Soy el tipo de persona que prioriza la comodidad a la apariencia. Es por eso que a lo largo de mi vida nunca compré una falda corta porque era incómodo para mí. Tampoco usé un vestido con un escote muy pronunciado por la misma razón... Pero eso sí, si me daba frío cuando se suponía que todo el mundo debía tener calor, no me aguantaba el frío por no aguantar las miradas juzgonas. De la misma manera, nunca me preocupé por que mi forma de vestir le agradará a los hombres. Sin embargo, lo que me dijo Milo me hizo procurar por primera vez mi apariencia a mi comodidad. Así que decidí ir de compras. Compré un vestido descubierto, que me quedaba bien, aunque sé que me dará frío. Solo espero que le guste a Kenji...
Jamás me había sentido más incómoda en mi vida, pero creo que valdrá la pena. Ya estoy lista para la velada, solo estoy esperando a que llegue mi caballero de brillante armadura... Mi teléfono vibra y aparece un mensaje en la pantalla. Es Kenji diciendo que ya está afuera. Salgo, emocionada, a su encuentro.
— Buenas noches, señori... —hace una pausa en cuanto me mira— ...ta.
Me sonrojo ante su atenta mirada.
— Wow... Yoshi... Te ves... —se queda sin palabras mientras yo contengo la respiración—
Al ver que no encuentra las palabras, un sentimiento de baja autoestima me invade.
— No tienes que decirlo, ya lo sé... —agacho la cabeza, y cuando intento expresar lo mal que creo que me veo, él continúa—
— Deslumbrante. —me mira con un destello en los ojos— Incomparable. Maravillosa. Preciosa. —se acerca con una sonrisa, pero su mirada es tierna, no excesivamente, pero lo suficiente para darme seguridad y reconfortarme—
— Gracias, Kenji... —pronuncio en voz baja— Tú te ves igual que una estrella... Cómo siempre. —en medio de mi timidez, muevo hacia atrás un mechón de mi cabello—
— Ah... Gracias, Yoshi...
Para mí sorpresa, él parece igual de avergonzado que yo... Pero, es el primero en recuperarse y me invita a subir a su motocicleta.
— Hoy te llevaré a un lugar muy elegante, que combine con tu vestido y tú.
— ¿En serio? ¿A dónde?
— Ya lo verás. Te gustará.
Llegamos a un restaurante. El más grande, vistoso y como él dijo: elegante, que mis ojos han visto antes.
— Wow, Kenji... Este lugar es espectacular. —sonrió con entusiasmo—
Al notar que él me mira con una sonrisa, siento que me veo como una niñita en una dulcería gigante, o cómo Bella cuando el príncipe le mostró la enorme biblioteca de su castillo. Mis mejillas se calientan y trato de evadir su mirada mientras entramos.
— Buenas noches, caballero.
Un hombre de traje nos recibe con una reverencia.
— Buenas noches. Tengo una reservación.
— Claro que sí. —mira hacia adentro estiradamente y al ver a un camarero le chasquea los dedos como a un perro—
— Dígame, señor. —el camarero se presenta con humildad—
— Lleva al caballero y a su bella acompañante a su mesa.
— Sí, señor, por aquí, por favor.
— Gracias. —Ken y yo le damos las gracias—
Antes de que pudieramos continuar, el hombre que nos recibió levanta la voz, llamando mi atención. Kenji se detiene al ver que me quedo a mirar.
— ¡Le pediré de la manera más amable, que no se merece, que se vaya de este establecimiento! Está manchando nuestra reputación.
— ¿Qué? Disculpe, solo vengo a cenar, ¿Estoy haciendo algo malo?
Un hombre de color lo mira con confusión. No puedo evitar observar la escena con indignación.
— Ah, Yoshi, ¿Qué ha...? —Kenji intenta decirme algo Pero no me quedo a escuchar—
Camino con decisión hacia el hombre que hace un momento nos atendió tan bien y ahora menosprecia a un hombre inocente.
— ¡Oiga! ¿Qué cree que hace? Este caballero solo intenta cenar aquí.
— Señorita, no creo que entienda la seriedad de la situación. Este hombre tiene intenciones ocultas.
Veo hacía abajo los zapatos manchados del hombre. Pareciera que acaba de llegar de trabajar o tal vez de una larga caminata. Está claro lo que está pasando aquí y la ira solo aumenta en mi.
— ¿Qué otra intenciones podría tener? Señor, ¿Tiene una reservación? —me dirijo al hombre en la entrada con respeto—
— Así es. Hice una reservación por la aplicación del restaurante. —muestra la prueba de su teléfono—
— ¿Ahora lo ve? —le dedicó una mirada de rencor al hombre de traje— ¿Acaso hay alguna otra razón por la que no pueda entrar?
La gente en la fila mira con atención. Algunos fruncen el ceño con indignación hacia el hombre estirado y otros solo parecen estar ansiosos por poder entrar y cenar. La presión crece en el hombre acusado de racismo y no tiene otra opción más que ceder.
— Creo que esto fue un malentendido. Una disculpa. —se inclina hacia mí—
Frunzo el ceño y cruzo los brazos.
— Yo no soy quien merece una disculpa.
El hombre me mira con desprecio por un segundo y luego se traga el orgullo para girarse e inclinarse forzosamente ante el caballero de tez oscura.
— Le ruego que me perdone... Señor. —rechina los dientes—
Mientras se inclina lo miro con desaprobación, con los brazos cruzados y la cabeza alta. Siento la presencia de Ken a mi lado y su mano se posa en mi hombro.
— Esto no es lo que esperaba para esta noche. —Kenji mira al hombre con la misma actitud que yo— Qué decepcionante. Un restaurante con tan prestigio no debería ser tan conservador, ¿No lo cree?
El hombre suda frío.
— S-Sí, señor, tiene toda la razón. Me disculpo con usted y su acompañante... Por favor, acepten una cena como muestra de arrepentimiento de parte de nuestro establecimiento. La casa invit...
Ken lo interrumpe.
— No, gracias. Hemos tenido suficientes descortesías por hoy. —toma mi mano y me jala fuera del lugar—
Por el rabillo del ojo puedo ver cómo las venas de la cara del hombre saltan con rabia. Aún caminando juntos, tengo curiosidad por saber a dónde vamos, así que le pregunto a Kenji, quién me contesta sin dejar de caminar con una sonrisa.
— Hoy he visto un lado que no conocía de ti, Yoshiko. Y me encantó conocerlo...
Me sonrojo.
— E-Eso no contesta a mi pregunta...
Él ríe armoniosamente.
— Vamos a mi casa.
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Algún Día
Fiksi PenggemarLa ciudad de Tokio está bajo amenaza de los Kaijus. Desde que tengo memoria, los ciudadanos de mi hogar hemos tenido que hacer lo posible por mantenernos con vida y evitar a toda costa involucrarnos con esos monstruos. Hasta ahora, lo único que pode...