Venecia di Angelo.
-Tántalo los ha expulsado para toda la eternidad.- empezó a hablar Clarisse.-El señor D lo exagero aún más y dijo que si se atrevían a regresar al campamento los convertiría en ardillas y luego los atropellaria con su deportivo.- Agrego Venecia.
-¿Una ardilla? Me parece que la falta de vino le está haciendo efecto al señor D.- respondió Raissa con una mueca de disgusto.
-¡Raissa! - le regaño annabeth.
-¿Que? No puedes decirme que no piensas lo mismo que yo.- dijo Raissa con un puchero en sus labios.
-Pensarlo es una cosa, decirlo en voz alta es distinto.- le respondío Annabeth con severidad.
-Como sea...¿Ellos les dieron este barco? - pregunto Percy
-Por supuesto que no. Me lo dió mi padre.
-¿Ares?
-¿Que creías, Jackson? ¿Que tú papi es el único con potencia naval? Los espíritus del bando derrotado en cada guerra le deben tributo a Ares. Es la maldición por haber sido vencidos. Claro que solo obedecen las ordenes de Venecia por su conexión del Inframundo pero harán cualquier cosa que les digamos. ¿No es así, capitán?
El capitán que había permanecido detrás, tieso y airado. Sus ardientes ojos verdes se clavaron en los de Percy con una expresión ávida.
-Si eso significa poner fin a esta guerra infernal, señorita Clarisse, y lograr la paz por fin, haremos lo que sea. Destruiremos a quien sea. Todo sea por nuestra comandante Venecia.
Clarisse sonrió.
-Destruir a quien sea. Eso me gusta.
Tyson tragó saliva y Raissa miro a Venecia.
-Vennie.- dijo Annabeth.- Luke quizá vaya también tras el vellocino. Lo hemos visto; conoce las coordenadas y se dirige al sur. Tiene un crucero lleno de monstruos...
-¡Perfecto! Lo volaremos por los aires, lo sacaré del mar a cañonazos.- respondió Clarisse con rapidez.
-No lo entiendes.- dijo Annabeth.- Tenemos que unir nuestras fuerzas. Deja que les ayudemos.
Venecia dejo de escuchar en cuanto el nombre de Luke fue mencionado, la rabia la había invadido, Clarisse peleaba con Annabeth pero Venecia no les prestaba atención en absoluto.
Su apetito se había esfumado por completo y sus puños se cerraron con tanta fuerza que la palma de sus manos le ardía, Percy fue el primero en notar el cambio en la actitud de Venecia y por inercia tomo la mano de Venecia para que reaccionara.
-Estas sangrando.- fue lo único que escucho Venecia de los labios de Percy.
Su mirada se dirigió a sus manos y era verdad, por la fuerza de su agarre se había hecho una herida y estaba sangrando. Venecia solo estiró su mano hacia el capitán y este la curo de inmediato.
-Gracias Capitán.- murmuró Venecia una vez que su herida estaba curada.
Todas las miradas se dirigieron a Venecia, pero ella no estaba de humor para lidiar con ellos en ese momento.
-Capitan, lleve a mis amigos a abajo. Asigneles unas buenas hamacas en los camarotes por favor.- dijo Venecia finalmente.
-A sus órdenes, mi comandante.- dijo el capitán con voz gélida antes de guiar a los amigos de Venecia a los camarotes.