Venecia di Angelo.
Denver.
14/06/2006La tarde siguiente, siete días antes del solsticio el tren llegó a Denver. Ninguno había podido dormir muy bien por decirlo de alguna manera amable porque parecían zombies andantes en ese momento.
-Intentaremos contactar a Quiron.- dijo Annabeth.- Quiero hablarle de tu charla con el espíritu del río.
-No podemos usar el teléfono, ¿Verdad?
-No estoy hablando de teléfonos.
Caminaron sin rumbo por el centro durante media hora, el aire era seco y caluroso, cosa que parecía raro tras la humedad de San Luis.
Al final encontraron un lavacoches con mangueras vacío. Se metieron en la cabina mas alejada de la calle, con los ojos bien abiertos por si aparecían coches de policía. Eran cuatro adolescentes rondando en un lavacoches sin coche cualquier policía que se ganará sus donuts se imaginaria que no tramaban nada bueno.
-¿Que estamos haciendo exactamente? - preguntó Percy mientras grover agarraba una manguera.
-Son setenta y cinco centavos.- murmuró grover.- a mi solo me quedan dos cuartos de dólar. ¿Annabeth?
-A mi no me mires.- contesto ella.- El coche restaurante me ha desplumado. ¿Venecia?
Venecia quien estaba mirando hacia la calle se giró al escuchar su nombre, media dormida saca de su bolsillo un sobre enorme lleno de dinero.
-Me olvide de decirles, esto apareció en mi bolsillo en el arco...
Annabeth tomo el sobre en sus manos inspeccionando el dinero y cuando vio que no tenía nada sospechoso dijo:
-Bueno, quien sea que te mando este dinero tiene mi eterna gratitud.
Grover metió algunas monedas y puso el selector en la posición «Lluvia fina»
-Mensajeria I.
-¿Mensajería Instantánea?
-Mensajeria Iris.- corrigió Annabeth.- La diosa del arco iris, Iris, transporta los mensajes para los dioses si sabes cómo pedírselo, y no está muy ocupada, también lo hace para los mestizos.
-¿Invocas a la diosa con una manguera?
Grover apunto el pitorro al aire y el agua salió en una fina lluvia blanca.
-A menos que conoscas una manera mas fácil de hacer un arco iris.
La luz de la tarde se filtro entre el agua y se descompuso en colores. Annabeth sacó un dracma del sobre y levantó la moneda por encima de su cabeza.
-Oh, diosa, acepta nuestra ofrenda.- lanzó el dracma dentro del arco iris, que desapareció en un destello dorado.- colina Mestiza.- pidió Annabeth.
Por un instante, no ocurrió nada. Después apareció la niebla sobre los campos de fresas, y el canal de Long Island Sound en la distancia. Era como si estuvieran en el porche de la casa grande. De pie dándonos la espalda, había un tipo de pelo rubio apoyado en la barandilla, vestido con pantalones cortos y la camiseta naranja del campamento. Tenía una espada de bronce en la mano y parecía estar mirando fijamente algo en el padro.