🐺Two is better than one🐺 (Kookmin)-OMEGAVERSE.- FINALIZADA-

🐺TRES: EL JEFE.🐺

Candy's era un editorial emergente cuyas oficinas se encontraban en un edificio alto con muchas otras oficinas. El acceso en la planta baja siempre estaba concurrido, trabajadores que iban y venían, algunos con tiempo y otros corriendo, los lectores de acceso no daban a basto y alguna de las máquinas dejaba de funcionar por algunos minutos. 

Minutos que algunos trabajadores no podían esperar, como era el caso de Park Jimin, que se había entretenido de más con su hermano y ahora andaba suplicándole a Gregory, uno de los hombres de seguridad que lo dejase pasar sin necesidad de leer su tarjeta identificativa. 

El alfa era débil a las súplicas del joven omega, así que cedió sin que tuviera mucho que insistir. Rió al verlo correr escaleras arriba cuando se dio cuenta de la cantidad de gente que esperaba por el único ascensor que funcionaba.

Oh, sí, su día pintaba desastroso.

Cuando llegó al décimo piso iba despeinado, sudando y creyó que se desmayaría en cualquier momento. Vivi pasaba con un montón de papeles por la puerta de entrada a su sección para hacer fotocopias y lo miró con las cejas arqueadas, él se apoyó contra la pared y le hizo un gesto con la mano para quitarle importancia. 

Justo cuando cerraba los ojos y trataba de respirar con normalidad, o más bien, de recuperar el aliento, Suno le dió un toque en el codo de lo más desagradable.

—Has llegado tarde, el jefe te estaba buscando hace dos minutos.

—Mierda.—Se incorporó tratando de verse de nuevo presentable y miró al omega de cabello corto con no muchas esperanzas.—¿Qué le dijiste? ¿Que estaba en el baño?

—Oh, Park, yo no miento. Le dije que saliste fuera en el descanso y aún no habías vuelto.

Chasqueó la lengua cuando su odioso compañero desapareció tras la pared y su amiga regresó a su lado con más papeles de los que llevaba antes.

—Es un rastrero. Ve a ver al jefe, por cinco minutos no te va a poner problemas.

Suspiró y le asintió a Vivi antes de dar media vuelta e ir en busca del despacho del jefe al otro lado de la planta décima. No habían sido cinco minutos, pero agradecía el apoyo de la castaña.

Las paredes de cristal del despacho dejaban ver al alfa en sus cincuenta observando algo en su ordenador. Era un tipo interesante, pero Jimin no caía en su juego, aunque el mayor más de una vez intentó enredarlo.

Suspiró de nuevo y tomó aire antes de llamar a la puerta cerrada y oír el permiso para pasar, no le pasó desapercibida la sonrisa del hombre cuando lo vio entrar, lo invitó a tomar asiento con una mano y que cerraba las persianas de plástico gris cuando se puso de pie.

Odiaba aquello.

 No era un secreto en la oficina, ni si quiera en el edificio entero, de que Hyun Bin era un experto conquistador y que pocos omegas se resistían a sus encantos. Tal vez Jimin era de los pocos que no caía en su red, pero eso no desanimaba al hombre, si no que le creaba mayor interés.

Y el hipócrita le había puesto a la empresa el nombre de su esposa.

—Lo siento, me entretuve con mi hermano.

El alfa olfateó el aire, caminando justo atrás del joven a paso lento, con sus manos tras la espalda baja. Notó que lo que decía su empleado era cierto, tenía cierto matiz a hierba buena y hacia un buen tiempo que sabía que ese aroma pertenecía al hermano mayor del muchacho. Sonrió.

—¿Sigue sin querer firmar con nosotros?

—Sabe que no, Namjoon es demasiado leal y cuadriculado, va a seguir con su editorial de siempre. Lo siento.