a lo cual respondo de la misma manera, con una sonrisa.

- Tú también. -veo como le sorprende mi respuesta- Serás un gran padre.

Ken se acerca más a mí, frente a la Kaiju. Cuando está justo a mi lado, mira a la bebé conmigo y sostiene mi mano. Siento calidez, pero, inesperadamente, pierdo la consciencia y todo se vuelve oscuro. Lo último que escucho son los gritos de Ken gritando mi nombre con desesperación.

...

Luego de lo que parecen horas, despierto en una habitación desconocida, pero acogedora y amplía. Me levanto lentamente con quejidos. Cuando despierto, vislumbro un brazo al costado de la cama. Enfoco mi vista para ver que de quién se trata es...

— ¿Kenji...? —lo llamo con sumo cuidado—

Mi voz es ligera, pero solo eso basta para que se despierte inmediatamente.

— ¡Yoshi! ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo?

Su mirada me demuestra desveladas, más que preocupaciones. Cuando lo veo, siento como si hubieran pasado años, y aunque no tengo las fuerzas para abrazarlo, me conformo con acariciar suavemente su cabello y luego su mejilla.

— Estoy bien, no te preocupes por mí. —limpio una lágrima que se escapó de su ojo— Preocúpate más por ti. Solo mira esas ojeras. Y mira lo deshidratados que tienes los labios. No quiero que te enferm...

No termino de hablar cuando se levanta de un salto y me besa. El encuentro de nuestros labios es firme. Sin necesidad de decir nada, me lo dice todo.

— No sabes lo preocupado que estaba... Temía que ya no despertaras...

Ken me confiesa lo que sintió mientras dormía. Eso toca mi corazón y lo envuelve cálidamente. No dice mucho, porque luego comienza a besarme de nuevo, está vez con un poco más de anhelo. La cama recibe un peso más, porque Kenji se sube a ella, y está casí encima de mí, pero nos separamos en cuanto oímos la puerta al abrirse y ver que Mina entra.

— Oh, tu invitada ya está despierta. —me escanea de nuevo— Parece que todo está en orden. Su pulso se ha recuperado. Sin embargo, necesitas recuperar las fuerzas para continuar con tu rutina diaria.

Como por arte de magia, un platillo aparece frente a mí sobre la cama.

— Por favor come algo, Yoshi. Mina tiene razón, debes recuperarte.

Dudo un poco, ya que no tengo hambre. Al ver que no estoy segura, Ken toma la cuchara por mi y me lleva la comida a la boca. Sonrojada, y casí instantáneamente, abro y mastico de la cuchara que él me ofrece sin pensarlo mucho. Su dulce sonrisa hace que me ponga nerviosa, así que decido hacerle plática.

— ¿Cuánto tiempo estuve dormida?

— Casí dos días.

— ¿Dos días? Wow... Entonces, sí que me llevé una gran sorpresa, ¿Eh? Ja, ja...

De la nada, el ambiente se vuelve silencioso y tenso. Él no sabe qué decir y a mí me consumen los nervios por haber metido la pata.

— Ah... Sobre eso... Justo pensaba que sería bueno que habláramos... —deja el plato a un lado y se aclara la garganta— Como ya lo sabes, soy Ultraman. Y lo he sido por muy poco tiempo.

— Oh, cierto... Eso quiere decir que el Ultraman a quién yo admiraba de niña era...

— Así es, mi papá.

Ken parece tener dificultad para continuar.

— Hmm... Y, nadie más lo sabe, así que...

Cubro el dorso de su mano y lo miro a los ojos.

— No tienes que pedírmelo, Ken. Guardaré el secreto y me lo llevaré a la tumba. Te lo juro.

Extiendo mi dedo meñique. Ken sonríe con tranquilidad y envuelve su meñique con el mío sellando nuestra promesa.

— Gracias, Yoshi. No sabes lo feliz que estoy de haberte encontrado...

Mina carraspea, interrumpiendonos y luego habla en un tono divertido.

— Veré que la bebé no cause problemas. Los dejaré solos, tórtolos.

Sin más, sale de la habitación cumpliendo lo que dijo. Ken y yo tenemos contacto visual por breves minutos, pero ambos apartamos la mirada con vergüenza y luego continuamos torpemente con la conversación.

— ¿Acaso Mina dijo: "la bebé"?

— Oh, sí... Comenzó a llamarla así desde que piensa que soy su papá... —se rasca la nuca— Bueno, técnicamente, no está mal, porque sí es una bebé, solo que es una bebé de Kaiju, je...

— ¿Sabes? La mayoría de las personas que tuvieran los poderes que tú tienes se habrían deshecho de esa bebé sin dudarlo... Conmigo incluída. —agacho la cabeza, con pena— Desde que tengo memoria, los Kaijus han sido una amenaza ante mis ojos. Monstruos. Y nada más que eso... —lo miro, con un destello en los ojos que es difícil de describir— Pero, cuando la ví... Cuando ví a esa criatura... Pensé que tal vez estamos pasando algo por alto. Tal vez, hay más allá de dónde nuestros ojos pueden ver... Y no es algo de lo que debamos tener miedo. Es una... ¡Una maravilla! Yo digo que, con esa cría, podemos intentar hacer algo, Ken. Algo más de lo que la humanidad acostumbramos hacer con lo diferente y con lo que nos da miedo... ¿No crees?

Ken me mira con una sonrisa orgullosa y cubre mi mano con la suya.

— Tienes razón. Yo creo que sí podemos.

Cuando nos miramos a los ojos siento como si algo mucho más grande que en lo que estuve trabajando con mi padre estuviera a punto de comenzar.

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