Esa tarde, cuando bajé al comedor por primera vez en meses, me encontré con la curiosa imagen de ambas hermanas Archeron junto a la ventana con aspecto de querer saltar en cualquier momento y, en mitad del umbral de la puerta tres hombres, dos de ellos con enormes alas similares a las de un murciélago y orejas redondas y el tercero con penetrantes ojos violeta y las famosas orejas puntiagudas de los fae. Todos morenos de piel y de pelo oscuro y ambos hombres alados con ojos marrones. Todos ellos inhumanamente hermosos.
se había sacado el abrigo dejando a la vista otro par de orejas puntiagudas, que seguro que antes no estuvieron ahí, adornadas con pesados pendientes y una cara similar a la de las otras Archeron, pero con un halo indudablemente inmortal sobre ella.
Sin mencionar la ropa extraña y, por supuesto, la corona.
Repasé a la Archeron más joven antes de estudiar con mucho detenimiento y curiosidad a aquellos hombres.
«Machos» me dije recordando aquel último libro antiguo los nombraba como machos.
Ambos machos alados usaban en el dorso de las manos unas preciosas piedras que brillaban suavemente con lo que presumiblemente sería magia.
No pude evitar alcanzar la mano del más cercano para examinarlo de cerca.
El macho se tensó al primer contacto, girándose bruscamente y llamando la atención de todos en la habitación. Por alguna razón los sentidos feéricos de estos machos no parecían haberme notado hasta ese momento.
Quizás estaban demasiado ocupados sobreviviendo al escrutinio de Nesta.
Los ignoré —la advertencia mordida de Nesta incluida—, demasiado inmersa en mi propia curiosidad.
La mano entre las mías era tosca y dura —de alguien que la usaba para trabajar, supuse— y estaba cubierta por unas grotescas cicatrices que pude admirar de cerca.
Quemaduras, por el aspecto.
Estaba fascinada —aunque no ignorante de la tensión en la sala— por las manos de aquél macho, y luego por las preciosas piedras sujetas al dorso de estas.
—¿Qué son? —Pregunté alzando la mirada notando que los ojos del macho que retenía no eran marrones sino miel vibrante.
Un par de segundos pasaron antes de que la respuesta llegará en una voz profunda y, a su, vez suave.
—Se llaman sifones —Respondió él.
—¿Y para qué sirven? —No pude apartar la mirada de sus ojos mieles, completamente atrapada.
—Almacenan magia y la moldean—Mis ojos brillaron con conocimiento ante la mención de la magia.
—Sí que tienes magia, entonces —No era una pregunta. De todas formas, el macho asintió en respuesta —Pero no eres alto fae. ¿Que eres?
El macho estaba un poco sorprendido y confundido —aunque tratara de ocultarlo— ante mis preguntas. No esperaba este tipo de reacción una chica joven y pequeña como yo, suspuse. Mucho menos siendo mortal.
—Cassian y yo somos una raza de fae inferiores procedentes de las montañas en el norte de la corte noche —El macho sentía un extraño y recién descubierto placer en suplir la curiosidad de la joven.
—La Corte Noche es la que está al norte, ¿no es así?
Mi respuesta nunca llegó, pues nos vimos interrumpidos por el gruñido de Nesta.
—Te dije que no quería tu basura curiosa de faes en mi casa.
Todos se quedaron congelados en su lugar ante sus palabras. Me giré para mirar a Nesta, liberando al fin la mano del macho, que la sujetó con la otra como si la hubiera contaminado. Un poco herida por la acción, no pude evitar retroceder un paso de él. Quizá esa reunión no era tan buena idea.
Feyre devolvió la paz aclarando su garganta.
—Estas son mis hermanas Nesta y Elain Archeron —comenzó las presentaciones. Ellas no se inclinaron—, y ella es —se aclaró la garganta, incómoda de mencionar mi nombre — Beddor. —Fue más un murmullo que otra cosa. El macho sin alas —probablemente alto Fae— retrocedió un poco. Una leve mueca pasando rápidamente por su rostro.
«Genial incluso al otro lado del muro doy asco».
—Cassian —señaló al macho de los sifones rojos—, Azriel —que seguía sujetándose la mano como si le doliera que se la hubiese tocado— y Rhysand Alto Lord de la corte noche.
Eso me llamó la atención, apartando a un lado mi incomodidad por el rechazo y eliminando por completo mis ganas de marcharme.
¿Dos fae alados, un y una mujer mortal convertida en alto fae? Si estaban incómodos con su presencia, me daba completamente igual. Era demasiado bueno como para dejarlo pasar.
Recuperando la compostura, el Alto Lord de habló.
—Gracias por vuestra hospitalidad... y generosidad —El intento de sonrisa cálida estaba opacada por la tensión en su cuerpo.
Elain falló en una sonrisa cortes, por primera vez desde que la conocía. Nesta solo los repasó a todos antes de hablar.
—El cocinero ha dejado la cena en la mesa. Deberíamos comerla antes de que se enfríe. —Sin esperar aprobaciones, se dirigió a la mesa.
—Encantada de conoceros —Dijo con voz ronca antes de seguir a su hermana mayor.
Esa sería una cena interesante.
Y la primera que no tenía interés en perderse.
¡Hola, hola!
Se que dije que publicaría los viernes, pero ayer no pude. Pero no temáis, que no me he olvidado, así que aquí tenéis vuestro cap un poquito más tarde de lo prometido.
¡Nos leemos el lunes!
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Una Corte de Muerte y Sombras
FanfictionClare Beddor fue torturada y asesinada por Amaranta, su familia muerta en un incendio provocado en la casa familiar. O eso es lo que cree Feyre. Cuando Feyre regresa a la Casa Archeron tras los sucesos en la Corte Primavera, esta se entera del desti...