"Un día antes de la Boda..."
Mientras me preparaba para otro día cargado de preparativos, Arabella irrumpió en mi habitación con una expresión de sorpresa y alegría.
―¡Elara! ¡Nathan está aquí! ―exclamó Arabella recuperando el aliento.
Mi corazón dio un vuelco al oírla.
No me dió tiempo a responder, y tiró de mi brazo hacia afuera de la habitación.
¿Pero qué hacía hoy aquí? Di por sentado que llegaría mañana para la boda, no un día antes.
Ilusa.
En cuanto llegué al último escalón, mis ojos se posaron en el rey Alexander y mi madre, quienes estaban recibiendo la llegada de Nathan con cortesía. Él, con una postura regia y expresión neutral pero distante, saludaba formalmente a los presentes.
Mi madre, al verme, me recibió con una sonrisa nerviosa. ―Buenos días, Elara.
En ese instante, él giró hacia mí, y por un momento, pareció sorprendido al verme. Sin embargo, rápidamente recuperó su compostura y se acercó con paso decidido.
―Nathan ha llegado antes. ―dijo mi madre brindándole una sonrisa dulce.
Lo saludé con una inclinación de cabeza formal. ―Príncipe Nathan.
―Princesa Elara, ―respondió él con un leve asentimiento, sus ojos oscuros me observaban con frialdad que apenas disimulaba.
Mi madre continuó hablando, intentando suavizar la tensión en el aire. ―Nathan ha llegado a tiempo para el ensayo y para revisar los preparativos. Es crucial que todo esté en orden para la ceremonia.
Asentí de nuevo, esforzándome por mantener la calma mientras me sentía bajo la mirada penetrante de Nathan, que parecían evaluar cada movimiento y palabra.
―Estoy seguro de que todo saldrá según lo planeado, ―dijo Nathan dirigiéndose a mi madre.
―Si me disculpan. ―dije con una ligera inclinación de cabeza antes de retirarme para unirme a Arabella y Lady Catriona, quienes estaban revisando los últimos detalles del banquete en una esquina del salón.
―¿Y? ¿Es como lo recuerdas? ―susurró Arabella, mirándome con curiosidad en cuanto me acerqué.
Suspiré, tratando de encontrar las palabras adecuadas. ―Digamos que... ha cambiado. Es todo un hombre.
Luego de un tiempo, mientras revisaba la lista de invitados, sentí una presencia detrás de mí.
Sabía que era él.
Me giré preparada para enfrentarlo y me encontré a un Nathan observándome con una expresión que no lograba descifrar.
―Necesito hablar contigo, Elara, ―dijo en voz baja.
Asentí, aunque una parte de mí deseaba no tener que hacerlo. Caminamos hasta un rincón más apartado, donde la privacidad estaba garantizada y comenzó:
―Parece que las cosas están progresando, ―comentó Nathan, mirando alrededor. ―Aunque debo decir que no esperaba que estuvieras tan entusiasmada con este matrimonio.
No nos hemos visto por años y, ¿Esto es lo primero que dice?
No puede ser.
―No lo estoy, ―respondí con inquietud, encontrando su mirada. ―Pero tengo un deber que cumplir.
Nathan arqueó una ceja, y una ligera sonrisa arrogante asomaba en sus labios. ―¿Qué tan comprometida estás?
―Lo suficiente como para esperar que tú no lo arruines. ―repliqué, sintiendo mi paciencia desvanecerse.
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ᴠɪ́ɴᴄᴜʟᴏꜱ ᴅᴇ ʜᴏɴᴏʀ ©
RomanceEn un reino donde la rivalidad entre dos castillos se ha prolongado durante siglos, el destino une al Rey Alexander de Hillcrest y la Reina Isabella de Greenwood en matrimonio. Sus hijos mayores, el arrogante Príncipe Nathan y la cautivadora Princes...