Naruto observó cómo la 501 empezaba a alejarse de la ciudad de Osaka, ahora en ruinas, tras haber robado todos sus recursos y objetos de valor, incluidos muchos de los aldeanos que ahora serían utilizados como esclavos en Kirigakure. Era una realidad espantosa de la guerra y con la que no se sentía cómodo, pero no tenía más remedio que obedecer si quería mantener su tapadera.
Y lo que era más importante, puesto que fue él quien masacró a media ciudad, no tenía derecho a llamar la atención a los shinobi kiri por tomar esclavos. Sería una hipocresía de primer orden.
Aun así, una parte de su corazón se entristeció por todo este conflicto.
Ya había vivido una gran guerra y ahora participaba en otra. Sólo que esta vez ya no tenía nada que perder y lo único que le hacía seguir adelante era la promesa que le había hecho a su hermano pequeño.
No importa el dolor que me sobrevenga, protegeré la aldea por la que moriste... Nagato. Protegeré a Uzu como hicieron padre, madre y tú, aunque eso signifique convertirme en el monstruo que soy hoy.
No obtendría recompensa ni reconocimiento por su servicio a la nación, posiblemente incluso moriría en el transcurso de esta misión y sería enterrado en una tumba sin nombre, pero ése era el destino que había aceptado. Porque un verdadero ninja protegía su hogar desde las sombras.
Permaneció en silencio incluso cuando otra persona se puso a su lado y se unió a él para observar la ciudad en ruinas.
Sus ojos se posaron en los aldeanos que habían quedado atrás mientras intentaban salvar lo que quedaba de sus hogares, muchos más se aferraban a sus muertos con sus lamentos de desesperación que perturbaban incluso al shinobi más curtido.
"¿No hay forma de que la gente viva sin conflictos?", preguntó Naruto vacilante, mientras su compañero lanzaba un suspiro.
"No lo creo. Este mundo está destinado al dolor mientras existan los humanos, por mucho que deseemos la paz siempre habrá otros entre nosotros que deseen la guerra. Tal es la naturaleza de nuestra raza, pues cada uno de nosotros está dividido por naciones, clanes, creencias y preferencias. Cada uno de nosotros cree que tiene razón y encuentra defectos en los demás. Mientras exista esa forma de pensar, seguirá habiendo guerras -respondió Ino con tristeza,
Vio cómo esas palabras golpeaban con fuerza a su compañero, que apretó los puños y cerró los ojos.
"Naruto..."
"Quiero que esta guerra termine para que nunca nazca gente como yo. Al mismo tiempo, sé que mis acciones sólo conseguirán que nazca más gente como yo. ¿Cómo puede existir semejante paradoja? Nunca podré perdonar a los que mataron a mi familia, pero hoy, en mi búsqueda de justicia, estoy haciendo lo mismo que le hicieron a mi familia. Aparte de mi deseo de proteger a mi aldea... ya ni siquiera sé quién soy" confesó Naruto miserablemente,
"Entonces no olvides quién eras"
Parpadeó y miró sorprendido a su mujer, que le dedicó una cálida sonrisa.
"Ambos somos personas despreciables que han hecho cosas terribles, todo en nombre de la protección de nuestro hogar. Tenemos que vivir con esta carga todos los días. Pero no tenemos por qué estar solos en este dolor, nadie más puede comprendernos, pero nos conocemos. Por eso quiero que confíes en mí y yo quiero confiar en ti. Juntos podemos soportar este dolor" le ofreció, mientras le miraba con aquella sonrisa.
"¿Cómo podemos hacerlo?", preguntó él vacilante,
Ella le ofreció su mano.
"Mi verdadero nombre es... Inoue Yamanaka, aunque mi familia siempre me ha llamado Ino, por el nombre en clave" presentó a la ninja cazadora con una sonrisa burlona,
ESTÁS LEYENDO
Naruto - El 7º Espadachín
RandomMi espada es tuya en la victoria y en la derrota", recordaba Naruto haber jurado estas palabras a la segunda Mizukage cuando se convirtió en uno de los temidos Siete. Juró defender Kiri, proteger a su pueblo y servir a su Kage hasta su último alient...