Emma
Faltaba solo una semana para conocernos personalmente por primera vez. Mis emociones y sentimientos estaban a flor de piel; no sabía qué pasaría en ese primer encuentro. Miles de preguntas rondaban mi cabeza. ¿Le gustaré? ¿Habrá la misma conexión personal que a través de una pantalla?
El miedo de no saber qué iba a pasar me invadía, quizás por las malas experiencias que había tenido en el pasado con Nick. No quería que eso se repitiera nuevamente, tampoco quería trasladar mis inseguridades a Emmanuel. Quería que viera a una mujer hecha y derecha, valiente y fuerte. Aunque no era ninguna de esas cosas, quería ser esa mujer.
Los días pasaban cada vez más lento. Quería que llegara ese día para verlo, pero por otro lado no quería verlo. Estaba sumergida en tanta oscuridad que el miedo me paralizaba de solo pensar en ese día.
Ya había pasado tanto tiempo desde la última vez que salí con alguien que me llamara la atención. Tenía mucho miedo. La incertidumbre me invadía. En esos días, Emmanuel me hizo un video motivándome. Debía rendir un examen y estaba súper nerviosa. Nunca nadie había hecho eso por mí. Hacía que mi corazón volviera a sentir. Creí que jamás eso volvería a suceder después de lo que Nick me hizo. Me sentía incapaz de volver a amar a alguien de nuevo, pero con Emmanuel era diferente. Debía decidir si quitarme la armadura y abrirme de nuevo a amar.
El día del examen, me levanté temprano y traté de concentrarme en mis estudios, pero no podía dejar de pensar en Emmanuel. Su apoyo incondicional me había dado fuerzas y, por primera vez en mucho tiempo, me sentía capaz de enfrentar mis miedos. Llegué a la universidad con los nervios a flor de piel, pero con la determinación de dar lo mejor de mí.
Después del examen, recibí un mensaje de Emmanuel preguntándome cómo me había ido. Su interés genuino y sus palabras de aliento me hicieron sonreír. Me di cuenta de que estaba comenzando a confiar en él, algo que no creí posible. Decidimos encontrarnos para tomar un café y conversar.
Emmanuel
Ya faltaba un día para vernos y conocernos personalmente con Emma. Mi ansiedad disminuyó mucho desde que le dije a Emma que me gustaba ella realmente, aunque seguía teniendo esas inseguridades. Me preguntaba a mí mismo: ¿seré realmente lo que ella quiere? ¿Qué pensará de mí? ¿Le gustaré si me conoce personalmente? Tenía miles y miles de preguntas en la cabeza y no podía dejar de pensar en ella. Tenía que salir todo bien, porque al mínimo error, todo lo que había logrado se podría derrumbar como un castillo de naipes. Al final, fui con expectativas tranquilas, pero sabía que cuando ella me viera, podía suceder cualquier cosa. Pensaba si no tendríamos la misma química que en WhatsApp.
El día anterior, empecé a buscar ropa adecuada para juntarme con ella, ya que sabía que después no iba a poder. Iba a encontrarme con ella después de que saliera de trabajar. Mientras tanto, hablaba con Emma como habitualmente, horas y horas de conversación. Aclaramos ciertas cosas y establecimos límites de respeto entre ambos. Antes de todo eso, Emma tenía que rendir un examen en la universidad, y no tuve mejor idea que mandarle un video editado por computadora para darle mi apoyo y desearle suerte. Seguramente ella estaba muy nerviosa ese día. Yo, ya graduado de la universidad, sabía perfectamente el nivel de estrés que te genera el estudio en algunas situaciones. Además, se sumaba que nos íbamos a conocer personalmente, junto con todos los problemas cotidianos, como trámites y trabajo.
Emma: ¿Qué estás haciendo, Emmanuel? Jejejejeje.
Emmanuel: Estoy trabajando, Emma, en una cosa, pero no te puedo decir, es una sorpresa para vos. No es nada malo, ya sabes cómo soy yo en esas cosas, estate tranquila. Emma: Mhnnnnn, está bien, estoy tranquila. Concéntrate en la universidad, Emma. No quiero que te desconcentres y desenfoques de tus estudios por conversar conmigo. Es tu extrema prioridad y cuando salgas de la universidad conversamos más tranquilos.
Emma: Bueno, te aviso.
Emma no entendía realmente lo que yo le estaba preparando en ese momento, pero necesitaba que me dijera algunas cosas que solo sabía ella, así que le pregunté. Se desconectó de WhatsApp y me volvió a preguntar qué estaba haciendo, y yo le respondí que era un secreto y que se enteraría cuando saliera de la universidad. Le dije que ella lo evaluaría si le gustaba lo que había hecho.
Emmanuel estaba muy enfocado en lo que estaba haciendo y poniendo todos mis pensamientos sobre Emma para armar y diseñar el video exclusivo para ella. De repente, sonó mi celular y Emma me dijo que ya estaba en su casa y quería ver lo que estaba haciendo.
Emma: Ya salí de la universidad, estoy en mi casa.
Emmanuel: Bien, ¿tienes auriculares? Póntelos un ratito y disfruta de esto, Emma. Emma: Listo.
Le envié el video editado exclusivamente para ella. Estaba nervioso porque no sabía qué reacción podía traer en ella, pero ambos sabíamos que nos gustábamos, lo que me tranquilizaba un poco. Dejé que Emma viera el video, que le di como regalo para motivarla y agradecerle por todo lo bien que se había portado conmigo. Quería hacerle saber que su esfuerzo era increíble y que no debía olvidarlo nunca. El video duraba dos minutos, y durante esos minutos me salí de WhatsApp, dejándola disfrutar del video sola. Los nervios me estaban matando porque no sabía qué estaba pasando. Hasta que sonó mi celular y eran mensajes de Emma...
Emma: Ay, te quiero demasiado. Emmanuel: Ya más sano y puro que eso, Emma, no hay. Son todas mis emociones, sentimientos y pensamientos. Emma: Sí, la verdad, muchísimas gracias.
Emmanuel: Emma, a ti que te gusta la astrología como a mí, ¿alguna vez has mirado las estrellas?
Emma: Sí, son fantásticas.
Emmanuel: Son millones, Emma, ¿cierto?
Emma: Sí, la verdad que sí.
Emmanuel: Pero no todas son iguales, Emma, porque para mí cada estrella es diferente y tiene un brillo único que la hace brillar de una forma distinta.
Emma: Me dejaste sin palabras... Nunca nadie había hecho eso por mí, realmente, muchas gracias.
Emmanuel: No debes nada que agradecer, Emma. Te deseo que rindas muy bien mañana en la universidad, solo confía en ti misma. Yo sé que puedes y eres capaz. Recuerda esto, Emma: nunca dejes que tu mente diga lo contrario. ¡ERES RADIANTE COMO LAS ESTRELLAS! Algo más, Emma, te quiero decir también, si me lo permites.
Emma: Está bien, ¿Qué más hay?
Emmanuel: Emma, algunas cosas tienen que terminar para que otras buenas realmente puedan empezar. No te congeles en las memorias del pasado. Mira el presente y las cosas buenas que están por venir. Sé que puedes hacerlo.
Desde aquel entonces, sentí que ese mensaje podía ayudar a Emma a combatir toda esa tristeza y desilusión por la que había pasado. Nunca quise compararme con lo que pasó con Nick, pero le dije a ella: "Mira, a mí, a los 10 años de edad, falleció mi amigo frente a mis ojos, y a los 20 años falleció mi papá, y aquí estoy, sigo adelante. Me quedo con todos los momentos lindos que compartí con ellos. Realmente, creo que conozco muy bien lo que es la desesperanza en la vida, y no por eso dejé de ser quien soy, ni por eso perdí mis principios y valores. No juzgo ni critico a nadie, solo adopté mi forma de querer ayudar a los demás a través de mis palabras y consejos, para que vieran que la vida continúa y te prepara de la mejor manera para ciertas situaciones. A veces, las cosas pasan por algo realmente".
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Siempre Tú #1
Teen FictionDicen que después de la tormenta siempre sale el sol. Hundida en la oscuridad de mi alma, en las penumbras de mi ser, sin esperanzas, sumergida en el peor de los infiernos. sentia en lo más profundo de mi corazón que estaba muerta en vida y como...