Emma
Hasta que, por fin, llegó el día viernes. Habíamos quedado en encontrarnos en una cafetería. Ese mismo día por la mañana me alisté: me levanté temprano, me bañé y sequé mi cabello. Mientras me preparaba, en mi cabeza no dejaba de pensar en ese momento del encuentro.
Por fin llegó la tarde. Me tomé el bus cerca de casa, a una cuadra exactamente. Tardaría 20 minutos en llegar al lugar. Llegué unos minutos antes al shopping, que estaba ubicado en el centro de Mendoza. Comencé a recorrer las tiendas de alrededor mientras esperaba a Emmanuel.
El centro comercial estaba lleno de gente, familias con niños, parejas de la mano y amigos charlando animadamente. Las luces brillaban intensamente y el murmullo de las conversaciones llenaba el aire. Entré a una tienda de ropa y observé los nuevos modelos de temporada. Me probé un par de blusas, pero la ansiedad no me dejaba concentrar del todo en las compras. Salí de la tienda y me dirigí a una librería cercana. Ojeé algunos libros, tratando de mantener la calma y ocupar mi mente.
Cada vez que veía la hora en mi reloj, sentía un pequeño nudo en el estómago. Faltaban solo unos minutos para el encuentro. Decidí dirigirme a la cafetería donde habíamos quedado. Era un lugar acogedor, con mesas de madera y una decoración vintage que invitaba a relajarse. Pedí un café mientras esperaba, tratando de mantenerme tranquila.
Finalmente, llegó media hora tarde de lo acordado. Yo pensaba que me dejaría plantada, que no asistiría a nuestro encuentro. Sonó mi celular, lo tomé del bolsillo trasero del pantalón, lo desbloqueé y vi el mensaje. Era de Emmanuel. Decía que ya había llegado, pero estaba perdido y no encontraba el lugar. Me envió su ubicación y salí a buscarlo.
Cuando lo vi, mi corazón se paralizó. Él aún no me había visto. Llevaba puesta una campera azul, una camisa celeste y jeans negros. Su pelo castaño estaba revuelto y me pareció simplemente maravilloso. Me acerqué lentamente, tratando de no parecer demasiado ansiosa.
Finalmente, lo llamé por su nombre y él volteó, encontrándose con mi mirada. Sonrió de inmediato y se acercó a mí con una mezcla de alivio y alegría en su rostro. Nos saludamos con un abrazo y, en ese instante, sentí que todo el nerviosismo se desvanecía.
Nos dirigimos juntos a la cafetería. Al entrar, encontramos una mesa cerca de la ventana y nos sentamos. Pedimos un par de cafés y comenzamos a charlar. La conversación fluía con naturalidad, como si nos conociéramos de toda la vida. Hablamos de nuestras experiencias, sueños y anécdotas divertidas.
Mientras hablábamos, me di cuenta de que Emmanuel era todo lo que había imaginado y más. Su sonrisa era contagiosa y sus ojos brillaban con sinceridad. A medida que pasaban los minutos, mi confianza crecía y el miedo se disipaba. Era el comienzo de algo especial, y ambos lo sabíamos.
Le conté a Emmanuel sobre mis miedos e inseguridades, y él me escuchó con atención. Me habló sobre sus propias experiencias y cómo había superado sus desafíos. Sus palabras me inspiraron y me hicieron ver que, tal vez, era el momento de dejar atrás el pasado y abrirme a nuevas oportunidades.
Pasamos la tarde juntos, hasta las 22:00hs donde la mecerá del lugar nos dijo que nos fuéramos porque estaban cerrando, teníamos una conexión tan profunda que no nos habíamos percatado que ya era de noche y estaban cerrando. Me di cuenta de que Emmanuel no solo me hacía sentir segura, sino también feliz. Sus gestos de cariño y su preocupación por mi bienestar me hicieron ver que merecía una oportunidad de ser feliz de nuevo.
Al despedirnos, sentí que algo había cambiado dentro de mí. La armadura que había construido alrededor de mi corazón comenzaba a desmoronarse. Sabía que el camino no sería fácil, pero estaba dispuesta a intentarlo. Con Emmanuel a mi lado, sentía que podía enfrentar cualquier cosa
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Siempre Tú #1
Teen FictionDicen que después de la tormenta siempre sale el sol. Hundida en la oscuridad de mi alma, en las penumbras de mi ser, sin esperanzas, sumergida en el peor de los infiernos. sentia en lo más profundo de mi corazón que estaba muerta en vida y como...