Marsh Danielle
D-Danielle.
La forma en que dijo mi nombre anoche detrás de su puerta me había vuelto loca de lujuria. Ya había estado sacudiendo mi polla para aliviarme debajo de la manta, así que cuando escuché el gemido, me envió al límite. Habíamos estado tan cerca de follar, pero entonces algo la asustó.
—Hay un nuevo cliente del que quiero hablarte más tarde, una vez que mi asistente reúna más información cuando llegue aquí —gruñe Jay desde mi puerta.
Le hago señas para que entre.
—Cierra la puerta.—
Sus cejas se juntan mientras cierra la puerta y se acerca a la silla frente a mi escritorio. Haerin no llegará hasta dentro de media hora. Salí de su casa temprano esta mañana a petición suya. Regresó a su ser feroz y prometio que le dispararía a todo lo que pasara por su puerta.
La única razón por la que la dejé fue porque no era Ji-yong quien había estado en su casa.
Fui yo.
Estaba rebuscando en uno de sus otros armarios cuando escuché su voz.
No se despertó cuando me deslicé en su apartamento.
No se despertó cuando la desnudé.
Y no se despertó cuando le froté el coño mientras me masturbaba.
Otra vez.
Era como la noche anterior.
Hasta que despertó de la nada.
Casi me había atrapado.
—¿Qué pasa? —pregunta Jay.
—Casi me atrapa.—
Sus rasgos se oscurecen.
—¿Debajo de su cama?—
—Estaba mirando en el armario de su habitación. Ella pensó que era Ji-yong, su ex. Aparentemente, es un psicópata obsesionado con ella —gruñí.
Jay se rie.
—Ella realmente sabe cómo elegirlos.—
Me doy la vuelta.
—Vete a la mierda. Ya llamé al cerrajero para cambiar sus cerraduras, pero, hombre, estaba aterrorizada. Quiero que llames a Dusty y que vea qué puede hacer con Ji-yong Kwon. Todo, sin importar cuán grande o pequeño sea el detalle. Quiero encontrar a este hijo de puta.—
Todo el humor se borra de la cara de Jay. Solo llamamos a nuestro excompañero militar, Dusty, para emergencias cuando necesitamos información sobre un gran cliente.
Esto es una maldita emergencia.
—Estás tomando muy en serio esta mierda —dice con un gemido y tira del nudo de su corbata.
—Lo sé. La quiero, quiero todo de ella. Tenemos una conexion, tanto consciente como subconsciente. Su cuerpo responde al mío. Pertenecemos a la otra —solté.
Sus ojos me miran por un momento casi con tristeza antes de apartar la mirada.
—Bien. Lo llamaré. Ten cuidado.—
Asiento con la cabeza y luego dejo escapar un profundo suspiro.
—También quiero que busques a cada maldito enfermo que ha puesto sus manos sobre Hae y me lo traigas.—
Sus ojos se abren.
—¿De toda la vida?—
Gruño.
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Stalker
FanfictionNo me habia fijado en ella antes... pero ahora si. Los mechones brillantes de su sedoso cabello castaño. Pequeñas arrugas entre sus cejas cuando frunce el ceño. Su pasión por la pulcritud. Una vez que me concentro en ella, no puedo apartar los ojos...