Ino no pudo evitar sonreír al ver al Mizukage vestido con su uniforme tradicional avanzar hacia un joven con el pelo tan brillante como el sol.
Por una vez, Kiri no estaba envuelta en niebla o bruma, sino que la luz del sol adornaba ahora la misteriosa tierra trayendo consigo esperanzas de un nuevo futuro.
Podía oír los gritos de toda la aldea que se había reunido alrededor de la torre del Kage.
Ante sus ojos se estaba escribiendo la historia por la que ella y su marido habían luchado tanto tiempo.
Los otros grandes espadachines ya habían recibido sus honores y ahora era el momento de que el más reciente y último miembro de su grupo recibiera el suyo.
Se quedó bastante sorprendida cuando la Mizukage entregó un haori de color blanco crudo a Naruto. El antiguo oficial Anbu aún llevaba la máscara, pero sus ojos delataban su curiosidad ante el regalo. Su nueva gran espada descansaba dentro de la vaina que colgaba de su cadera, mientras que una versión más pequeña de la misma hoja, parecida a un tanto, descansaba perfectamente sobre la espalda de Naruto.
Originalmente, Muramasa iba a tener dos grandes espadas gemelas, pero los herreros habían desaconsejado su uso. Muchos creían que los herreros querían que esa gran espada fuera única y que no se comparara con otra arma de la misma marca, pero por otro lado no podían desobedecer directamente los deseos de su Kage, así que se comprometieron a desarrollar una versión más corta de Muramasa, parecida a un tanto, hecha del mismo metal y del misterioso jutsu que hacía que estas espadas fueran tan poderosas.
En cierto modo, eso le vino mejor a Naruto, ya que ahora disponía de una gran espada para blandir en combate abierto y otra arma más corta del mismo calibre para ayudarle en el combate cuerpo a cuerpo en espacios reducidos.
Salió de sus pensamientos cuando su marido empezó a mirar el regalo que le había hecho su líder supremo.
A diferencia del pasado, cuando siempre iba vestido con el equipo Anbu, esta vez el rubio oficial había cambiado por fin de aspecto como aceptación de su nueva forma de vida y sus responsabilidades.
Llevaba una sencilla camisa negra de manga completa cubierta por unos pantalones azules y un par de botas de combate. Encima llevaba un chaleco antibalas de color gris, comúnmente usado por casi todos los shinobi kiri. En la frente llevaba una diadema gris similar que mostraba con orgullo el símbolo de su aldea. La única diferencia entre él y uno de los miles de shinobi que se encontraban en ese momento en las calles observando la ceremonia era su máscara y sus botas de combate.
Pero todo cambió cuando Naruto dejó caer el haori en toda su longitud antes de pasar el brazo derecho por la abertura del hombro. Muchos en la multitud jadearon de sorpresa y curiosidad cuando vieron dos cosas distintas en la espalda del haori.
La primera era el colorido del borde inferior del haori, del mismo color que la bandera de los Anbu blackops. Por si fuera poco, entre esos colores había grabado un pequeño símbolo de la unidad de operaciones especiales, un tributo especial de la Mizukage hacia la unidad que siempre había protegido a la aldea desde las sombras.
Ino no pasó por alto el sutil cambio en el lenguaje corporal de los escuadrones Anbu que vigilaban la ceremonia desde varios tejados. Durante un instante, sus hombros se hincharon de orgullo antes de volver a las sombras para cumplir con su deber como siempre habían hecho.
Ino no pudo evitar reconocer la inteligente decisión de Gengetsu Hozuki. Con un gesto tan sutil, había conseguido reafirmar la total lealtad de los Anbu Blackops hacia sí mismo.
Una poderosa ráfaga de viento sopló sobre la aldea haciéndola levantar una mano para protegerse los ojos y fue entonces cuando se fijó en la otra cosa notable en la parte posterior del haori que ahora llevaba completamente su marido.
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Naruto - El 7º Espadachín
RandomMi espada es tuya en la victoria y en la derrota", recordaba Naruto haber jurado estas palabras a la segunda Mizukage cuando se convirtió en uno de los temidos Siete. Juró defender Kiri, proteger a su pueblo y servir a su Kage hasta su último alient...