TEXTOS QUE LE ESCRIBÍ.

El doler de tus palabras.

Por ahí me he enterado de las palabras que has dicho, y cada una de ellas ha sido como una punzada en mi corazón. Me duele saber que todo lo que yo te he escrito a veces no tiene importancia para ti. Sé que te están aburriendo, y aunque ya no te los mande directamente, los sigo escribiendo para que sepas que aún te pienso en cada letra.

Mis días han sido difíciles, llenos de obstáculos y desafíos que a veces parecen insuperables. Sin embargo, he intentado ser lo mejor posible para ti, esforzándome en cada gesto y cada palabra. Pero al escuchar lo que has dicho, me siento desmoronar. Es como si todo mi esfuerzo fuera en vano, como si mis sentimientos fueran insignificantes.

Cada carta, cada poema que te escribí, lo hice con el corazón abierto, con la esperanza de que sentirías lo mismo. Ahora, al saber que te aburren, siento que he fallado. Sin embargo, no puedo dejar de escribirte. Aunque mis palabras no lleguen a tus manos, continúo plasmando mis sentimientos en cada hoja, porque es mi manera de mantener vivo este amor.

A veces, me pregunto si alguna vez valoraste lo que teníamos, si alguna vez sentiste lo mismo que yo. Pero a pesar de la tristeza que me invade, no puedo dejar de amarte. Mis escritos son mi refugio, un recordatorio constante de lo que siento por ti, aunque no lo veas, aunque no lo entiendas.

Y aunque dejé todo por intentar hacerte sentir como nadie más, aunque perdí el interés por la que por mucho tiempo fue mi fuente de felicidad, te preferí a ti sobre a nadie más. Y aunque pienses que tú no me lo pediste, me puse en tus zapatos porque sé cómo te llegabas a sentir a veces. Te tenía la confianza de que sabías todos mis secretos y mis tormentos que nadie más sabía, pero ya eso no importa.

He intentado ser la persona que mereces, pero tus palabras me han hecho dudar de mi propio valor. Sin embargo, sigo adelante, con la esperanza de que algún día veas más allá de tus palabras y entiendas el amor que aún tengo para ti.