Raissa Grey.
Cuando eres un semidios muchas cosas te pueden pasar, desde despertar en un hotel en las Vegas en el que el tiempo pasa totalmente diferente hasta despertar en un bote salvavidas en medio de la nada solo con un tercio de tus amigos.
Raissa levantó su cabeza pero en el momento en que lo hizo, se sintió mareada.
-Descansa.- Dijo Annabeth.
-¿Que paso? - Pregunto Raissa haciendo caso omiso a las instrucciones de Annabeth.
Annabeth miro a Percy quien estaba detrás de Raissa, su mirada decía todo. Estaba tan confundida como ella.
-Venecia quizá este bien...- Dijo Raissa, aunque no muy convencida.- Con suerte habrá escapado con Lexter y Tyson...
Los dos asintieron, pero no tenían motivos para albergar esperanzas. Los tres habían sido testigos de la explosión, era imposible que los tres hallan sobrevivido incluso si Venecia los había protegido ella hubiera muerto en el proceso.
Las olas rompían contra el bote. Annabeth le enseño lo que habían podido rescatar: Dos bolsas herméticas llenas de ambrosía, un par de camisas de marinero que Raissa no iba a tocar ni loca, un par de botellas de SevenUp. Y la mochila de Raissa. Gran parte de la mochila de Percy había sido desgarrado por la mitad gracias a Escila.
Raissa sintió un enorme alivio al ver que no había perdido su daga, se sentía más segura con ella incluso si no podía hacer gran cosa con ella. Navegaron durante horas ahora que estaban en el mar de los monstruos, el agua relucía de color verde brillante, como el ácido de la Hidra. El aire era fresco y salado, pero tenía un desagradable aroma a metálico.
Raissa se pregunto si llegarían algún lado pronto o si serían náufragos por el resto de sus vidas. El silencio reino entre el trío hasta que Percy decidió contar el último sueño que tuvo con Grover. Annabeth dijo que tenían menos de veinticuatro horas para encontrarlo, y eso dando por supuesto que el sueño de Percy fuera fiable y que Polifemo no cambiará de idea e intentará casarse antes.
-Si.- dijo Percy Amargamente.- Nunca puedes fiarte de un ciclope.
Annabeth suspiro fijando la vista en el agua.
-Lo siento, Percy. Me equivoqué con Tyson, ¿vale? Ojalá pudiera decírselo.
Raissa apoyo su mano en el hombro de Annabeth en un intento por consolarla, sabía que a ella no le gustaba admitir sus errores y el echo de que lo hiciera con Percy significaba mucho.
-Annabeth, ¿cuál es la profecía de Quirón?
Annabeth frunció los labios y miro a Raissa.
-Percy, no...
-Ya se que Quirón prometió a los dioses que no me lo diría. Pero tú no lo prometiste, ¿verdad?
-Saber no siempre es bueno, Percy.
-¡Tú madre es la diosa de la sabiduría!
-¡Ya lo sé! Pero cada vez que un héroe o heroína se entera de su futuro intenta cambiarlo, y nunca funciona.
Raissa tomo un sorbo de la SevenUp, había escuchado hablar sobre la gran profecía pero no sabía exactamente lo que decía.