Venecia di Angelo.
Campamento mestizo.-¿Qués-eso? - Pregunto Tyson asombrado.
-Los establos de los pegasos.- le dijo Percy.- Los caballos voladores.
-¿Qués-eso?
-Ah...los baños.
-¿Qués-eso?
-Las cabañas de los campistas; si no saben quien es tú progenitor olímpico, te asignan a la cabaña de Hermes, hasta que determinan tu procedencia. Una vez que lo saben, te ponen en el grupo de tu padre o madre.
-Eso es útil.- dijo Lexter al lado de Percy, sonaba nervioso - Y tú en qué cabañas estás?
-La numero tres.- dijo Percy señalando un edificio bajo de color verde, construido con piedras marinas.
-¿Tienes amigos en la cabaña? - le pregunto Tyson ahora.
-No. Solo yo.
-¿Y que hay de tí? - le pregunto Lexter a Venecia quien ayudaba a una campista herida.
-Me alojo en la cabaña de Hermes porque mi padre... bueno ya te puedes hacer una idea de quién podría tratarse.- dijo Venecia señalando su anillo de plata con forma de calavera.
Lexter abrió sus ojos totalmente sorprendido, pero Percy le dedico una mirada que le dió a entender que no deberia mencionarlo.
Cuando llegaron a la Casa Grande, Venecia y Clarisse se separaron del grupo para dirigirse directamente a atender a los campistas heridos, Lexter se sintió un poco decepcionado.
-¡Poni! - Exclamó Tyson en una especie de arrebato.
Quirón se volvió con aire ofendido.
-¿Cómo dices?
Annabeth corrio a abrazarlo.
- Quirón, ¿que está pasando? No irás a marcharte, ¿Verdad? - lo dijo con voz temblorosa. Quiron era como un segundo padre para ella.
El le alboroto el pelo y la miro con una sonrisa bondadosa.
-Hola, niña. Percy, cielos. Has crecido mucho este año...Raissa tú estás más hermosa que el día que nos conocimos.
Raissa sonrió y se acercó para abrazar al centauro, Percy tragó saliva.
-Vennie ha dicho que tú...que te han...- tartamudeo Raissa.
-¡Despedido! - Había una chispa de humor negro en su mirada.- Bueno, alguien debía cargar con la culpa porque el señor Zeus estaba sumamente disgustado. ¡El árbol que creo con el espíritu de su hija ha sido envenenado! El señor D tenía que castigar a alguien.
-A alguien que no fuera el - refunfuño Percy.
-¡Pero es una locura! - exclamó Annabeth - ¡Tú no puedes haber tenido nada que ver con el envenenamiento del árbol de Thalía!