Raissa Grey.
Raissa estaba mareada, oficialmente había decidido que los botes salvavidas conducidos por Percy tampoco eran de su agrado. Lo único que la consolaba en ese momento era saber que Annabeth conocía un lugar para esconderse.De repente viraron hacia una zona pantanosa invadida de maleza y Percy detuvo el bote al pie de un ciprés gigante. Los árboles se cernian sobre ellos, cubiertos de enredaderas. Los insectos zumbaban entre la hierba; el ambiente era bochornoso, sofocante, y de la superficie del río se levantaba una nube de vapor. A Raissa no le hizo gracia en absoluto.
-Annie, cuando dijiste que conocías un sitio para escondernos pensé que te referías a un hotel para semidioses perdidos o algo así...no esto.
El resto del grupo quedó en silencio, pero por sus miradas Raissa supo que pensaban lo mismo que ella. Annabeth quien había permanecido en silencio durante un rato, agarro su petate, miro a Raissa y suspiró.
-Vamos no es tan terrible como se ve.
Pero Raissa pensaba lo opuesto, prefería morir antes de ensuciar sus zapatos con el lodo rojizo que había en la orilla. Annabeth por la forma en que Raissa miraba el lodo con asco sabía que no iba a ceder, con una mirada suplicante miro a Percy para que la ayudará a idear un plan. Percy de inmediato supo que hacer y aunque no quería hacerlo no tenía otra opción porque no iba a abandonar a Raissa en ese bote.
Raissa vio como Percy se acercaba a ella y quedó desconcertada cuando el le ofreció su mano.
-Vamos.- dijo Percy.- Lexter y Tyson cubran el bote.
Annabeth fue la primera en bajar del bote hundiendo sus zapatos en el lodo rojizo, Raissa tomo la mano de Percy y este con un pequeño impulso la levantó y la cargo en su espalda logrando sacarle una sonrisa a la rubia.
Después de cubrir el bote con algunas ramas, Tyson y Lexter empezaron a seguir a Annabeth por la orilla, con los pies hundidos en un lodo rojizo.
-No es sitio bueno.- dijo Tyson, aplastando los mosquitos que empezaban a hacer cola en su brazo como si fuera un buffet.
-No podría estar mas de acuerdo contigo, amigo.- dijo Lexter apartando la maleza que dificultaba su caminata.
-Es aquí.- dijo Annabeth por fin.
Raissa se sujeto de los hombros de Percy al ver cómo Annabeth apartaba unas ramas enredadas y derrepente vieron frente a ellos un refugio camuflado.
El interior era lo bastante grande para cinco, las paredes eran de plantas entretejidas y daban la impresión de ser impermeables. Amontonado en un rincón había todo lo necesario para una acampada: sacos de dormir, mantas, una nevera portátil y una lámpara de parafina. También había provisiones para semidioses: puntas de bronce de jabalina, un carcaj repleto de flechas, una espada y una caja de ambrosía. Olía a Moho, como si el lugar hubiera estado desocupado mucho tiempo y así era.
-Un escondite mestizo.- dijo Percy mirando maravillado a Annabeth.- ¿Lo construiste tu?
-Thalia y yo.- dijo en voz baja.- Y Luke.
Raissa finalmente bajo de la espalda de Percy para acercarse a su amiga y tenderse al lado de ella encima de las mantas.
-¿Y no crees que Luke venga a buscarnos aquí? - pregunto Percy.
Annabeth negó con la cabeza.
-Construimos una docena de refugios como esté. Dudo mucho que recuerde siquiera dónde están. Ni creo que le importe.