El Corazón de Haley

114 13 0
                                    




Cuando entró a su casa tenía el pulso acelerado. La había mirado un instante antes de cerrar la puerta. "Invítala a entrar" E intentó articular las palabras necesarias pero no pudo hacer que sus labios produjeran el más mínimo sonido. Se acercó a la ventana y con disimulo recorrió un poco la cortina para poder verla alejarse, pero la granjera solo se quedó parada ahí en su sitió unos instantes, prestó atención a sus antebrazos y a su clavícula que llevaba descubierta, se mordió un poco el labio y rápidamente deshizo su acción al percatarse de sus pensamientos. Cerró los ojos y miró de nuevo por la ventana, la vio agachar la cabeza y suspirar dramáticamente. Haley se ruborizó y se permitió seguirla mirando con curiosidad, se dio la vuelta con las tijeras que le había devuelto en la mano, jugueteó con ellas por todo el trayecto que pudo observarla hasta que desapareció de su vista. Sus manos fuertes que marcaban sus venas cuando levantó la bolsa de basura con tanta facilidad le parecieron inevitablemente atractivas, su nariz perforada y sus ojos pequeños color avellana, su perfil de rasgos fuertes, su cabello desordenado, todo le complicaba no verla cuando estaban cerca. De pronto recordó que la noche anterior había fantaseado con ella mientras estaba con Alex y sorprendida de su propia desfachatez, se llevó las manos a la cabeza.

—Por Dios... ¿Cuál es mi problema?
—¿Qué problema, Haley?— Le preguntó Emily interrumpiendo su complejo. Pero ahora debía responderle y se puso nerviosa.
—Nada... ya sabes, no sé que ponerme.— Mintió con naturalidad para que la dejara en paz.

Emily y ella no se llevaban tan bien desde que Haley había regresado de la preparatoria y comenzaron a vivir juntas de nuevo. (Toda la preparatoria Haley había vivido en un cuarto de estudiantes debido a la lejanía con la escuela.) Sentía que Emily estaba más cómoda sin la niña mimada de sus padres al rededor para quitarle atención. Ciertamente, cuando niñas eran buenas amigas, jugaban juntas a toda clase de juegos y Emily le hacía vestidos para que ella los modelara. Eran inseparables, pero cuando Haley estuvo en la preparatoria cambió mucho. Se enfocó en cosas más superficiales, quería tener ropa de marca, zapatos a la moda y salir con sus amigos a divertirse tanto como le fuera posible y creía que Emily le guardaba rencor por eso y porque tanto su familia como sus amigos creían que Haley tenía más potencial para enfrentarse al mundo por su belleza, le hacían cumplidos todo el tiempo, le regalaban ropa por navidad y le alentaban a estudiar en la universidad que quisiera. Con Emily los cumplidos de belleza no existían —aunque no era nada fea— le decían que debería de elegir una carrera que le permitiera vivir bien, ponían presión y responsabilidad sobre ella y ahora, cómo si no fuera suficiente, tenía que cuidar de su hermanita como si fuera su madre mientras sus padres se deslindaban de la responsabilidad.
Emily deseaba estudiar modas, Haley lo sabía, pero como no se lo permitieron se quedó en Pueblo Pelicano y Haley decidió no ir a la universidad porque quería estudiar fotografía pero no lo hizo porque sus amigos la juzgarían; ni siquiera sabían que le gustaba, mucho menos que tenía una cámara y que pasaba sus tardes disparando el obturador hasta acabarse rollos enteros. Haley extrañaba a su hermana, extrañaba contarle cosas y compartir lo que les gustaba, pero ahora no sabían dirigirse la una a la otra, como si fueran casi extrañas viviendo bajo el mismo techo.

—Hoy visitaré a la granjera. Le llevaré algunas cosas que preparé estos días y unos cuantos cuarzos. Como bienvenida.

Haley la miró sin saber exactamente que decir. Pudo ella haber sido así de amable para empezar, pero cada que tenía cerca a la granjera le surgían ganas de insultarla, burlarse o cualquier cosa despectiva que se le ocurriera. "¿Por qué?" se preguntó.

—Grandioso, mándale saludos de mi parte.— Pudo soltar con recelo.
—¿No quieres venir? Quizá es interesante y abres tu circulo social un poco.
—¿A que viene eso, Emily?— Preguntó molesta.
—Haley... ¿Regresaste con Alex otra vez?— Haley sintió ganas de vomitar.
—¿Qué?...—
—Anoche vi a Alex salir de tu habitación cuando fui a la cocina por un vaso de agua. Haley, sé que no debo entrometerme pero ¿Estás segura de que eso es lo que quieres? Sabes que eso nunca ha funcionado y no quiero que te esté utilizando por ser la única que cae en sus juegos.
—¡Cállate! ¡No sabes lo que dices, Emily! Alex no es así. Es mi mejor amigo y no se aprovecha de mi, lo conoces también ¿Cómo me puedes decir algo así?—Sus ojos se humedecieron.
—Justamente porque lo conozco y a ti también, aunque no como antes quizá. Sé que no te hace feliz. Sé que estás harta de estar aquí, Haley. Pero la solución no es Alex. Como amigos sé que funcionan pero acostarte con él no debería ser un pasatiempo saludable para ninguno.

Planté GirasolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora