Rubio al Sol

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Como el día anterior la granjera nueva había llegado a Pueblo Pelícano todo mundo hablaba de eso. Se preguntaban cómo era, como sería su aspecto, que haría en la granja a partir de ahora y a qué hora pasaría a presentarse con todo el mundo.
Haley sentía la misma intriga pero no quería demostrarla demasiado, así que escuchaba las conversaciones ajenas sin decir palabra. Pensó en acercarse por si misma a la granja a decir hola, pero le pareció fuera de lugar el pensamiento y sacudió la cabeza para borrarlo.
Pensaba en el plan de Alex, invitarla a hacer algo para incluirla, pero le parecía impropio de ella, nunca salía con nadie más que no fuera él ¿y si no había nada de que conversar? O ¿si tenía terribles gustos como el resto del pueblo? Al final del día, se referían a ella como "la granjera" y ¿Qué podría tener de interesante alguien así? A Haley no le gustaba la tierra ni la suciedad, tampoco sabía convivir con animales ni nada de eso.
Aún así ninguna de esas cosas podía cesar su intriga. No paraba de pensar en los motivos de querer vivir ahí y si había algo que quisiera preguntarle sería eso.
Mientras se maquillaba y escuchaba algo de música, recordó que debía comprar algunas cosas en Pierre's antes de que cerrara. Se puso de pie rápidamente y salió de casa no sin antes echar un vistazo alrededor para cerciorarse de que no estuviera cerca la granjera y tuviera que irremediablemente presentarse con ella. Caminó a paso acelerado cruzando por la plaza y entró en la tienda de Pierre.
—¡Haley ¿Qué tal?!— gritó Pierre detrás del mostrador apoyando sus brazos en el y dedicándole una amable sonrisa.
—Hola Pierre, necesitaba unas cuantas cosas pero como sé que cierras puntual mejor vine rápido.
—Ya sabes, Haley. Tengo mucho trabajo desde que Joja puso su tienda y me la paso buscando productos de mejor calidad aunque pocos proveedores me los surten a buen precio para poder competir.

En el pueblo Joja había llegado con una de sus enormes tiendas de autoservicio y esto estaba afectando la vida de los comerciantes locales. La mayoría de la gente del pueblo se quejaba pero ella ciertamente lo veía como una maravilla pues la hacía sentirse más cerca de la civilización y menos como una provinciana. Aún así Pierre estaba más cerca y de algún modo sentía lástima por su situación. El era el más afectado por la llegada de Joja, entonces cuando podía prefería ir a su tienda para ayudarle.

—Si... es terrible. — dijo Haley con un poco de falsedad en sus palabras.
—Como sea... ¿ya conociste a la granjera nueva?
Esta pregunta le hizo ponerse de mal humor casi al instante. Aunque ella estuviera intrigada le causaba malestar que todo el mundo tuviera esa sensación de novedad por una cosa tan tonta como un habitante nuevo.
–No. Quizá después la vea andando por el pueblo y le salude.– respondió con el mejor tono que pudo. Tomó sus cosas y las llevó al mostrador para pagarlas.
—Es... interesante. — soltó Pierre en un tono que Haley no pudo ignorar.
—¿Qué dijiste?—
—La chica, la nueva. Tiene una manera de hablar muy peculiar.
—Ya... ¿Puedes cobrarme, Pierre? Por favor. — no iba a tolerar una palabra más sobre la nueva.
—Claro. Disculpa es que a mi me ha parecido un poco linda.—
Haley pagó, le dio las gracias y cuando salió de la tienda caminó a toda prisa sin levantar la mirada, se sostenía el cabello tras la oreja para ver bien donde pisaba y aunque estaba irritada sentía ahora más intriga por la chica nueva. Como si no fuera ya suficiente.
Decidió llamar a Alex. Así que tomó el teléfono y discó el número.
—¿Hola?— escuchó al otro lado de línea.
—Invita a la chica a tomar algo, tienes razón quizá estaría bien hacer amigos nuevos.—soltó abruptamente su mensaje. No iba a darle más rodeos.
—Ah, vale. Si, sí mañana la encuentro sin duda puedo convencerla de ir por un trago con nosotros. ¿Por qué cambia...?
—Excelente, nos vemos en la Fruta Estelar a las 8:30.— Interrumpió la pregunta de Alex para evitar explicaciones y colgó el teléfono sin despedirse.

Pasó el resto de la noche organizando sus fotografías y tratando de distraer su mente lo más posible cuando entre sus cosas encontró una carta de sus padres, una de cuando iban a irse hace dos años a viajar por el mundo. La leyó y se sintió reconfortada por un momento, la carta eran solo cursilerías y despedidas pero era de sus posesiones mas  preciadas. Le hacia sentirse como si hubiera sido a penas ayer cuando se fueron, los sentía un poco más cerca. Suspiró continuó metiendo sus fotografías en álbumes. Fotos de los animales de Marnie, fotos del atardecer en la playa, de plantas con reflejos de luz maravillosos. Adoraba sus fotografías, eran su escape y su orgullo. No había nada en el mundo que la pudiera hacer más feliz.

Por aquí comparto un dibujo que hice de cómo imaginaba a Haley pensando en la granjera

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Por aquí comparto un dibujo que hice de cómo imaginaba a Haley pensando en la granjera. Quizá pueda ilustrar más de esta historia.

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