Terapia

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Pude encontrar la fuerza para salir adelante. En el 2022, decidí buscar ayuda después de todo lo que había pasado. Estaba devastada, con ataques de ansiedad constantes, no podía dormir por las noches, me sentía desganada y sin motivación alguna.

Recuerdo que era un círculo vicioso, me sentía atrapada en un pozo de tristeza y desesperanza. Me sentía perdida, sin rumbo. Pero con la terapia, pude empezar a entender mis emociones, a identificar los patrones de pensamiento negativos que me mantenían en ese estado.

Era como si estuviera navegando en un mar de incertidumbre. Mi vida, mi carrera universitaria, mi trabajo, todo parecía estar en pausa, como si estuviera esperando a que algo cambiara. Pero no sabía lo que iba a suceder.

La ansiedad me consumía, me hacía sentir como si estuviera caminando sobre arenas movedizas, sin saber cuándo me hundiría. Me sentía atrapada en un ciclo de duda y miedo, sin saber cómo escapar.

Pero un día, tomé la decisión más dolorosa de mi vida. Decidí poner todo en pausa, para buscar mi bienestar. Fue como si estuviera parando el mundo, para mirar hacia adentro y encontrar mi camino.

No fue fácil, todavía siento el peso de la ansiedad, pero ahora sé que estoy luchando por mí. Estoy luchando por encontrar mi felicidad, mi propósito. Y aunque el camino es difícil, sé que vale la pena.

Me di cuenta de que no puedo seguir viviendo en autopiloto, sin saber hacia dónde voy. Necesito tomar el control de mi vida, necesito encontrar mi rumbo. Y aunque todavía estoy en el proceso, sé que estoy en el camino correcto.

La búsqueda de mi bienestar es un camino largo y difícil, pero estoy dispuesta a luchar por mí. Estoy dispuesta a encontrar mi felicidad,  aunque el futuro es incierto, sé que estoy lista para enfrentarlo.

Un año después de empezar terapia, mi terapeuta y yo decidimos juntas que era necesario agregar un tratamiento psiquiátrico a mi plan de bienestar. Fue una decisión importante, pero necesaria para mi crecimiento y sanación.

Recuerdo que me sentí un poco nerviosa al principio, pero me explicó que este tratamiento me ayudaría a manejar mejor mis síntomas y a alcanzar una mayor estabilidad emocional.

Empecé a ver a un psiquiatra y, después de una evaluación exhaustiva, se determinó que necesitaba medicación para ayudar a controlar mi ansiedad y estado depresivo. Fue un alivio saber que había una solución para ayudarme a sentirme mejor.

Con el tiempo, la medicación y la terapia en combinación empezaron a hacer una gran diferencia en mi vida. Me sentí más estable, más capaz de manejar mis emociones y más confiada en mí misma.

Fue un proceso de ajuste, por supuesto, pero valió la pena. Me di cuenta de que no tenía que sufrir en silencio, que había ayuda disponible y que merecía sentirme bien.

Ahora, puedo decir que estoy agradecida por haber tomado esa decisión. Me ha permitido vivir una vida más plena y feliz, y me ha dado las herramientas para seguir creciendo y sanando.

Mi terapeuta me ayudó a desarrollar herramientas para manejar mi ansiedad, para calmarme en los momentos de crisis. Me enseñó a ser amable conmigo misma, a aceptar mis emociones y a no juzgarme.

Con el tiempo, empecé a sentirme mejor. Empecé a dormir mejor, a encontrar motivación para hacer las cosas que me gustaban. Empecé a sentirme viva de nuevo y sobre todo comencé a buscarme a mí misma, quería reencontrar una nueva versión de mí misma.

Y aunque todavía tengo momentos difíciles, ahora sé que puedo enfrentarlos. Sé que tengo las herramientas para manejar mi ansiedad y mi tristeza. Sé que puedo salir adelante, gracias a la terapia y al apoyo de las personas que me rodean.

Siempre Tú #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora