"Hillgrest, tu nuevo hogar"
El día de la mudanza llegó antes de lo que había anticipado. El ajetreo de los sirvientes empacando y asegurándose de que todo estuviera listo para el traslado a Hillgrest llenaba el castillo. A pesar de la tensión, había una sensación de esperanza en el aire, como si este nuevo comienzo pudiera traer algo positivo.
Nathan y yo no nos habíamos dirigido la palabra desde aquel desayuno en el que se anunció la mudanza. Aunque evitábamos la confrontación directa, la distancia entre nosotros era evidente. Sabía que no podríamos mantenernos alejados el uno del otro por mucho tiempo, pero por ahora, esa distancia era un alivio.
Cuando finalmente partimos hacia Hillgrest, el viaje fue largo y silencioso. Cada kilómetro que recorríamos parecía aumentar la distancia emocional entre Nathan y yo.
Al llegar, fuimos recibidos con una formalidad impecable. Los guardias del castillo, vestidos con uniformes pulcros, formaban una fila ordenada a ambos lados de la entrada principal. A medida que descendíamos de los carruajes, los guardias hicieron una inclinación de cabeza en señal de respeto.
En la puerta principal, el mayordomo del castillo, un hombre de mediana edad con una expresión seria pero amable, nos esperaba junto a una fila de sirvientes perfectamente alineados.
―Bienvenidos a Hillgrest, mi reina, mi rey ―dijo el mayordomo con una voz profunda y respetuosa, dirigiéndose primero a mi madre y a Alexander. Luego, volvió su mirada hacia nosotros―. Bienvenidos, príncipe Nathan y princesa Elara.
Nathan asintió ligeramente, mientras yo sólo musité un "gracias".
―Gracias, John ―respondió mi madre con una sonrisa―. Esperamos que todo esté en orden.
―Así es, mi señora. Todo ha sido preparado según sus indicaciones ―aseguró el mayordomo, haciendo una señal para que los sirvientes comenzaran a llevar nuestras pertenencias al interior del castillo.
Nathan observaba todo con una expresión neutral, pero pude percibir una ligera tensión en su postura. Hillgrest había sido su hogar desde siempre, y ahora tendría que compartirlo conmigo.
A medida que entrábamos en el vestíbulo, fui consciente de la majestuosidad del lugar. El techo alto y las paredes decoradas con tapices antiguos que le daban un aspecto más elegante. A pesar de la belleza del castillo, no podía evitar sentir una punzada de nostalgia por Greenwood.
Mi madre y Alexander intercambiaron algunas palabras con el mayordomo antes de que este se retirara para supervisar la instalación de nuestras cosas. Nathan y yo seguimos a nuestros padres en silencio, observando cómo el personal del castillo se movía con eficiencia y coordinación.
Después de un recorrido rápido por el sitio y un tiempo para instalarnos, fuimos convocados al gran comedor para una reunión familiar. La mesa estaba puesta con elegancia, y el ambiente era tranquilo.
―Hillgrest ha sido nuestro hogar, Nathan, y ahora también será el de Elara y su madre. Es importante que nos adaptemos a ello. ―dijo Alexander, rompiendo el silencio.
―Estoy segura de que lo lograremos ―respondió mi madre con confianza, mirando a Nathan y a mí. ―Este es un nuevo comienzo para todos nosotros.
Nathan asintió, aunque su expresión permanecía seria. Yo intenté forzar una sonrisa que más bien salió en forma de mueca.
La reunión concluyó rápidamente, y mi madre sugirió que todos tomáramos un descanso antes de la cena. Decidí aprovechar la oportunidad para explorar un poco el castillo por mi cuenta, con la esperanza de encontrar algún rincón que pudiera hacerme sentir más en casa.
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ᴠɪ́ɴᴄᴜʟᴏꜱ ᴅᴇ ʜᴏɴᴏʀ ©
RomanceEn un reino donde la rivalidad entre dos castillos se ha prolongado durante siglos, el destino une al Rey Alexander de Hillcrest y la Reina Isabella de Greenwood en matrimonio. Sus hijos mayores, el arrogante Príncipe Nathan y la cautivadora Princes...