Labios de Ciudad

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El corazón estaba por estallarle, tenía el pulso tan acelerado que lo sentía en cada parte de su ser. No podía creer que estaba sucediendo, pero ahí estaban.

Los labios de la granjera eran mucho mas suaves de lo que esperaba, sintió una necesidad incontrolable de atraerla hacia ella así que tomó su rostro y lo sujetó tiernamente permitiéndose disfrutar el baile que sus bocas sincronizaban. De pronto su rostro estaba hirviendo cuando abrió un poco los ojos al sentir la mano de la granjera colocarse en su cintura con tal firmeza que sus dedos se incrustaron en su piel, hundiéndose lentamente y empujando su falda unos centímetros hacía abajo. Haley cerró los ojos de nuevo y se sintió acelerada. El beso ahora era intenso, pasional, no había vuelta atrás. Haley estaba dispuesta a lo que ella le pidiera, lo que fuera. No había nada que deseara más que los brazos de la granjera rodeando su cuerpo y ahora los tenía.
Jadeantes se separaron del beso. Haley miró a la granjera, sus ojos cafés la hicieron terminar de rendirse. Sin pensarlo, se despojó de su blusa con desesperación y la descubrió incrédula viendo su torso ahora solo en sujetador. Tenía la cara tan roja que apostaría que estaba quemada por trabajar horas bajo el sol, pero le enorgulleció saber que era la reacción a lo que estaba sucediendo, a su piel. Haley se humedeció los labios y sin decir una palabra llevó sus manos al abdomen de ella, introduciendo sus delgados dedos por entre su camiseta, soltó un jadeo al sentir su abdomen, marcado y terso, fuerte y agitado. Le levantó más la prenda y la granjera de inmediato se la quitó, la volvió a tomar por la cintura y atrayéndola con decisión hacia ella la besó de nuevo con pasión incontrolable. Ahora sus cuerpos estaban piel a piel, la granjera le desabrochó el sostén y ahora éste solo se mantenía en su sitió por la cercanía de sus cuerpos, que eran para ese momento incapaces de separarse por el frenesí. Haley se encargó de bajar su falda para ella, y luego llevó sus manos al broche de sus jeans, liberándolo.

Después de poco tiempo habían dejado un camino del despojo de prendas que iba desde el piso de la cocina hasta la habitación de Haley.

Con la luz del día entrando por las ventanas, atenuada por las cortinas que se agitaban por el viento, recostada en su cama, con la granjera sobre ella, sintió sus labios recorrer su cuello con pasión, sentía como se estremecía con el contacto, deseaba que la hiciera suya lo antes posible pero un sentimiento de angustia le invadió al recordar que ella jamás había estado con otra chica, que no tenía ninguna experiencia con ello y no sabía exactamente que debía hacer.

—Espera...— Dijo con la respiración entrecortada, manteniendo los ojos cerrados.
—¿Estás bien?— Respondió la granjera deteniéndose y separándose un poco de ella, entonces abrió los ojos y se encontró con su rostro en llamas. Estaba sonrosada, respiraba rápido y tenía el cabello desordenado.
—Si...Es solo...Yo nunca he estado con una mujer.— Admitió mordiéndose el labio.
—¿Es eso? No te preocupes, te mostraré.— En su voz había tal seguridad que Haley sintió mariposas recorrer su estómago, ahora estaba más dispuesta a todo, ella le guiaría y confiaría en cada cosa que ella le enseñara. La granjera continuó besándola pero esta vez recorrió sus clavículas, bajando en tiernos besos que le erizaron la piel. Cuando sus labios se encontraron en el filo de sus bragas, sintió sus manos bajándolas, deslizándolas lentamente por su piernas y después, el calor de sus dedos postrarse en su abdomen, sin darse cuenta sus piernas estaban abiertas para ella, preparada, antes de que pudiera caer en que era lo que seguía, sintió el aliento de la granjera en su entrepierna, luego su lengua y Haley soltó un gemido que detuvo llevándose la mano a la boca. Las manos de la granjera tocaban sus pechos, entonces ya era imposible contener los gemidos, enredó sus piernas tras la espalda de la granjera y arqueó involuntariamente la suya, sus manos apretaban sus almohadas y sabanas, nunca había sentido algo como todo aquello, pero quería más. Decidió atraerla hacía ella, obligándola a besarla de nuevo, la granjera la tocó de nuevo recorriendo sus piernas con fuerza y ternura, entró en ella con sus dedos. Haley no pudo contener el grito de placer. Sus cuerpos juntos se sentían suaves, definitivamente no era como con Alex, esto era tierno pero intenso si es que eso tenía algún sentido. Era íntimo de otra manera que no podía explicarse y tampoco tenía tiempo suficiente para pensarlo. Con decisión se incorporó sobre la granjera, la miró fijamente y se agachó para besarla, luego dirigió su mano a posición para que continuara. Haley se separó del apasionado beso y se pasó la mano por el cabello descubriendo su frente, sentía calor pero no le importaba, quería más, lo quería todo. Se sorprendió al ver lo obediente que podía ser la granjera, cómo no objetaba pero mantenía la situación bajo control, como sus fuertes brazos no aplicaban sobre ella la rudeza que aparentaban. El ritmo aumentaba gradualmente, estando dentro de ella se movía con destreza, de verdad sabía lo que hacía. No podría aguantar mucho más así que dejó caer su peso sobre la granjera y sus pechos chocaron desnudos contra los de ella, la sola idea la calentó tanto que estuvo cerca de terminar pero soportó un poco más para permitirse descubrir que pasaría. La granjera aceleró el ritmo de sus embestidas y luego lo bajó. Haley rodeó el rostro de ella con sus brazos y jadeando a pocos centímetros de sus labios no pudo contenerse más, un fuerte grito incontenible salió de su boca, le obligó a apretar con fuerza sus brazos contra las almohadas.

Agotada, dejó su rostro acomodarse entre el cuello y hombro de la granjera. Un tierno beso se sintió en su ceja. Unos fuertes brazos le abrazaron y recuperando el aliento sintió como su rostro estaba ardiendo y la pesadez del aire de su habitación era casi palpable. Se incorporó un poco para mirar a la granjera quien ya la veía con tal ternura que solo pudo sentir paz. Ambas rieron y Haley se dio la vuelta dejándose caer sobre su espalda.
—Tenías razón.—Dijo Haley.
—¿Sobre qué?
—Me mostraste todo.— Respondió y cerró los ojos, relajándose.
—No es todo lo que sé hacer.— Haley abrió de nuevo los ojos mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro. Buscó el de la granjera quien la miraba atentamente.
—Apuesto a que no.— Un largo suspiro.
—Eres preciosa Haley. Me gustas. Pero eso ya lo sabías ¿no? He sido demasiado obvia.
—Lo sabía. Si eres muy obvia, si no querías que se notara quizá debiste entrenar tus habilidades sociales al estar cerca de mi.— Respondió Haley con una voz presumida y cargada de ego. La granjera sonrió apenada en respuesta.
—También me gustas.— Confesó Haley, sus palabras fueron claras y las dijo mientras la miraba directamente a los ojos y le acariciaba el rostro delicadamente con el pulgar.
—Oh...Haley, yo...—
—Espera...¿Qué horas son?— Preguntó Haley alarmada mientras se sentaba en la cama para ver la hora en su despertador.
—No lo sé, como las 3:00 ¿Qué pasa?— La granjera se incorporó también y buscó su sostén deportivo por entre las sabanas.
—¡Emily va a llegar en cualquier momento! Tienes que irte, lo siento.
—No sabía que volvería a casa, creí que entraba a trabajar ya.—La granjera buscaba su ropa con la mirada por la habitación.
—Suele volver por algo de comer y un cambio de ropa.— Aclaró Haley y entonces recordó con horror que varias de sus prendas habían quedado regadas por la sala y la cocina.
—Espérame aquí ¿si? iré por nuestra ropa.— Indicó ella. Obediente, la granjera se puso la ropa que encontró en la habitación y esperó sentada en el borde de la cama.
Haley abrió su puerta y con cautela revisó si no había llegado ya Emily. Al comprobar que no, recogió rápidamente las prendas y se dirigió de vuelta a su cuarto, dejó la ropa en la cama y tomó su sostén.
—Parece que no ha vuelto, tenemos suerte. ¿Puedes ayudarme con esto?— dijo dándose la vuelta mientras se recogía el cabello con la mano indicando a la granjera que le abrochara. Ella obedeció.
—Claro. Ya está. — Se puso rápidamente la camiseta y abrazó a Haley.
—Veámonos más tarde ¿Puedes?
—Claro. ¿En el salón?
—Si. Suerte con los trabajos en la granja. — Le deseó Haley y ella le dio un tierno beso en la frente.
—Por favor, acabamos de...
—Lo sé.— La Granjera río nerviosa y le beso los labios corrigiéndose. Se dio la vuelta y salió de su habitación rumbo a la puerta principal, luego salió de la casa mirando atrás. Le dedicó un movimiento de despedida con la mano a Haley que la vio desaparecer al girar por el camino rumbo a su granja. Cerró la puerta y corrió al baño a intentar retocar su maquillaje y cabello que estaba desordenado.

Al verse al espejo sonrío para si misma, nerviosa. ¿Qué acababa de hacer? Se había acostado con la granjera, todo había sucedido muy rápido, pero sin duda había sido maravilloso, y ahora la vería más tarde. ¿Sin darse cuenta habían acordado una cita? Si. Si era una cita.
Los minutos pasaron y Emily no llegó a casa. Haley se lamentó haber corrido a la granjera, pudieron haberse quedado un poco más echadas sobre la cama y habría escuchado lo que ella tenía que decirle pero había interrumpido por la paranoia. Más tarde le preguntaría, ahora tenía que pensar en que ponerse, se había propuesto verse espectacular para dejar a la granjera sin palabras, para seguirla provocando, le encantaba la sensación que le traía saber que le gustaba de esa manera tan frenética, así que pasó la tarde revisando en sus redes ideas de que podría usar, se sentía nerviosa y acelerada, quería verla de nuevo cuanto antes.

 Más tarde le preguntaría, ahora tenía que pensar en que ponerse, se había propuesto verse espectacular para dejar a la granjera sin palabras, para seguirla provocando, le encantaba la sensación que le traía saber que le gustaba de esa manera tan ...

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Lamento haber tardado tanto, tuve un bloqueo pero les dejo una ilustración del primer beso de Haley y la granjera. Después quizá haga algunos un poco más spicy si les parece.

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